Sánchez obligó a Zarzuela a pronunciarse tras la llamada del Rey a Lesmes y decir que era «de cortesía»

El presidente Pedro Sánchez se ha alineado con Iglesias y Garzón, que cargaron contra Felipe VI, y ha dejado que sea la monárquica Calvo quien haga de mediadora

Ley Corona
El Rey Felipe VI y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en un despacho en Marivent. (Foto: Europa Press)
Joan Guirado

Con un tono bastante bronco y con importantes reproches. Así fue la llamada que se efectuó, este viernes por la tarde, desde el Gabinete de Pedro Sánchez a la Casa del Rey. El mensaje era claro y directo: Zarzuela tenía que salir al rescate del Gobierno y rebajar el carácter de la llamada de Felipe VI al presidente del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes, a un contacto «de cortesía» del Jefe del Estado al del Poder Judicial «sin consideraciones institucionales».

En el Gobierno de Pedro Sánchez no sentó nada bien que el Rey llamase a Lesmes para desearle que el acto de entrega de despachos a la nueva promoción de jueces se desarrollase de la mejor manera posible. El contacto entre ambos se produjo minutos antes del inicio del acto, que como cada año tenía que presidir Felipe VI, pero que en esta ocasión fue vetado por Moncloa sin dar ninguna explicación.

En el complejo presidencial, el hecho de que el Jefe del Estado llamase al del Poder Judicial para decirle que le hubiera gustado estar presente en el acto, como venía haciendo desde su coronación, fue visto como «una deslealtad». El ministro de Consumo Alberto Garzón, de Unidas Podemos, llegó a insinuar un golpe al acusarle de «maniobrar contra el Gobierno». El vicepresidente segundo Pablo Iglesias acusó al Rey de romper «su neutralidad política».

Y Sánchez, que en cuestiones de Estado y que afectan a la Monarquía tiene la última palabra en el Gobierno de coalición por el lema de «varias voces pero una sola palabra» que ha defendido siempre el líder socialista de las posiciones en su Gabinete, calló. Y ya saben que, quien calla, en muchas ocasiones, otorga. Al presidente los reproches de Unidas Podemos al Rey le fueron como anillo al dedo porque él se ahorraba decir nada en público. Suscribe todas y cada una de las palabras de Garzón e Iglesias, apuntan en su entorno.

El jefe del Ejecutivo está enfadado con la posición adoptada por Zarzuela y el propio Felipe VI en los últimos días a raíz de prohibirle su Gobierno acudir a la entrega de despachos de la promoción judicial. En Moncloa dicen que se tomó esta decisión «para proteger todas las instituciones del Estado, también la Monarquía». Ninguna explicación más. Un error, intencionado o no, de la administración Sánchez que deteriora aún más las relaciones con la jefatura del Estado.

Este sábado, para intentar calmar los ánimos, ha tenido que ser la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, quien saliera a pedir calma y tranquilidad en público. Se dirigía a sus compañeros de Gabinete y al propio Rey, equiparando a Felipe VI con Garzón o Iglesias y la actitud de lealtad hacía el poder judicial del monarca, con los improperios y acusaciones de los podemitas. Calvo, que ya dirigió la operación para la salida de Juan Carlos l de España, es la más monárquica de todos los ministros. Y la que, a día de hoy, para todos los golpes, incluso los de Presidencia, contra la Casa del Rey.

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