En Jaén es un manjar, pero en el resto de España no pueden ni verlo: un plato típico no apto para aprensivos

Andalucía es una de las regiones con mayor riqueza gastronómica de España, fruto de siglos de historia y mestizaje cultural. Su cocina combina productos del mar y del interior, con ingredientes sencillos pero llenos de sabor. El aceite de oliva virgen extra, base de muchos platos, es el protagonista indiscutible.
Tapas, guisos tradicionales, pescados fritos y dulces con herencia árabe forman parte de su identidad culinaria. Cada provincia aporta recetas únicas, como el salmorejo cordobés, el gazpacho andaluz o el cazón en adobo gaditano.
En la provincia andaluza de Jaén, la cocina tradicional conserva recetas que forman parte de su identidad cultural. Una de ellas, aunque es poco conocida fuera de la región, despierta fuertes reacciones: amor entre quienes crecieron comiendo este plato y cierto rechazo entre quienes lo descubren por primera vez.
Se trata de un guiso que aprovecha una parte del pollo que muchos desechan. No obstante, para los jienenses es considerada una auténtica delicia. ¿Quieres saber de cuál se trata y cómo puedes prepararlo?
Éste es el plato típico de Jaén que fuera de esta provincia no se atreven a probar
Esta receta nace en tiempos en los que había que alimentar a muchas bocas y había pocos recursos. En los hogares de Jaén, nada se desperdiciaba. Las patas del pollo, con alto contenido en colágeno y sabor, se convertían en la base de un guiso nutritivo, sabroso y económico.
Su consumo era habitual en épocas difíciles y, con el tiempo, se convirtió en un plato tradicional.
Cómo se cocina un plato de patas de pollo: ésta es la receta que debes seguir
Para cocinar patas de pollo, lo primero que tienes que hacer es comprar los siguientes ingredientes:
- 1 kilogramos de patas de pollo limpias.
- 1 cebolla grande.
- 1 tomate.
- 1 cabeza de ajo entera.
- 1 hoja de laurel.
- 1 pimiento rojo seco.
- 1 chorizo casero.
- 1 guindilla.
- Azafrán.
- Pimentón dulce.
- Sal.
Pasos para cocinar patas de pollo
El proceso para elaborar este plato lento, pero vale la pena. Primero, tienes que hacer un sofrito a base de cebolla, pimiento y tomate que da inicio al guiso. Luego, se añade el pimentón con cuidado, seguido de las patas, que se rehogan brevemente antes de incorporar agua suficiente.
La cocción a fuego lento durante una hora (o 30 minutos en olla rápida) permite que la gelatina natural de las patas dé cuerpo al caldo. Posteriormente, se retiran los sólidos, se tritura la base y se reincorporan junto al chorizo y el azafrán para un último hervor. El resultado es una salsa densa, llena de sabor y perfecta para mojar pan.
Este plato aporta numerosos beneficios nutricionales. Es rico en colágeno (ideal para las articulaciones y la piel) y contiene minerales como el calcio, el fósforo y el magnesio. Además, su textura gelatinosa y su sabor profundo lo convierten en una propuesta reconfortante y nutritiva.
En Jaén, este guiso es parte de su ADN. Puede que en otras regiones este plato genere rechazo, pero quienes se atrevan a probarlo descubrirán un plato lleno de historia y sabor.