Puigdemont no podrá burlar su control pese a usar un Nokia antiguo que impide localizarle por GPS

Carles Puigdemont
Carles Puigdemont. (Foto: EFE)

El expresidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, continúa huido después de su intento de golpe de Estado. Y mientras prepara con sus colaboradores sus siguientes pasos de cara a las elecciones del 21-D, toma sus precauciones para evitar que sus conversaciones telefónicas sean grabadas, sus comunicaciones por mensajería o correo electrónico intervenidas, o poder ser seguido a través de geolocalización. Para ello, utiliza un teléfono móvil de los considerados ‘antiguos’, sin GPS ni internet, mucho más seguros que los actuales smartphones.

Así puede comprobarse en esta fotografía de la cena que el pasado jueves Puigdemont y los cuatro consejeros fugados con él a Bélgica compartieron  en casa del diputado independentista de la Nueva Alianza Flamenca (N-VA), Lorin Parys.

Carles Puigdemont y sus teléfonos móviles en Bélgic
Carles Puigdemont y sus teléfonos móviles en Bélgica

Ni pinchado ni localizado por GPS

El prófugo ‘expresident’ tiene sobre la mesa y a su izquierda los dos teléfonos móviles que utiliza durante su estancia y desplazamientos por Bruselas. Junto a un moderno smartphone, ha colocado un móvil más simple y que no puede ser ni hackeado ni geolocalizado.  Sólo tiene los servicios de llamadas de voz, SMS y no dispone ni de GPS ni internet.

Un experto en seguridad de las comunicaciones explica a OKDIARIO que «el móvil que lleva Puigdemont es muy probablemente un Nokia, modelo 130 0 105, son parecidos y no disponen de internet, ni acceso a redes inalámbricas Wi-Fi ni GPS. Es un teléfono de los llamados antiguos, aunque se fabriquen ahora, para llamar y enviar mensajes de texto, nada más» indica.

El uso de este tipo de terminales GSM o GPRS, se ha convertido en algo frecuente entre empresarios y políticos. Otro especialista, el portavoz de la Asociación Nacional de Profesionales del Hacking Ético apunta que «los CEO o altos directivos de las multinacionales americanas los usan desde hace años, y cada vez son más los empresarios españoles que lo hacen», informa Rafael Perales. «Llevan los dos, y cuando lo necesitan llaman o escriben por el básico, porque los smartphones dejan muchos rastros».

CNI y Guardia Civil: «son vulnerables»

Ahora bien, aún con más dificultades para ser rastreados que iphones o terminales similares de alta gama  (que lo facilitan por el Sistema de Posición Global o GPS, y que además «pueden ser hackeados  e infectados con virus y troyanos, ya que no dejan de ser ordenadores», señala este experto), los teléfonos antiguos pueden ser ser localizados.

Las Fuerzas de Seguridad y los Servicios de Inteligencia españoles así lo corroboran: «Este tipo de terminales son vulnerables, y tanto el CNI como la Guardia Civil o la Policía cuentan con unidades especiales y medios para ello», explican a OKDIARIO fuentes del Instituto Armado.

Tecnología israelí antiterrorista

Existen diversos sistemas para encontrar la huella que dejan estos teléfonos ‘antipinchazo’, entre ellos el israelí Verint12: el sucesor del Sitel (Sistema de Interceptación Telefónica) y que permite «no sólo escuchas sino captar los movimientos geográficos del sujeto vigilado», explican. Sitel, por cierto, fue introducido por Alfredo Pérez Rubalcaba quien no cambió su viejo Nokia GSM por un smartphone hasta que dejó el Ministerio del Interior.

Otro menos sofisticado se basa en «la triangulación de las antenas repetidoras a las que se conecta el móvil GSM automáticamente para acceder a cobertura facilitan reconstruir recorridos», señalan. El posicionamiento es menos exacto que si dispone de GPS, pero deja un rastro que se puede trazar».

El imputado expresidente, al que se investiga por delitos de rebelión, sedición, malversación y prevaricación, parece haberse sumado a los que aprecian este tipo de tecnologías sobre los 3G o 4G. Entre ellos, y según las Fuerzas de Seguridad, otro tipo de usuarios, que los emplean cada vez más en actividades delictivas: por ejemplo, para el narcotráfico, el terrorismo o el blanqueo de capitales.

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