Sánchez sigue sin hacer la compra de la reserva estratégica de mascarillas y PCR mientras critica a Ayuso

El contrato para adquirir material se encuentra todavía en la fase de «evaluación»

Madrid confinamiento
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a las puertas de la sede del Gobierno regional, en Madrid. (Foto: Efe)
Carlos Cuesta

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mantiene parada la licitación para la compra de material de cara a tener una reserva estratégica para luchar contra el Covid, tales como geles o mascarillas. En concreto, según consta en el portal de licitaciones de la Administración, dicho contrato se encuentra todavía en la fase de «evaluación». En plena segunda ola, con el número de muertos por encima de los 6.300 fallecidos, la historia se repite. Lo mismo que las compras de material llegaron tarde y mal en la primera ola del coronavirus, ahora, vuelven a brillar por su ausencia. Y todo ello, pese a que el Gobierno se comprometió hace ya más de dos meses a tener a tiempo la reserva de la que depende que en plena explosión del virus haya suficientes test PCR, mascarillas, batas, gel o guantes.

Se trata del megacontrato de más de 2.000 millones de euros impulsado por el Gobierno de Pedro Sánchez para comprar el material destinado a crear la reserva anti-Covid estratégica española de mascarillas, batas, test, guantes, etc. Un megacontrato anunciado a bombo y platillo y que debía cubrir las principales necesidades de las comunidades autónomas, pero que comenzó con mal pie.

Se empezó a tramitar tarde y mal. Desde el primer momento se lanzó con unas condiciones económicas que dejaban fuera del suministro de material a las empresas españolas del sector sanitario. Sánchez mantiene «en evaluación» el contrato para comprar material anti-Covid en plena segunda ola.

El Ejecutivo puso en marcha este contrato en el mes de julio y en poco más de una semana lo tuvo que parar. La explicación oficial se basó en que había comunidades autónomas que no habían pedido a tiempo sus necesidades de mascarillas y demás material. Y, aunque era verdad que las cantidades pedidas no cubrían las necesidades de todas las regiones y había «riesgo de desabastecimiento», para terminar el cúmulo de imprevisiones, una de sus cláusulas expulsaba del contrato a la inmensa mayoría de empresas españolas: exigía contar con una facturación equivalente al importe de los lotes, los mismos oscilan entre los 19,5 millones de euros y los 359 millones, y la práctica totalidad de las compañías españolas no alcanzan esos niveles de facturación anual.

Todo un despropósito que enfadó a la industria española y que, encima, dejó nuestro aprovisionamiento de mascarillas, geles, etcétera para la reserva anticovid a merced de empresas chinas.

La cláusula que expulsaba a la industria española fue corregida. Pero no así la tardanza, que creció con el parón, ni la falta de previsión con respecto a las cuantías. Y es que la dimensión de la reserva estratégica es ridícula frente a la magnitud del coronavirus en España.

La reserva de test, por ejemplo, diseñada por el Ejecutivo de Pedro Sánchez en ese programa de compras prevé una dotación para 15 días con un nivel de realización de 50.000 pruebas diarias. Eso significa que, a lo sumo, la reserva permitiría realizar test al 1,6% de la población española. Y ello, contando con que no se tengan que realizar varias pruebas a la misma persona, cosa más que improbable.

El Plan de Respuesta Temprana diseñado por el Gobierno de Pedro Sánchez detalla esta reserva preventiva de test. Una reserva que depende del contrato mencionado y que bajo ningún concepto permitiría a España, por enésima vez, estar en cabeza de los países con más test.

El documento, publicado ya en su momento por OKDIARIO, apunta que «en relación a las técnicas diagnósticas está previsto que la reserva dé cobertura al 100% de las necesidades totales durante 15 días, considerando una realización de 50.000 técnicas diarias».

«En caso de PCR/TMA debe incluir 750.000 de kits de toma de muestra. En caso de PCR, 750.000 de reactivos de extracción», detalla el texto del Gobierno.

Es más, en cuanto al resto de test, la reserva es aún más precaria: «Respecto a los test serológicos, y dada la rápida evolución de la ciencia en este producto, se considera oportuno que únicamente formen parte de la reserva estratégica aquellas unidades que estén disponibles tras la adquisición ya realizada».

De este modo, sólo 15 días quedarían cubiertos en España con test PCR y, para colmo, sólo con 50.000 pruebas diarias: Alemania llegó a superar los 125.000 diarios en plena pandemia. El plan supuestamente preventivo vuelve, por lo tanto, a dejar en una posición desprevenida a España de cara a un agravamiento del rebrote.

La información recabada por Our World In Data, la base de datos que cuenta con el respaldo de investigadores de la Oxford University, ya ha dejado en evidencia la falta de previsión del Gobierno de Pedro Sánchez en la compra de test de detección del coronavirus en los momentos más graves de la enfermedad.

Es verdad que España llegó a mostrar unos datos de elaboración de test equiparables a los de otros grandes países en algunos momentos. Pero esa verdad a medias lanzada por Sánchez incluía una gran mentira: que ese nivel se alcanzó tras pasar el momento más grave del avance del virus. Traducido: los test eran especialmente imprescindibles para aislar los focos de contagio durante el avance de las infecciones. Ahora, y con esta reserva y los retrasos acumulados, la historia parece destinada a repetirse.

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