Las prostitutas a Carmena: «Trabajamos en libertad, putas hay en todos sitios, quizás en su familia»
El «colectivo de mujeres en situación de prostitución» de Madrid está en pie de guerra contra la campaña que inició la alcaldesa de la capital para dulcificar su situación con eufemismos, no llamando a las cosas por su nombre. Las meretrices han escrito una carta abierta a la edil de Ahora Madrid en la que le expresan su indignación.
«El pasado viernes, como alcaldesa de Madrid se alzó de su trono y arremetió con toda su furia machista contra las miles de mujeres que, en España, ejercen la prostitución de forma libre y voluntaria», denuncian la Asociación de Profesionales del Sexo (APROSEX) y el Colectivo Hetaria.
La carta es una reacción a la presentación de la Guía de recursos para periodistas: El abordaje de la prostitución y la trata de seres humanos con fines de explotación sexual, junto a Puri Causapié (PSOE) y Nemesio Rodríguez (Asociación de la Prensa de Madrid). Un texto en el que se recomienda a los periodistas usar las palabras «putero» y no «consumidor» o utilizar «mujer en situación de prostitución» y no «prostituta», «puta» o «meretriz».
APROSEX y el Colectivo Hetaira remiten esta carta a la alcaldesa en la que indican que, aunque «siempre se ha dicho que nuestro trabajo es el más antiguo del mundo», apuntan, «es posible que lo fuera la política, concretamente, una forma de hacerla de forma chapucera, a destiempo y moralista».
«De dónde saca su moralina de izquierdas»
Las representantes de estas asociaciones de prostitutas preguntan a la primera edil «de dónde saca su moralina la política de izquierdas». Y añaden: «De dónde nace tanto odio hacia lo que no desea comprender», antes de continuar preguntándose «cómo es posible que, desde las instituciones públicas, recibamos las putas, tanta violencia».
Una de las frases más duras apela directamente a la alcaldesa: «Señora Carmena, lo suyo ha sido violencia machista». El texto no se contiene en ilustrar a qué tipo de violencia se refieren, que es «de la dura, de la que te parte el labio, te fractura la mandíbula, te rompe un brazo y te deja llorando en un rincón, sólo para venir luego con cara de salvadora de la vieja moral a hacernos sentir víctimas por ser culpables de su violencia».
«Se llama violencia machista, Carmena»
Los colectivos de profesionales del sexo, además, apuntan a que este paralelismo con la violencia machista al que apelan es algo que ya habían observado con anterioridad. «Hemos visto muchos de estos comportamientos las mujeres, como para no saber identificarlos, señora Carmena», explican, «lo hemos padecido a mano de nuestros padres, de nuestros novios, de nuestros maridos, algunas han tenido la desgracia de sufrirlo a manos de sus propios hijos».
«Se llama violencia machista, señora Carmena», le reprochan con rotundidad a la alcaldesa. En esta carta abierta, que no tiene desperdicio, las meretrices remarcan que en la presentación de la citada guía para periodistas la exjueza «se jactó de ser la mujer que mejor sabe discernir entre el bien y el mal y de ese modo, grotesco, de ejercer política, se abalanzó contra las mujeres víctimas de trata y de explotación laboral, ninguneándolas hasta el total exterminio de su amor propio».
«Las víctimas de trata no precisan de soberbia institucionalista»
A las «mujeres en situación de trata», aseguran, «no les favorece que se las minimice en su dolor y en su desamparo, estas mujeres no precisan de soberbia institucionalista y generosidad de adviento».
El texto enviado a Carmena le reclama que se desarrollen políticas municipales reales, que se ejecuten las leyes, que se cumpla el Tratado de Palermo (la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia). Es más, exige la carta que «se las trate como a seres humanos con derechos, que es lo que son, en lugar de hablar de ellas, como si fuesen seres de otro planeta».
Protestan las reponsables de las asociaciones firmantes por que a otras mujeres víctimas de explotación laboral no se las atienda (industria textil, servicio doméstico, agricultura…). «Una guía para “salvar” mujeres del servicio doméstico no vende, cuando se habla de prostitución y de sexo, todo el mundo abre los oídos», lamentan.
«No les importa la trata»
La carta continúa su disquisición sobre las declaraciones de Carmena afeándole que su verdadero interés no es abolir la trata de mujeres, sino apuntarse el tanto de acabar con el comercio del sexo: «A ninguna de las personas que han elaborado esta guía les importan las mujeres en situación de trata, señora Carmena, les importa salirse con la suya y abolir la prostitución».
El colectivo acusa a la alcaldesa de vivir al margen de la realidad. «Usted, señora Carmena, está en situación de mujer alcaldeizada y asúmalo, no es capaz de verlo, no puede, porque los satélites que pululan a su alrededor le impiden ver la realidad de lo que la sociedad demanda», le reprochan.
«Lo suyo no es feminismo»
Uno de los lamentos más graves que elevan las prostitutas es que se las trate como incapaces. Apuntan a que la alcaldesa y la citada guía para periodistas trata a su colectivo «como si no tuviésemos dos dedos de frente para saber qué nos conviene». Además, acusan a Carmena de no saber nada del sector y de hablar desde la ideología y no desde el conocimiento: «Vive usted de espaldas a la realidad de cientos de miles de mujeres que trabajan en el sector del sexo de pago y demandan, precisa, necesitan, exigen sus derechos laborales, sociales y civiles», aseguran que simplemente se refieren a los derechos humanos.
Al contrario que Amnistía Internacional, la ONU o la OIT, las firmantes están convencidas de que, en realidad, el actual Consistorio persigue y criminaliza a todo «el colectivo puta». Y, al respecto, piden que se distinga «entre el ejercicio libre de un trabajo y la trata de personas con fines de explotación laboral».
En su opinión, que lo que practica Carmena no es «feminismo», es «seguir excluyendo y degradando a las mujeres, que unas estén por encima de otras».
«Porque señora Carmena», concluyen, «putas hay en todos lados, alguna de sus vecinas podría serlo, quizá alguna mujer de su familia, quién sabe si alguna compañera de trabajo, pero lo que sí resulta cierto y sencillo de comprender es que las formas son importantes y que ni puede, ni se debe, hacer política desde el desprecio a quienes la rodean».