El nº 3 del PSOE Santos Cerdán se resiste a dimitir como le exige Sánchez para renovar la dirección
Santos Cerdán no dimite. No quiere abandonar la secretaria de Organización del PSOE como le está pidiendo Pedro Sánchez. El presidente, de gira por España -este martes visitó Orense, este miércoles Castellón y Zaragoza y el jueves Burgos- está a la espera de la renuncia del número tres del partido para acabar de perfilar los cambios que presentará el sábado ante el Comité Federal que convocó de urgencia este martes. En su entorno esperan que «Cerdán dé el paso antes del viernes» para que ese día Sánchez pueda citar a los que quiere incorporar en su equipo. Pero fuentes cercanas al diputado navarro rechazan que eso se pueda producir. En el entorno de Adriana Lastra acusan a Cerdán de haber empezado la «guerra interna» para acumular más poder.
Tras la dimisión «por motivos personales y de salud» de Lastra, que con el paso de los días y los movimientos que se están produciendo se está evidenciando que tras su renuncia hay sobretodo diferencias internas entre los máximos dirigentes del PSOE, Cerdán es la última ficha que le queda a Sánchez por mover y así tener las manos libres para poder diseñar un nuevo organigrama. El navarro sustituyó a José Luis Ábalos de forma interina tras su renuncia al saber que iba a ser cesado como ministro de Transportes, Agenda Urbana y Movilidad, y se convirtió en uno de los hombres con más poder en el PSOE tras el congreso de octubre en Valencia y era uno de los más influyentes sobre Sánchez. Su lugarteniente en el número 70 de Ferraz.
Precisamente esa acumulación de poder y cercanía al presidente, algo que hasta entonces sólo ostentaba a nivel orgánico Adriana Lastra, a la que Sánchez le dio a elegir previamente entre seguir siendo portavoz en el Congreso o vicesecretaria general, ha sido el detonante de la crisis que ha estallado en el principal partido que sustenta el Gobierno. Lastra y Cerdán «están a matar» y cuando eso llegó a los oídos del jefe del Ejecutivo les lanzó un par de advertencias. Con esas discusiones subiendo cada vez más de tono, y tras la debacle en Andalucía por la «disfuncionalidad» en el día a día del partido, les anunció que habría cambios en el funcionamiento de la organización. Y que podían afectar a todos. También a ellos.
El secretario general del PSOE amenazó a Lastra y Cerdán, a modo de aviso, de que iba a cargarse a dos personas de su máxima confianza: los portavoces Felipe Sicilia (partido) y Héctor Gómez (Congreso). Tras esa advertencia la bronca entre los números dos y tres del partido fue a más hasta que el pasado fin de semana, Adriana Lastra, supo por boca de Pedro Sánchez que ya no contaba con su confianza. El lunes, sin avisar antes al presidente, sorprendió a todos con un comunicado sin logotipos del PSOE y que no se mandó por los canales oficiales de Ferraz -únicamente vía WhatsApp- con su dimisión alegando motivos personales.
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