LEY DE AMNISTÍA

Los socialistas europeos se sienten engañados por Sánchez: «¿De qué sirvió procesar a Puigdemont?»

En su momento apoyaron retirar la inmunidad a Puigdemont por las presiones del PSOE de Pedro Sánchez

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Joan Guirado
  • Joan Guirado
  • Corresponsal de Gobierno y Casa Real. Siguiendo la actividad del presidente y líder del PSOE, Pedro Sánchez, y del Rey de España. También política catalana.

Entre los socialistas europeos hay incomprensión, incredulidad y enfado con Pedro Sánchez. Se sienten engañados por él. Todo por sus acuerdos con Junts y ERC para revalidar la Presidencia del Gobierno, sobre todo por el pacto que hará posible la amnistía. Varios diputados europeos, que este fin de semana han estado en España participando en el congreso del Partido Socialista Europeo, coinciden en que no entienden «nada». Y se preguntan: «¿De qué sirvió apoyar el procesamiento a Puigdemont levantándole la inmunidad parlamentaria?».

El PSOE en Europa, capitaneado por Iratxe García -también líder del grupo a nivel comunitario-, realizó una ardua labor en su momento para convencer a todos sus compañeros de filas en el Parlamento Europeo de que debían votar a favor de levantar la inmunidad al ex president de la Generalitat para que pudiera ser entregado a las autoridades españolas y procesado en el Tribunal Supremo. No sin un gran debate interno, ya que algunos representantes no estaban a favor, ya que en Bruselas no es habitual que se autorice a investigar a un eurodiputado, excepto por la comisión de ciertos delitos de especial gravedad.

«Se nos presionó mucho para defender que el MEP [Puigdemont] había cometido graves delitos» y «para defender que en España no había presos políticos», explica una eurodiputada a este periódico. «No entendemos que todo haya cambiado tan rápido», señala. Denuncia, además, que «nadie» del PSOE «nos ha explicado» este cambio de postura. «¿Entonces en España sí se persiguieron a adversarios políticos por sus ideas?», se pregunta todavía sorprendida por la multitudinaria manifestación que horas antes de hablar con ella hubo en la Subdelegación del Gobierno en Málaga y que obligó a Sánchez y Olaf Scholz a permanecer cerca de tres horas en su interior.

El equipo de García, explican otros europarlamentarios españoles, «tuvo que esforzarse mucho para defender que España era un Estado de derecho plenamente homologable a los estándares europeos», ante «la intensa campaña de mentiras e infamias del separatismo en su empeño de internacionalizar el conflicto». «Y lo conseguimos», resumen. Pero todo eso, ahora, parece quedar en nada por el enésimo giro de guión de Sánchez, que en público todos defienden por la posibilidad de poder gobernar cuatro años más. En privado, algunos dicen con la boca pequeña que «la imagen que estamos dando a nivel comunitario es desastrosa» e incluso se sienten «un poco bobos».

En el grupo del PSOE en la Eurocámara se ha instalado el silencio mediático. Con Bruselas convertida en la cocapital de España demasiado a menudo, con dirigentes del partido que pretende gobernar negociando a escondidas en despachos del Parlamento Europeo y hoteles de la capital comunitaria, los eurodiputados de Sánchez saben que ahora «no podemos hablar muy alto».

«Cualquier cosa puede jugar en nuestra contra, tanto con nuestros compañeros de bancada como por molestar a Puigdemont», explican. Por eso, mayoritariamente optan por la discreción. Por que sean Sánchez y García, además del negociador Santos Cerdán, los únicos socialistas que pongan voz en los diferentes altavoces europeos a las palabras socialistas. Para evitar incidentes diplomáticos.

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