La conquista de Navarra: la guerra olvidada entre hermanos en la península ibérica
La conquista de Navarra es un recordatorio de las profundas divisiones y rivalidades que han marcado la historia de España.
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La conquista de Navarra fue un proceso bastante complejo que abarcó desde 1512 hasta 1529. Se caracterizó por la implementación sucesiva de campañas militares, negociaciones diplomáticas, represión política y cambios institucionales.
Al final, Navarra dejó de ser un estado independiente. Se dividió en dos partes: la Alta Navarra, que pasó a formar parte de la monarquía española en 1515; y la Baja Navarra, que se adhirió a la monarquía francesa en 1620. Con el tiempo, ambas zonas perdieron su autonomía por completo.
Antecedentes históricos
A principios del siglo XVI, Francia y España luchaban por la supremacía en Europa. En concreto, Luis XII de Francia y Fernando el Católico de España competían por el control del reino de Nápoles y el ducado de Milán.
Mientras tanto, en Navarra, las luchas entre los beaumonteses y los agramonteses por el control del poder se mantenían vigentes desde mediados del siglo XV. En 1507, los reyes Juan y Catalina de Navarra lograron expulsar a los beaumonteses del reino con ayuda de los agramonteses.
Entre 1510 y 1511, Luis XII obtuvo varios éxitos militares en Italia y convocó a un concilio en para limitar la autoridad papal y presionar a la Santa Sede. En respuesta, el Papa Julio II formó la Santa Liga contra Francia. Después de muchos avatares, Francia perdió el ducado de Milán en junio de 1512.
Tanto Fernando el Católico como Luis XII deseaban debilitar el reino navarro. Durante varios años, los reyes Juan y Catalina evitaron las presiones de ambas potencias mediante una “política de balancín”. Sin embargo, entre 1511 y 1512, su posición se volvió insostenible.
La invasión de Navarra
Ante la situación de presión creciente, los navarros y Luis XII firmaron el tratado de Blois en 1512. Luis XII devolvió algunas posesiones navarras y reconoció su soberanía en el Bearn. Los navarros, por su parte, se comprometieron a no permitir el paso de ejércitos enemigos de Francia por su territorio.
Fernando el Católico aprovechó esta situación para actuar rápidamente. La situación le dio el pretexto perfecto para invadir Navarra, lo cual hizo en 1512. Después, designó un virrey para ejercer el gobierno político-militar y un regente para dirigir el judicial. Los navarros implementaron varias acciones de resistencia.
España incorporó Navarra a Castilla en 1515. Tras la muerte del rey Fernando, se produjo un intento independentista por parte de los navarros que fue rápidamente sofocado por las fuerzas españolas.
En 1521, un conflicto entre Carlos I de España y Francisco I de Francia desencadenó un alzamiento en Navarra, respaldado por tropas francesas. La guerra se intensificó con la conquista de varias ciudades por parte de los franco-navarros, pero la situación cambió con la victoria de las tropas imperiales en la Batalla de Noáin en junio del mismo año.
Una resolución compleja
El rey Carlos I consolidó su control sobre Navarra, ordenando la demolición de fortalezas y la confiscación de bienes. También nombró un nuevo virrey. La resistencia navarra continuó en forma de guerrillas, pero en octubre de 1523, Carlos I lanzó una gran ofensiva que culminó con éxito en febrero de 1524.
Este evento marcó el fin de la resistencia navarra y la integración efectiva de Navarra en los dominios de la corona de Castilla, bajo el reinado de Carlos I.
La división de Navarra se consolidó cuando, después de varios conflictos y tratados, Baja Navarra quedó bajo control español. Entre tanto, la Alta Navarra mantuvo cierta autonomía y conservó su estatus de reino independiente durante un tiempo. Sin embargo, gradualmente perdió su independencia a manos de Francia y España, y finalmente fue incorporada a estos dos países en el siglo XVII.
En 1841, Navarra perdió su estatus de reino y se convirtió en una provincia, aunque mantuvo ciertas prerrogativas fiscales y administrativas. En 1982, se acordó el Amejoramiento de Navarra, que configuró la actual Comunidad Foral de Navarra.
La trascendencia del conflicto
La conquista de Navarra fue un episodio sangriento y traumático para sus habitantes, que se vieron obligados a aceptar la autoridad de un nuevo monarca extranjero y a renunciar a su independencia. Muchos navarros se vieron obligados a exiliarse o fueron sometidos a duras represalias por parte de las tropas castellanas, que saquearon y destruyeron numerosas localidades en su avance por el territorio.
A pesar de la brutalidad de la conquista, la resistencia de los navarros no se apagó fácilmente. Durante décadas, surgieron numerosos movimientos de resistencia que lucharon por la restauración de la independencia de Navarra, aunque sin éxito. La cultura y la identidad navarra, sin embargo, lograron sobrevivir a pesar de la opresión y la represión a la que fueron sometidos.
Hoy en día, la conquista de Navarra sigue siendo un episodio controvertido en la historia de la península ibérica. Para algunos, fue un acto de legítima defensa por parte de Castilla ante las ambiciones expansionistas de Navarra. Para otros, fue una injusticia que acabó con la independencia de un pueblo orgulloso de su historia y su cultura.
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Conquista de Navarra en la historiografía de la Edad Moderna
Temas:
- Historia de España