Irán amenaza con salirse del Tratado de No Proliferación Nuclear tras los ataques de Israel
El Tratado de No Proliferación Nuclear, firmado por Irán, compromete al país a no desarrollar armamento atómico


El pulso entre Irán e Israel alcanza su punto más crítico. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores iraní, Esmaeil Baghaei, ha confirmado este lunes que el Parlamento del país está elaborando un proyecto de ley para abandonar el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), una amenaza de enormes proporciones que responde directamente a los ataques israelíes de la pasada madrugada.
La escalada militar, que comenzó en la noche del jueves al viernes con los bombardeos israelíes y que se ha prolongado hasta hoy con la respuesta iraní mediante misiles balísticos, ha dejado un balance devastador: 23 israelíes muertos y más de 200 heridos, frente a 224 víctimas mortales en territorio iraní y más de un millar de heridos.
La amenaza iraní de retirarse del tratado nuclear representa un punto de inflexión en la crisis de Oriente Medio. Baghaei ha insistido en que Teherán «sigue oponiéndose al desarrollo de armas de destrucción masiva», pero la preparación de esta ley parlamentaria envía un mensaje inequívoco a la comunidad internacional sobre las intenciones del régimen de los ayatolás.
El Tratado de No Proliferación Nuclear, firmado por Irán, compromete al país a no desarrollar armamento atómico. Su posible abandono abriría la puerta a una carrera nuclear sin precedentes que amenazaría a todos los enemigos de la república islámica.
La relación nuclear entre Occidente e Irán no siempre fue conflictiva. En 1957, Estados Unidos lanzó un programa nuclear conjunto con Teherán cuando el Sha, monarca prooccidental, gobernaba el país y ambas naciones mantenían una sólida alianza estratégica.
Durante los años 70, con el respaldo estadounidense, Irán desarrolló su programa de energía nuclear. Sin embargo, todo cambió radicalmente en 1979 con la Revolución Islámica que derrocó al Sha y transformó Irán en una república teocrática.
Ante esto Estados Unidos retiró inmediatamente su apoyo al programa nuclear iraní, y desde entonces las potencias occidentales han mantenido el temor de que el régimen pueda utilizar su infraestructura nuclear para producir armas atómicas mediante el enriquecimiento de uranio a niveles militares.
Las principales instalaciones nucleares iraníes se concentran en cuatro ubicaciones estratégicas: Natanz, Fordow, Isfahán y Bushehr. Estas plantas han sido objeto de múltiples inspecciones internacionales y han estado en el centro de las negociaciones diplomáticas durante décadas.
El régimen iraní ha mantenido desde hace décadas que no busca construir armas nucleares y que su programa tiene fines exclusivamente civiles. Su adhesión al tratado de la ONU suponía hasta ahora una garantía internacional de que no desarrollaría capacidad militar nuclear.