Exhumación de Franco

El prior del Valle retrata a Sánchez: critica el «anhelo de fama» y los «currículums falsamente inflados»

El prior Santiago Cantera y el presidente Pedro Sánchez.
El prior Santiago Cantera y el presidente Pedro Sánchez.

El prior del Valle de los Caídos, el benedictino Santiago Cantera, ha retratado al presidente Pedro Sánchez en su búsqueda de la notoriedad: «La honra falsa va de la mano de nuestro ego», ha escrito, en el primer artículo que publica tras la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco.

Tras el ajetreo de los últimos días, el monje ha regresado a su actividad monacal con sus estudios religiosos. En dicho texto, Santiago Cantera, sin citar en ningún momento a Sánchez, se desquita y da rienda suelta a sus reflexiones tras el enfrentamiento con el presidente del Gobierno.

En su versión más íntima, el prior explica que «cuesta mucho desprenderse de la fama y cuando la honra se confunde con el buen nombre ante los demás y el halago ajeno, estamos ante una honra mentirosa, que no es honor».

En unas palabras que parecen escritas para Sánchez, que tras la exhumación no deja de sacar pecho por una decisión histórica, Cantera deja caer que «este apego a la fama es una manifestación del ego que no quiere morir (…) Es una evidencia de la carencia profunda de humildad. Cuando la honra se confunde con el buen nombre ante los demás y el halago ajeno, estamos ante una honra mentirosa, que no es honor», avisa el religioso.

En el artículo titulado ‘La verdadera honra’, Fray Santiago Cantera O.S.B. (Orden de San Benito) –que es así como firma el artículo en InfoCatólica– hace un repaso por diferentes autores en lo que se refiere a la fama y la honra.

Cantera aboga por «el camino de la humildad que, como enseña San Benito, es un camino que pasa por sufrir humillaciones y menosprecios, hasta poder llegar a esa apatheia o ‘impasibilidad’ a la que aspiraban los monjes antiguos del Oriente cristiano». Subraya que «para ser verdaderamente poseídos del todo por Dios, es necesario ser capaces de estar por encima del respeto a nuestra propia fama; es imprescindible poder llegar a ser indiferentes tanto a los halagos como a los insultos, a los ensalzamientos como a los desprecios que recibamos».

En este sentido, el monje benedictino desliza que ha pasado por una travesía muy dura en los últimos meses. «Este camino [de humildad que él defiende] es, por supuesto, un camino de espinas y de cruz que pasa fundamentalmente por las humillaciones, por los menosprecios, a veces hasta por ser difamados y calumniados».

Santiago Cantera critica «el ascenso en la vida académica valiéndose incluso de inflar falsamente el currículum»

El prior también critica «ciertas formas externas y actitudes más profundas» que podrían caracterizar a un Sánchez que ya se ve en las páginas brillantes de la historia de España tras la exhumación.

«Es mundanidad la adopción de ciertas formas externas (cuidado esmerado y extremadamente delicado en vestidos de marca, peinados, uso de colonias, etc.), y las actitudes más profundas (deseo de agradar a todos para quedar bien y tener buen nombre, anhelo de fama y de reconocimiento, ascenso en la vida académica valiéndose incluso de inflar falsamente el currículum…)», puntualiza el monje, en alusión indirecta a la tesis doctoral de Sánchez.

Basílica del Valle de los Caídos tras la exhumación.

En este mismo punto, por el contrario, él defiende para sí mismo todo lo contrario. «Al pueblo fiel y a los no creyentes les sorprende, escandaliza y hasta duele la mundanidad claramente perceptible en quienes debiéramos ser hombres de Dios», reconoce. Además, critica «pactar interesadamente con los poderes de este mundo renunciando al deber de defender lo que es de justicia para mantener ciertas prebendas».

«Por el contrario, cuanto más desprendidos de todo esto se muestran un religioso, religiosa, sacerdote u obispo, tanto mayor es el reclamo para acercar a las personas a Dios. A quienes debiéramos ser hombres de Dios no habría de preocuparnos el éxito en esta vida ni el aplauso del mundo, ni la obtención o la conservación de un bienestar material», defiende Cantera, que deja claro que solamente Dios es quien realmente da ese éxito y aplauso, algo que, llegado el caso, hay que agradecer «de tal manera que la codicia, la vanidad y la soberbia no se adueñen de nuestro corazón».

Por último, concluye «comprendiendo aquello que decía Santa Teresa acerca de la fatiga espiritual que produce buscar esa falsa honra mundana, pues la honra que el mundo llama honra es grandísima mentira».

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