El PSOE se rompe en la votación para apoyar al Gobierno ante el 1-O
La votación en el Congreso de la proposición no de ley de Ciudadanos para respaldar al Gobierno y al Poder Judicial frente al desafío independentista ha abierto al PSOE en canal.
La iniciativa no salió finalmente adelante por el rechazo de los socialistas-alineados con Podemos y los secesionistas-pero la votación dejó además a un partido roto e incapaz de consensuar un criterio frente al mayor desafío del Estado en la actualidad. Cuatro diputados rompieron la disciplina de voto- Soraya Rodríguez, Antonio Pradas, Gregorio Cámara y Juan José Díaz Trillo-y se decantaron por la abstención, aunque algunos lo atribuyeron después al «error» de no enterarse cuál era finalmente el sentido del voto pactado por la dirección. Solo Rodríguez admitió convencida que no podía rechazar la iniciativa de Rivera «con la que está cayendo».
Pero el malestar en las filas del partido ha sido evidente durante toda la tarde. Pese a que la proposición de Ciudadanos se conocía desde hace días, los socialistas llegaron al Pleno sin una postura cerrada. Desde la dirección- y según algunas fuentes, por criterio del PSC- se había dado la indicación de rechazarla. En las horas previas, los socialistas presentaron una enmienda en la que defendían un «espacio de diálogo» para una «salida pactada y legal», que fue desestimada por los de Rivera y que mereció las críticas del PP al considerar que esa vía equivale a negociar con quienes «han promovido un golpe de Estado». El mismo argumento esgrimió el líder de Ciudadanos que, desde la tribuna, defendió que «traer aquí un pacto con Puigdemont no es manera de salir unidos hoy».
La división en el socialismo se hizo evidente en el propio patio del Congreso, donde los diputados más molestos con la directriz- y que en su día apoyaron a Susana Díaz frente a Pedro Sánchez-debatían cómo forzar una abstención. Los parlamentarios no disimularon ese malestar y se agruparon en un corrillo, a la vista de los periodistas, para visibilizar el enfado. Incluso parlamentarios que rechazaron la proposición admitieron minutos después su perplejidad por el sentido de voto, que consideran un «error».
Pese a negarse a apoyar al Ejecutivo frente al 1-O, fueron los mismos socialistas los que acusaron a Ciudadanos de pretender la división frente al órdago separatista.
La diputada socialista, Meritxell Batet, encargada de defender la enmienda del PSOE, acusó a los de Rivera de tener una única finalidad: «salir en la foto, alimentar frentes y bloques, para dividirnos más entre quienes compartimos elementos esenciales».
El mismo argumento que se comparte desde el PSC para no apoyar la moción de censura que promueve Inés Arrimadas y que, de entrada, contaría con el apoyo del Partido Popular.