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Esta es la única razón por la que nos dan a probar el vino antes de servirlo

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Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Cuando vamos a comer a un restaurante y pedimos vino, es muy habitual que el camarero nos enseñe la botella que hemos elegido y nos pregunte quién va a probar la bebida. Se trata de una situación en la que muchos de nosotros nos sentimos en un apuro porque tendemos a creer que lo que el camarero quiere saber es nuestra opinión sobre el vino, pero no es así.

Se da por supuesto que hemos seleccionado un vino que es de nuestro agrado, así que nadie espera que vayamos a devolverlo si no nos convence. Por lo tanto, la razón por la que nos dan a probar el vino antes de servirlo no tiene nada que ver con nuestra opinión.

Según explican los expertos, lo que espera el camarero es confirmar que el vino no tiene ningún tipo de imperfección. Un sumiller huele el corcho al abrir la botella y hace una pequeña prueba, pero es el cliente quien debe degustarlo para dar el visto bueno.

Un vino, aunque sea de una bodega de renombre, puede salir estropeado o malo por algún motivo, como por ejemplo que se haya estropeado el corcho. Teniendo esto en cuenta, si a la hora de probar el vino antes de que nos lo sirvan nos damos cuenta de que no sabe bien, podemos decírselo al camarero para que nos lo cambie.

En definitiva, la razón por la que los restaurantes dan a probar el vino a los clientes es para comprobar que está en buen estado. Al camarero no le interesa saber nuestra opinión, sólo si el vino no ha salido malo.

Consejos para probar el vino

Aunque parezca que probar el vino es lo más simple y sencillo del mundo, hay algunas pautas que debemos poner en práctica para hacerlo bien.

Tenemos que sorber un poco de vino y pasarlo por la boca para que llegue a todas partes y podamos percibir adecuadamente todos los sabores. Un vino perfecto es aquel que consigue un equilibrio perfecto entre los sabores dulce, amargo y ácido.

También debemos analizar la temperatura, el cuerpo y la textura del vino. Tras tragarlo, expulsamos el aire por la nariz y apreciamos las sensaciones que se quedan en la boca, y durante cuánto tiempo lo hacen.

En los vinos de gran calidad, el sabor y las sensaciones pueden permanecer en la boca durante más de un minuto, y se dice que su final es largo.

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