Sánchez tiene garantizada la abstención de los independentistas para un Gobierno PSOE-Podemos

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El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez (Foto: Efe)

Tras la investidura fallida y el parón en las negociaciones sobre el pacto PSOE-Ciudadanos, Pedro Sánchez se abre de nuevo a la vía de la izquierda para seguir explorando un ‘Gobierno del cambio’. Consciente de la resolución de su partido que le prohíbe sentarse a negociar con “los que quieren romper España”, es decir los partidos independentistas, el líder socialista vuelve, sin embargo, a esta vía para intentar sumar en forma de abstención, aunque sin negociar nada directamente. ¿Cómo? Utilizando a Podemos de interlocutor.

Pablo Iglesias admitió a OKDIARIO, antes de la investidura fallida de Sánchez, que podría asumir ser la figura que sirviera de nexo, asegurando que estaba “buscando aquellos puntos” que pudieran llevar a todos estos partidos a “participar de alguna manera u otra en esa alternativa”. La confluencia catalana de Podemos, En Comú Podem, de Xavier Domènech ya se reunió con ERC y CDC y no pone ningún problema en seguir intentándolo si ese ‘Gobierno transversal’ que pide Podemos y sus confluencias fuera posible.

Como ya contó OKDIARIO, Sánchez y Pablo Iglesias hablaron la semana pasada ‘sin luces ni taquígrafos’ cuando las negociaciones parecían encalladas y sin salida posible. Sánchez ofreció a Iglesias entrar en un Gobierno de coalición PSOE-Podemos y la respuesta fue positiva a cambio de la Vicepresidencia y seis sillones (ministerios) para las mareas, Compromís e IU. Las exigencias por parte de Podemos no se rebajan y el conflicto con el ‘derecho a decidir’ podría ser el mismo con pequeños matices. Desde Ferraz observan que lo más fácil para sumar es negociar por la izquierda. Sin embargo, para que parezca un accidente la abstención de los separatistas deberían de ausentarse, como ya se dijo, del pleno durante la votación de investidura. Asunto que costaría un precio muy alto como el de incluir el referéndum catalán entre las propuestas.

Sin embargo, Sánchez ya lo tendría pensado. Para que ese referéndum se diera y fuera posible, se debe reformar la Constitución, algo que ya contempla en su programa. De esta manera, y mediante una reforma constitucional que incluya la vía federal, podría convencer al PNV de que votara a favor, y a ERC y CDC para que se ausentaran y así apoyar ese Gobierno de manera indirecta. Sin embargo, las formaciones separatistas quieren que el socialista incluya de manera expresa el derecho a decidir porque, al tener el PP la mayoría en el Senado, saben que podría quedar en papel mojado.

Podemos se contenta con tener en sus manos el ya famoso Ministerio de la Plurinacionalidad con Domènech al frente. Desde ahí pretenden celebrar ese referéndum sin necesidad de cambiar la Constitución, sólo mediante la reforma del artículo 92 tal y como ellos explican, que habla de poder someter a referéndum asuntos relevantes. El problema en este caso es que el Tribunal Constitucional en una docena de resoluciones ya ha señalado que esa vía no es posible, porque el artículo 92 está previsto para todos los españoles, sin posibilidad de trocear la soberanía nacional, y en ningún caso reconocer un derecho a decidir o de autodeterminación que asegura que no existe en la Constitución. Como ejemplo más conocido sirve el famoso ‘Plan Ibarretxe’.

Así pues, las negociaciones estarían dando un serio dolor de cabeza a Sánchez, que casi tendría un ‘Gobierno transversal’ por la izquierda que muchos en su partido no aceptarían al saltarse la resolución del Comité Federal e, incluso, algunos diputados podrían votar en contra de su investidura.

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