Ruta para un verano entre viñedos

Bodegas

Pocas cosas definen a España como su capacidad para acoger visitantes. Somos un país de anfitriones, de plazas llenas, de sobremesas eternas y de turistas que vuelven, no solo por el clima, sino por algo más difícil de medir: el carácter. El turismo es, desde hace décadas, uno de los motores más potentes de nuestra economía y uno de los rostros más reconocibles de nuestro modo de vida. Y dentro de ese universo de maletas, mapas y reservas anticipadas, hay un formato que manda sobre todos los demás: el destino de sol y playa.

El turismo estival, que llena las costas de norte a sur, es el buque insignia de la oferta nacional. Hotel, tumbona, chiringuito y paella a pie de arena es una fórmula que le encanta tanto al turista nacional como internacional. Y funciona, claro. Pero también empieza a mostrar síntomas de agotamiento para una parte del público que, sin renunciar al disfrute, busca otra manera de pasar sus merecidos días de descanso.

Mientras algunos destinos emblemáticos padecen ya cierto desgaste, otras rutas menos transitadas se abren paso con propuestas que suman cultura, paisaje y autenticidad. En ese cambio de paradigma, el enoturismo se perfila como una alternativa real —y en alza— para quienes desean explorar España desde otro punto de vista. Lo que hasta hace unos años era una rareza para sibaritas ha ido consolidándose como una categoría turística con identidad propia. Si este verano se plantea un viaje distinto y siente, aunque sea de forma incipiente, cierta atracción por el universo del vino, conviene saber que hay denominaciones de origen en España cuya propuesta enoturística ha alcanzado un nivel de madurez y autenticidad que bien merece la visita. Lo que sigue no es un catálogo al uso, sino una invitación —breve pero selectiva— a recorrer algunos de esos territorios.

Si este verano el calendario lo sitúa en la espléndida provincia vallisoletana, conviene tener presente una parada que va más allá de la copa de rigor: Cepa 21, la bodega ribereña capitaneada por José Moro, que ofrece una de las propuestas más atractivas del enoturismo castellano. A las experiencias ya conocidas Raíces y Maridaje Tinto Fino, se suma ahora Brunch y Vino, un plan dominical que invita a saborear lo mejor del restaurante Cepa 21 entre viñedos. Domingos diferentes en la Ribera del Duero que arrancan con un recorrido por la finca y las instalaciones y que culminan con un brunch maridado con varios de sus vinos como Hito y Cepa 21.

viñedos; enoturismo; bodegas
Bodegas Cepa 21. (Imagen cedida)

Y si el itinerario le mantiene dentro de Castilla y León, merece la pena desviarse hacia la provincia de Zamora, donde Bodegas Monte La Reina, en pleno corazón de la D.O. Toro, ofrece una propuesta enoturística pensada para todos los perfiles. Bajo la dirección de rompedora bodeguera Carolina Inaraja, la finca cuenta con un modelo de visita flexible y sensorial, que permite al visitante descubrir Toro desde un punto de vista distinto, más humano, más amable y también más actual. Una forma de conocer esta D.O desde dentro, con la certeza de estar ante un proyecto que pisa con fuerza y gran criterio.

viñedos; enoturismo; bodegas
Bodega Monte la Reina. (Imagen cedida)

Y si lo suyo son los vinos con pedigrí y tiene disposición —y combustible— para recorrer algunas de las zonas vitivinícolas más emblemáticas del país, conviene no pasar por alto la propuesta de Bodegas y Viñedos del Marqués de Vargas.

viñedos; enoturismo; bodegas
Bodegas Marqués de Vargas. (Imagen cedida)

Su proyecto enoturístico se articula en torno a una trilogía geográfica de gran peso simbólico: Rioja, Ribera del Duero y Rías Baixas. En La Rioja, Marqués de Vargas ofrece una inmersión en la tradición vitícola desde una perspectiva familiar y ligada al viñedo histórico. En la Ribera, Conde de San Cristóbal presenta una lectura más contemporánea del tinto castellano, marcada por el equilibrio y la modernidad. Y ya en Galicia, Pazo de San Mauro despliega su propuesta en un entorno natural de extraordinaria belleza, donde la viticultura atlántica imprime un carácter singular a cada copa.

viñedos; enoturismo; bodegas
Bodegas Conde de San Cristóbal. (Imagen cedida)

Estos proyectos demuestran que, más allá del sol y la postal de rigor, España ofrece al viajero un mapa enológico rico en matices. Bodegas como estas son la prueba de que hay veranos que se recuerdan más por lo vivido que por lo fotografiado. Brinde por ello.

Lo último en Gastronomía

Últimas noticias