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Okupas de lujo: chalet, universidad privada, autocaravana y sin pagar el alquiler a su casera anciana

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Chalet, autocaravana recién matriculada, dos vehículos y universidad privada, son sólo algunos de los lujos de los que disfrutan los okupas de la casa de una anciana a la que no le pagan el alquiler. Sus hijas decidieron meter a inquilinos en su vivienda para poder costearse la residencia en la que vive su madre de 95 años con un grado 3 de discapacidad, sin embargo, tras un año en la vivienda, dejaron de pagar. Esto le ha llevado a Beatriz, una de sus hijas, a luchar por la casa en los juzgados, ya que la deuda supera los 10.000 euros y necesitan el dinero del alquiler. Sin embargo, sus okupas de lujo, localizados por OKDIARIO, se niegan a salir de la vivienda mientras continúan su vida a todo tren.

Beatriz, su hermana y su madre tomaron la decisión de alquilar la casa que construyó su padre para poder pagar la residencia de su progenitora. Se trata de un chalet de más de 100 metros cuadrados, con piscina y jardín ubicado en Villanueva de la Cañada (Madrid). La familia decidió alquilárselo a una familia de autónomos alicantinos que se trasladó a Madrid para que sus hijos estudiaran en centros privados. Sin embargo, tras un año en su casa empezaron a no pagar convirtiéndose en inquiokupas.

OKDIARIO ha localizado a los hijos del matrimonio y ha podido comprobar cómo conducen un coche de alta gama. A este vehículo también se suma otro coche y una autocaravana cuyo precio de mercado alcanza los 70.000 euros. Además, esta autocaravana cuenta con camas en las que se puede pernoctar, por lo que los inquiokupas de Beatriz cuentan con alternativa habitacional.

Pero el lujo sobre ruedas también se alarga a los estudios de los hijos del matrimonio. El mayor de ellos estudia en una de las universidades privadas más caras de España y la chica acaba de terminar el bachillerato en un colegio también privado. A pesar de que estos centros educativos valen como una mensualidad de alquiler, sus padres se niegan a pagar la renta.

Coste psicológico

A la deuda económica provocada por sus inquiokupas se suma el coste psicológico de ser víctima de una inquiokupación. «Abres los ojos y sólo piensas en cómo salir de este problemón, da mucha impotencia, me siento como si me estuvieran violando entrando en algo tan íntimo como es mi propiedad privada, mi casa», lamenta Beatriz con los ojos vidriosos en una entrevista con este periódico.

Asimismo, OKDIARIO también ha podido comprobar como esta terrible situación le ha llevado a Beatriz a medicarse a diario. «Tengo problemas para concentrarme, no duermo, no me apetece comer, tengo que tomar ansiolíticos a diario para poder estar tranquila y sobrevivir», zanja Beatriz tras más de seis meses sin poder recuperar la casa que construyó con esfuerzo su padre.

 

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