El PNV se suma a la presión golpista: no votará a favor de la investidura de Sánchez si interviene Cataluña

PNV reforma laboral
Pedro Sánchez junto a Aitor Esteban (PNV). (Foto. GPS)
Carlos Cuesta

El nuevo desafío separatista complica la gobernabilidad de Pedro Sánchez. Uno de sus socios estrella, tanto en el País Vasco como en el Congreso de los Diputados, el PNV, ha filtrado ya el mensaje a los socialistas de que con un nuevo 155 en Cataluña o con cualquier otro mecanismo de intervención en las competencias autonómicas de la Generalitat será prácticamente imposible plantear un apoyo de los nacionalistas vascos a la investidura de Pedro Sánchez. Y sin ese apoyo, la gobernabilidad del socialista se complica.

La historia se repite, pero agravada en estos momentos. En el pasado el presidente vasco Iñigo Urkullu mostró ya sus reparos a un 155 impuesto por el Gobierno de Mariano Rajoy. Pero el propio Urkullu no ocultó su enfado tras la declaración unilateral de independencia de Carles Puigdemont. Y es que la respuesta del ahora prófugo de la Justicia y antaño presidente de la Generalitat impedía a Rajoy cualquier otra opción que una intervención.

Pero ahora no se da esa tesitura. Por el momento no ha habido un acto administrativo o con entidad jurídica que avale el inicio fáctico de un nuevo golpe de Estado. Hay violencia en las calles, pero los Mossos actúan contra ella. Y Quim Torra anima a los CDR y demás grupos radicales, pero no ha cursado una orden oficial de desacato a la sentencia o de incumplimiento de los mandatos constitucionales. Dicho, de otra manera: no hay nada equivalente a una Declaración Unilateral de Independencia (DUI) a efectos jurídicos. Eso hace aumentar los recelos del PNV.

Los nacionalistas vascos saben, además, que no pueden jugar con el tema separatista cuando se preparan ya para sus elecciones autonómicas de cara a junio del próximo año. Y que tienen a rueda a EH Bildu esperando un fallo estratégico de los nacionalistas para robarles voto.

Gobernabilidad en entredicho

Por ello, y pese a que los nacionalistas en el fondo desean la llegada de Sánchez al poder, han expuesto ya su dificultad de llegar a acuerdos con un 155 socialista, exactamente igual que con la aplicación de la Ley de Seguridad Nacional -mecanismo con el que se podría tomar el mando de los Mossos desde el Ministerio del Interior-. Porque en cualquiera de los casos supondría una invasión de competencias en el ámbito autonómico y, a efectos suyos, una muestra de debilidad en la causa nacionalista.

Esta situación complica y mucho la gobernabilidad de Sánchez. Porque si prosigue la violencia en las calles, el socialista puede verse en la tesitura de tener que impulsar un mecanismo extraordinario de control autonómico. Y tanto PNV como ERC o PDeCAT se pondrán a la contra. Exactamente igual que lo hará probablemente Podemos o Más País a menos que la causa de intervención sea imposible de disimular. En ese escenario, el futuro Gobierno de Sánchez carece de apoyos claros.

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