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Guerra entre Israel e Irán: historia de un conflicto marcado por tensión nuclear y poder regional

El momento actual de la relación entre Irán e Israel es de máxima tensión, pero también de cálculo cuidadoso.

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Israel e Irán
Guerra entre Israel e Irán.
Francisco María
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El conflicto entre Israel e Irán ha tenido altibajos a lo largo de varias décadas. Hasta hace poco, no se había manifestado como una guerra convencional, sino como una serie de enfrentamientos indirectos, tensiones diplomáticas, amenazas mutuas y ataques encubiertos.

¿Cuál es el origen del conflicto entre Israel e Irán?

Antes de 1979, Irán e Israel mantenían una relación diplomática y estratégica cordial. Durante el régimen del sha Mohammad Reza Pahlavi, Irán reconocía al Estado de Israel y compartía intereses comunes. Incluso existía colaboración en materia nuclear civil.

Todo cambió con la Revolución de 1979. Con la instauración de la República Islámica, Israel fue declarado enemigo del islam. La nueva perspectiva iraní promovía su desaparición como Estado.

Las relaciones diplomáticas se rompieron inmediatamente y se creó un clima de hostilidad. Desde entonces, Irán apoya causas como la palestina y se ha negado a reconocer a Israel. Así mismo, ha respaldado a organizaciones armadas contrarias a estado judío.Programa nuclear Irán

Primeros enfrentamientos indirectos (1980–2000)

Son varios los enfrentamientos indirectos protagonizados por Irán e Israel, desde los años 80. En 1982, en plena guerra civil libanesa, Teherán apoyó la creación de Hezbolá. Esta es una milicia chií que se convirtió en su principal brazo armado en la región. Irán la convirtió en una herramienta para hostigar a Israel sin enfrentarlo directamente.

Durante los 80 y 90, Hezbolá lanzó varios ataques desde el sur del Líbano contra Israel, que este último repelió. Estos enfrentamientos marcaron el comienzo de una guerra, con Líbano como un campo de batalla indirecto.

En 2006 se produjo una guerra entre Israel y Hezbolá. Irán actuó como proveedor de armas, entrenamiento y financiamiento a la milicia. Obtuvo, en la práctica, una victoria militar jamás reconocida por Israel. Este episodio consolidó a Irán como la principal amenaza regional para Israel.

Escalada nuclear y sanciones (2000–2015)

Desde el año 2000, la comunidad internacional planteó sospechas sobre carácter militar del programa nuclear iraní. El descubrimiento de instalaciones secretas en Natanz y Arak en 2002 generó alarma y desencadenó una ola de sanciones.

Israel consideró el programa nuclear iraní como una amenaza existencial. Desde entonces, ha dejado claro que, de ser necesario, actuará militarmente para evitar el desarrollo de armas nucleares en Irán.

En 2015 se firmó el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA), en el que Irán acordó limitar su programa nuclear a cambio del levantamiento de sanciones. Sin embargo, el pacto solo ofreció una breve pausa en la escalada.

Ruptura del acuerdo y nueva tensión (2018–2023)

La administración de Donald Trump se retiró del JCPOA en 2018, reinstaurando las sanciones a Irán. Como respuesta, Teherán reanudó el enriquecimiento de uranio. En paralelo, Israel intensificó su guerra encubierta. Realizó ciberataques en colaboración con EE.UU. que afectaron instalaciones nucleares iraníes.Israel

En 2020 fue asesinado Mohsen Fakhrizadeh, considerado el cerebro del programa nuclear iraní. Israel no confirmó su participación, pero sobraban las palabras.

Durante estos años, Israel adelantó múltiples ataques aéreos en Siria contra posiciones de milicias proiraníes. Irán, por su parte, siguió fortaleciendo su presencia en la región mediante el apoyo a aliados en Irak, Siria, Gaza y el Líbano.

El conflicto como guerra no declarada

El conflicto ha estado marcado por un constante cruce de ciberataques. Irán también ha realizado ataques digitales a infraestructuras israelíes. La guerra tecnológica se convirtió en uno de los principales frentes.

Ambos países han utilizado el territorio de terceros para adelantar su confrontación. Siria, en particular, se transformó en un espacio clave para la presencia militar iraní y los bombardeos israelíes.

Tanto Irán como Israel mantienen una retórica bélica. Las declaraciones oficiales alimentan un clima de hostilidad y refuerzan la idea de que un conflicto abierto podría estallar en cualquier momento.

En 2024 y 2025, la situación ha ido escalando. Hubo ataques directos entre ambos países, así como participación abierta de EE.UU. Aunque no hay una declaración formal de guerra, los hechos hablan por sí solos.

El momento actual de la relación entre Irán e Israel

El año 2024 estuvo marcado por un punto de inflexión significativo: el ataque sin precedentes de Irán con drones y misiles directamente sobre territorio israelí en abril, en respuesta a un bombardeo atribuido a Israel contra el consulado iraní en Damasco. Aunque la mayoría de los proyectiles fueron interceptados con la ayuda de Estados Unidos, Reino Unido y otros aliados, el ataque marcó una escalada inédita y puso de manifiesto la disposición de Irán a responder con fuerza. Israel, por su parte, respondió con ataques puntuales en suelo iraní, en lo que muchos analistas describen como una estrategia de disuasión calibrada.

Ambos países mantienen ahora una postura de alta tensión, con las fuerzas armadas en estado de alerta y una retórica cada vez más agresiva. Sin embargo, también existe una contención estratégica: Irán busca evitar una guerra abierta que podría poner en peligro su régimen y sus avances regionales, mientras que Israel, aunque presionado internamente, también teme verse envuelto en un conflicto regional amplio que involucre a Hezbolá y otras milicias respaldadas por Teherán.

En este delicado equilibrio, las potencias internacionales juegan un rol clave. Estados Unidos, aliado firme de Israel, ha reforzado su presencia militar en la región y sostiene contactos con países del Golfo y Europa para contener a Irán. A la vez, intenta evitar una escalada que arrastre a sus tropas a una nueva guerra. Rusia y China, por su parte, apoyan diplomáticamente a Irán y critican lo que consideran una política agresiva por parte de Israel y sus aliados.

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