Las leyendas perdidas de la España romana: en busca de los mitos perdidos
Las leyendas perdidas de la España romana son un tesoro que merece ser rescatado y compartido con el mundo.
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Un pueblo increíble y desconocido de España
La conquista de la Península Ibérica por el implacable Imperio Romano dejó una huella imborrable en el legado cultural y las estructuras sociales y económicas de la España romana, entonces conocida como Hispania. La conquista de Hispania fue un proceso largo y costoso debido a las diversas organizaciones tribales que habitaban en este territorio.
Los romanos llegaron a la península en el año 218 a. C. para enfrentarse a los cartagineses, justo al inicio de lo que fue la Segunda Guerra Púnica. El objetivo de los romanos no era otro que dominar los territorios de la fachada mediterránea. Pero más allá de su interés por apropiarse de esta valiosa posición estratégica y sus riquezas minerales, lo que buscaban los romanos era enriquecer su legado con el mosaico cultural que caracterizaba a Hispania.
La historia de la España romana, que tuvo lugar entre los siglos III a. C. y IV d. C., está repleta de mitos y leyendas desconocidas que fueron reseñadas por los historiadores romanos Justino y Pompeyo de Trogus en el texto “Leyendas de Hispania”.
Las leyendas perdidas de la España romana
La leyenda de las yeguas en la tierra de la Lusitania
Según cuenta la leyenda, en las tierras de la Lusitania las yeguas concebían a sus crías por el viento. La misma tuvo su origen, probablemente, por el hecho de que en la zona noroeste de Hispania (entre Lusitania y Galicia) había gran cantidad de manadas de yeguas y caballos que se distinguían por su velocidad. Los autores creen que por este motivo nació la leyenda de que estos animales eran hijos de yeguas y el viento.
El mito de los pueblos galaicos
Los autores también relatan el origen mítico de los pueblos galaicos, los cuales se les ligaba con un origen griego. Según explica Justino, un héroe de la guerra de Troya, Teucro, terminó por establecerse en Galicia después de un largo trayecto en distintos territorios.
Este tipo de leyendas, en las que un héroe (generalmente griego) acababa estableciéndose en un lugar, dando origen a un pueblo, eran muy comunes en la antigüedad. Sobre todo, porque era una manera de legitimar o dar un origen de mayor alcurnia a un pueblo.
La leyenda perdida sobre los yacimientos mineros
Otra de las leyendas perdidas de la España romana contada por Justino era la de que con sólo arar la tierra en Hispana ya se podía ver oro. Ciertamente, la región de la península en la antigüedad se caracterizaba por ser rica en yacimientos mineros en comparación con otras regiones mediterráneas.
En el relato se menciona la existencia de una montaña sagrada que los nativos no podían excavar, tal vez por la doctrina de una religión, salvo cuando los rayos del sol dejaban el mineral al descubierto. Probablemente, los nativos sólo se limitaban a explotar las vetas exteriores de la montaña porque no tenían una minería muy desarrollada en aquella época.
Otro de los aspectos que se destacan en esta leyenda, era que en Hispana las mujeres se dedicaban al hogar y la labranza, mientras que los hombres se encargaban del pillaje y las armas. Por último, mencionan la calidad del hierro de esa zona y de los ríos para templar el metal y endurecerlo.
La leyenda de las islas y pastos del Reino de Gerión
Según esta leyenda, en el sur de Hispania había una región que estaba formada por varias islas y abundantes pastos, donde se encontraba un gran ganado. Esta región se trataba del mítico Reino de Gerión, el gigante de tres cabezas al que se enfrentó Heracles con el fin de robarle su ganado, como una de sus 12 pruebas.
La zona de pastos e islas a la que hace referencia la leyenda, se trata de las actuales provincias de Cádiz, Sevilla y Huelva, en las cuales había una especie de ría con varias islas y una tierra muy fértil. Este fenómeno se debía al hecho de que, en épocas antiguas, el nivel del agua de la depresión del Guadalquivir era bastante alto.
A lo largo del texto las “Leyendas de Hispania” los autores desvelan cómo los griegos y los romanos le dieron a las diferentes regiones y pueblos de la España romana, orígenes y leyendas con unas características griegas u orientales, divulgando con su imaginario las demás regiones de culturas diferentes.
Cibeles
Uno de los mitos más conocidos de la época es el de la diosa Cibeles, también conocida como la Madre de los Dioses, cuyo culto era muy popular en la antigua Hispania. Se creía que Cibeles era la protectora de la fertilidad de la tierra y de la vida selvática, y se le rendía culto a través de ceremonias y rituales en los que se sacrificaban animales en su honor.
Más diosas
Otro mito perdido de la España romana es el de la diosa Ataecina, también conocida como la diosa de la Luna. Se creía que Ataecina era la protectora de la noche y de los secretos ocultos, y se le rendía culto en santuarios situados en lugares apartados de la civilización. Se decía que aquellos que se aventuraban a adorar a Ataecina eran bendecidos con la sabiduría y la protección de la diosa.
Seres mitológicos
Además de los dioses y diosas, en la España romana también se creía en seres mitológicos como los faunos y las ninfas, seres de la naturaleza que habitaban en bosques y ríos. Se decía que los faunos eran seres traviesos que disfrutaban de asustar a los viajeros que se adentraban en los bosques, mientras que las ninfas eran seres bondadosos que protegían la naturaleza y a los animales que en ella habitaban.
Gracias a investigaciones arqueológicas y estudios históricos, se han podido recuperar algunos de estos relatos perdidos y darles una nueva vida en el imaginario colectivo.
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