Paganini, el violinista que pactó con el diablo
Considerado por muchos como el mejor violinista de la historia, Niccolo Paganini murió un 27 de mayo de 1840 en la ciudad francesa de Niza. Desde el día de su muerte, y durante gran parte de su vida, la leyenda alrededor del violinista se intensificó. Y es que muchos creían que su forma endiablada de tocar, era fruto de un pacto con el diablo.
Diferentes teorías
Fue un periodista de la Gazzeta Piamontese quien definió a Paganini como un músico endiablado después de acudir a uno de sus conciertos: «tiene algo de diabólico, una habilidad casi sobrenatural. Muy a menudo su violín ya no es un violín. Es una flauta, es la limpísima voz de un canario bien amaestrado; supera las más incomprensibles dificultades con una facilidad indecible».
Ante tal despliegue técnico, muchos se preguntan qué hizo Paganini para que, incluso después de muerto, las autoridades eclesiásticas de Niza se negaran a darle sepultura religiosa y él mismo rechazara a un sacerdote en el lecho de muerte.
Son muchas las leyendas que se han escrito sobre el personaje, y todas tenían que ver con un supuesto pacto con el diablo.
Cuentan que fue a su madre, Teresa Bocciardo, a quien el demonio visitó para advertirle sobre las capacidades de su hijo con el violín. Paganini tenía cinco años y su padre comenzó a obligarlo a tocar el instrumento durante más de diez horas diarias.
Otros, fomentan otra teoría diferente, destacando que fue el propio genovés el que ofreció su alma al diablo para ser el mejor tocando el violín.
Leyendas y teorías a un lado, lo cierto es que los movimientos casi imposibles de su mano en el violín, su capacidad técnica, su físico castigado y una vida llena de placeres ocultos, convirtieron a Paganini en leyenda.
Mujeres y juego
A pesar de tener la capacidad de tocar el violín como los ángeles, Paganini mostró su maestro interés en la diversión, la bebida, el juego y las mujeres.
Con 16 años de edad, su vida dedicada a estos placeres le obligaron a vender su propio violín. Cuentan que gracias a un fan, logró hacerse con su famoso Guarnerius, fabricado por Giusseppe Guarnero, el más famoso lutier italiano de la época.
Pero su vida fue, sobre todo, dedicada a las mujeres. A pesar de no tener un físico envidiable, Paganini lograba conquistar casi a cualquier mujer. Esto le llevó incluso a la cárcel.
Además, las crónicas de la época lo describen como un tipo de aspecto lúgubre, que siempre vestía de negro y que era capaz de mover las articulaciones lateralmente con una elasticidad fuera de lo común.
Nunca se pudo demostrar si fue cierto el pacto con el diablo, pero la leyenda siempre persiguió a Paganini ya que su forma de tocar no podía ser de este mundo terrenal.