¿Cómo fue y qué ocurrió realmente en la explosión de Brescia?
La explosión de Brescia en 1769 fue un evento devastador que marcó la historia de Italia y que dejó una profunda huella en la ciudad.
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La explosión de Brescia también conocida como “el rayo de Brescia” pasó a la historia por ser una de las tragedias más impactantes y devastadoras. El 18 de agosto del año 1769, cerca de 3000 personas murieron a causa de una terrible explosión que destruyó casi de forma instantánea las torres y los edificios que se encontraban en las inmediaciones.
El entorno
Brescia, una ciudad ubicada en la región de Lombardía, era conocida en aquella época por ser un importante centro industrial y comercial. Sus calles estaban llenas de vida y movimiento, con sus habitantes dedicados a diversas actividades económicas que impulsaban el desarrollo de la región. Sin embargo, todo cambiaría en un instante el 30 de marzo de 1769.
Ese fatídico día, una serie de explosiones sacudieron la ciudad de Brescia, causando una devastación sin precedentes.
¿Cómo fue la fatídica explosión de Brescia?
Las causas exactas de la explosión de Brescia en 1769 aún no están claras, pero se ha especulado que pudo haber sido provocada por un incendio en un depósito de pólvora situado en el centro de la ciudad. La falta de medidas de seguridad y la precaria infraestructura de la época habrían contribuido a la magnitud del desastre, que dejó a la ciudad sumida en el caos y la desolación.
El rayo provocó un incendio que alcanzó el polvorín, donde se guardaban más de 100 toneladas de pólvora. Esto desencadenó una brutal explosión que hizo saltar la iglesia por los aires, arrojando cascotes de piedra hasta un kilómetro de distancia y rompiendo en pedazos los cristales de las ventanas de toda la urbe.
La explosión destruyó los edificios de los alrededores y afectó a una sexta parte de la ciudad, la cual quedó reducida a escombros y ruinas. Se estima que, tras la explosión, aproximadamente 3000 personas perdieron la vida y 800 personas más resultaron heridas, convirtiéndose en una de las tragedias más mortales de la historia de Italia. Los daños materiales también fueron catastróficos, con numerosos edificios destruidos y miles de personas quedando sin hogar.
¿Por qué el “rayo de Brescia” fue una explosión de esta magnitud?
Una de las razones por las que se produjo esta catástrofe se debió al depósito de pólvora. En aquella época, almacenar pólvora en el interior de las iglesias era una práctica muy habitual, pues se tenía la errónea idea de que las campanas podían impedir la caída de los rayos.
De hecho, muchos miembros del clero creían que el Diablo podía manifestarse a través de fenómenos meteorológicos extremos, como los rayos. Dichas entidades malignas también buscaban ingresar a lugares sagrados como las iglesias, de ahí que las campanas sirvieran para espantar a los demonios.
Cabe mencionar que en muchas culturas los rayos son considerados algo divino y no un elemento producto de varias reacciones naturales. En la mitología nórdica, el rayo es representación del dios Thor, mientras que en la mitología griega el dios del rayo es Zeus. Si bien estas creencias fueron desapareciendo con el tiempo, en Europa los rayos fueron considerados como una señal de castigo por parte de Dios por muchos años.
Reconstrucción
Tras la explosión, la ciudad de Brescia se vio obligada a reconstruirse y a enfrentar las secuelas de la tragedia. Muchas familias perdieron a sus seres queridos y a sus medios de vida, generando una profunda crisis humanitaria en la región. La solidaridad de otras ciudades italianas y de países vecinos fue fundamental para ayudar a los damnificados y para iniciar la reconstrucción de Brescia.
El impacto de la explosión de Brescia en 1769 no solo se sintió a nivel local, sino que tuvo repercusiones a nivel nacional e internacional. El suceso puso en evidencia la necesidad de mejorar las normas de seguridad en las industrias y de fortalecer la infraestructura de las ciudades para prevenir futuras tragedias. Además, generó un debate sobre la responsabilidad de las autoridades y de las empresas en la protección de la vida de los ciudadanos.
El pararrayos de Benjamin Franklin
Tras la catástrofe de la explosión de Brescia, se desmintió la creencia de las campanas y se buscó otras alternativas, siendo la más importante la implantación de los pararrayos.
El pararrayos fue un invento del estadounidense Benjamin Franklin que se había puesto en práctica dieciséis años antes, en 1753, despuésde documentar sus fundamentos en la obra “Experimentos y observaciones sobre electricidad”. Tras difundirse por toda norte América, no tardó mucho en llegar a Europa, pero en el viejo continente no fue visto de la misma manera.
Desde un principio, el uso del pararrayos no era del agrado de los católicos y se dice que la Iglesia Católica se negó a reconocer la utilidad del invento, citando una frase apócrifa: «¿Quién osa entrometerse en los designios de la naturaleza, obra del Altísimo?».
Según la fe cristiana, la naturaleza y sus efectos solamente podían ser controlados por Dios y el hecho de que este artefacto interfiriera en un elemento natural y divino como un rayo, no les pareció una gran idea. No obstante, los acontecimientos obligaron a la iglesia a cambiar de opinión.
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