Sánchez tira de Falcon (cómo no) en plena crisis para llegar a su palacio ‘real’ de vacaciones
Pedro Sánchez ha aterrizado este miércoles en Lanzarote para disfrutar de la primera parte de sus vacaciones. El presidente socialista se ha desplazado a la isla en Falcon, su medio de transporte preferido. Ese gusto por el avión presidencial ha sido motivo de polémica en numerosas ocasiones, y también el secretismo con el que el Gobierno trata de ocultar los desplazamientos del presidente.
Sánchez, junto a su mujer Begoña Gómez y sus hijas, se aloja en el palacio ‘real’ de La Mareta. Una residencia que adquiere estos días un significado especial, pues fue mandada construir por el Rey Hussein de Jordania a finales de los años setenta, quien, posteriormente, se la regaló a Don Juan Carlos.
Finca ‘real’
La Mareta es un complejo de más de 30.000 metros cuadrados, que, como todo en Lanzarote, no escapa al influjo del gran artista local e internacional de la isla, César Manrique, que la diseñó y la decoró. Regalo de Hussein de Jordania al Rey Juan Carlos, ahora acoge a un presidente que consiente los ataques a la Corona.
Con acceso directo al mar, la finca la integran diez bungalows, de una y dos plantas de altura, el principal, con dos dormitorios, piscina y distintas terrazas. Además, cuenta con gimnasio, otras dos piscinas, pista de tenis, cancha de baloncesto y una amplia zona ajardinada de 10.000 metros cuadrados. El edificio reproduce la arquitectura tradicional de las islas Canarias, de estilo colonial, con paredes blancas y numerosos balcones.
Quienes la han visitado hablan de los espectaculares atardeceres que se pueden contemplar desde la terraza. El interior se encuentra decorado con tonalidades claras y las estancias cuentan con grandes ventanales que iluminan todo el palacete.
La Mareta tiene con una amplia zona de jardines, con un lago central. En uno de los bungalows que jalonan el jardín fue donde falleció la abuela del Rey Felipe María de las Mercedes. La casa fue utilizada durante varios años por la Familia Real tras recibirla como regalo del rey Hussein de Jordania, hasta que la entregó a Patrimonio nacional bajo el reinado de Don Felipe. Hoy, es sede del descanso estival de un presidente que consiente los ataques a la Monarquía, incluso los que vienen de sus socios de coalición.
Los jardines exteriores tienen arena volcánica y vegetación típica de la isla como el conocido ‘asiento de suegra’, los famosos cáctus y grandes palmeras.
Para el presente descanso estival del presidente, La Mareta ha sufrido más obras, en concreto, se ha levantado un muro para ocultar de la vista una de las piscinas y otras zonas de recreo para blindarla de miradas indiscretas
Patrimonio Nacional ha realizado una serie de adaptaciones técnicas en el vallado de la exclusiva finca de 30.900 metros cuadrados. Concretamente en la zona norte del perímetro, el más expuesto a las miradas indiscretas, ya que colinda con una vía de tránsito público. Desde la calle Los Volcanes es posible ver con claridad algunos de los equipamientos de la residencia, como el helipuerto o una zona donde se ubica una de las piscinas de la casa.
Es en ese punto donde recientemente se ha procedido a sustituir una malla semitranslúcida, que permitía ver a través de ella, por una serie de paneles opacos que impiden cualquier visión. Tras esa piscina se encuentran las pistas de tenis y baloncesto, deporte favorito del presidente socialista. El resto del perímetro de la finca está protegido por muros de piedra y abundante vegetación, por lo que es prácticamente impenetrable a curiosos.