Rebelión interna en Ciudadanos en torno a Rivera y su cúpula

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Albert Rivera, Fernando de Páramo y Juan Carlos Girauta en un ascensor del Congreso. (Foto: EFE)

Ni uno sólo de los partidos que han acudido a las elecciones del 26J ha terminado satisfecho, salvo el ganador. Si normalmente todos salen diciendo la noche electoral que han «ganado», buscando las razones más intempestivas para razonarlo, en esta ocasión el ruido de las peleas en los despachos de los dirigentes de Podemos, PSOE y Ciudadanos se escucha desde fuera. Y donde más sorprende es precisamente en el partido naranja, donde no hay bandos ni discusiones en torno al líder… o no las había.

Este lunes, militantes, votantes cercanos a la formación y algunos miembros de la cúpula han mostrado su malestar con el presente y el futuro del partido. Tras caer desde los 40 a los 32 escaños en sólo seis meses, dejar escapar casi 400.000 votos y casi un punto porcentual parece que podría empezar a desinflarse el globo de un partido de centro reformista y liberal que no ha sabido contrarrestar la campaña de su máximo competidor en el espectro político, el Partido Popular de Mariano Rajoy.

Y el primer señalado es el propio Albert Rivera. Por primera, se han alzado voces dentro de Ciudadanos que cuestionan e incluso rechazan el hiperliderazgo de Rivera dentro. Una de las críticas más repetidas el el vaivén del discurso precisamente con respecto a Rajoy. Es difícil sostener como una estrategia acertada que con aquel partido con el que te vas a atener que entender al día siguiente de la cita con las urnas no haya una posición clara y definida. Las idas y venidas de Rivera en su discurso a este respecto –ahora veto a Rajoy, ahora me lo pienso, ahora quizás no– son, para las fuentes consultadas, causa de confusión para el electorado. Además, se acusa al líder del partido de escuchar poco y de someterse demasiado a los criterios de su secretario de comunicación, Fernando de Páramo y de su mano derecha, José Manuel Villegas. Así, atribuyen a la poca autocrítica del núcleo duro de la cúpula tras el 20D –donde la cuenta de escaños ya fue menor que la que arrojaban sus expectativas– la pérdida de una oportunidad grande por parte de Albert Rivera para consolidarse en el centro-derecha.

Fichajes caprichosos

Pero no es sólo el líder, sino la deficiente selección de quienes lo acompañan en la transmisión del mensaje a los ciudadanos lo que critica este sector crítico en Ciudadanos. Internamente, se escuchan voces autorizadas que reconocen que ciertos portavoces mediáticos dan mala imagen del partido. Acusan los críticos de que se los elige más por la estética aseada que por la preparación política de fondo, lo que lleva a muchos de los participantes en tertulias y entrevistas en nombre del partido a no saber defender las posturas del partido más allá de eslóganes repetitivos. La sensación es que, salvo excepciones, en cada aparición pública se ven superados por adversarios políticos o por las preguntas del o de la periodista en cuestión.

Y este punto lleva al siguiente, también basado en la elección de los rostros que la ciudadanía identifique con el partido naranja. Para la parte incipientemente disidente de C’s, el partido que dice huir del ‘dedazo’ para nombrar a sus candidatos ha incorporado a unos fichajes para el 26J con un perfil muy cuestionable para las fuentes consultadas. Ya fue visto con malos ojos el desembarco de Toni Cantó directamente desde las filas de UPyD a un asiento en el Congreso como cabeza de lista por Valencia. Pero ahora ha sido la apuesta por el humorista ‘Felisuco’, quien ha logrado un escaño, la que ha levantado ampollas. sobre todo, teniendo en cuenta que el responsable del crecimiento del partido, Fran Hervias, secretario de Organización, se ha quedado fuera del Congreso, «mientras sí que tienen acta Cantó o ‘Felisuco’, casualmente amigos de Albert», afirman las fuentes.

Todo esto tiene una causa primera. Teniendo en cuenta que Albert Rivera no está tanto en el día a día del partido como en las cuestiones de política nacional, es la dirección de Ciudadanos la que debe controlar los movimientos internos del partido, fomentado la cohesión y la transmisión de los mensajes fuerza. Pero el hombre fuerte es el primer señalado: Fernando de Páramo. Los críticos de la cúpula y los militantes de base descontentos coinciden en que la comunicación del partido ha sido deficiente en la campaña, concretamente los vídeos producidos son, en opinión de las fuentes, más «propios de profesionales amateurs» que de expertos con solvencia en campañas electorales. Y es que a De Páramo le afean su inexperiencia política, y le acusan de una soberbia y prepotencia que le ha hecho aislarse del resto de compañeros de partido. Las fuentes consultadas coinciden en que sólo su cercanía personal con Rivera lo mantiene en su puesto.

Y, finalmente, es ese encastillamiento del que acusan a la dirigencia lo que más molesta a las bases de Ciudadanos, que sienten que no tienen presencia ni protagonismo. Tanto que algunos aseguran que las bajas de militantes empiezan a hacer mella en Madrid, y por ello señalan a Miguel Gutiérrez y César Zafra, a quienes apodan «los inquisidores». Una de las militantes consultadas acusa a Zafra de preferir a los «palmeros» al punto de que lo acusa de haber pronunciado la siguiente frase: «para qué vamos a contratar a expertos si tenemos aquí a la gente que queramos haciendo las cosas gratis».

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