CRISIS EN EL PSOE

Sánchez agita el PSOE: quiere relevar presidentes autonómicos por candidatos afines a golpe de encuesta

Sopesa dar un golpe de autoridad que haría estallar internamente el partido a diez meses vista de las elecciones

Sánchez se salta los estatutos del PSOE: convoca el Comité Federal sin pasar por la Ejecutiva

Decreto energético
Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados.
Joan Guirado

«Hay que poner el partido en pie». Es la frase que más ha repetido en los últimos días el secretario general del PSOE. Cada vez más solo, Pedro Sánchez busca fórmulas para resistir en el poder. Y es que a las dimisiones públicas, como la de Adriana Lastra, la última escudera que le quedaba, hay que sumarles varios miembros de su Ejecutiva que ya están empezando a dudar de su gestión «autoritaria, personalista y equivocada». Ajeno a todo ello, por eso, Sánchez sigue haciendo las cosas como a él le interesa. Y a diez meses vista de las próximas elecciones autonómicas y municipales ha encargado varias encuestas sobre sus candidatos y posibles alternativas para renovar caras. El objetivo no es otro que deshacerse de barones molestos para colocar a dirigentes afines. Por si la debacle de mayo es tan grande como se prevé, nadie tenga la tentación de mover su silla.

Sánchez pretende emular la fórmula que utilizó para hacer desistir a Miquel Iceta de ser candidato a la presidencia de la Generalitat, facilitando así la llegada de Salvador Illa, que consistía en facilitar encuestas e informes a algunos secretarios generales y barones en los que se observe que con otro candidato las expectativas electorales son mejores para el PSOE. Pero lo tendrá difícil. No todos son Iceta ni hay tantas carteras de ministro para repartir. Así pues, sobre todo en aquellas autonomías en las que el PSOE ya gobierna pero los sondeos les apuntan a una derrota, la batalla está dispuesto a darla en unas primarias como ocurrió en Andalucía entre una Susana Díaz ganadora que no pudo gobernar y un desconocido Juan Espadas.

La Comunidad Valenciana, con un Ximo Puig al que cada día soporta menos -pese a que hoy miércoles se verán en una inauguración en Morella (Castellón)- localidad de la que es originario el presidente valenciano, es una de esas autonomías en las que Sánchez quiere aplicar el rodillo. Para relevar a un Puig que no quiere irse todavía, el presidente piensa en Diana Morant -ministra de Ciencia e Innovación-. Pero a parte de ser una de las ministras más desconocidas de su gabinete, la exalcaldesa de Gandía, cuenta con el rechazo de gran parte del PSPV. Este movimiento puede abrir en canal el partido en esta comunidad.

Lo mismo ocurre en Aragón donde su presidente, Javier Lambán, está cada vez más distanciado de Sánchez. Aunque tuvieron un idilio similar al de una historia de amor, a finales del año pasado, el empeño del jefe del Ejecutivo en relevarle ha enturbiado la relación. Y en la campaña andaluza Lambán incluso se atrevió a lanzar advertencias a su jefe. Para Aragón Sánchez piensa en la ministra de Educación y Formación Profesional Pilar Alegría. Uno de los valores al alza del PSOE y que, según todas las fuentes consultadas, ganará peso en la remodelación de la estructura del partido. Como en la Comunidad Valenciana, en su tierra, tampoco quieren a la que fuera delegada del Gobierno en esta región como candidata a la presidencia.

Castilla La Mancha, con el barón más molesto para el líder del PSOE, Emiliano García-Page, es otra de las autonomías en las que quiere intervenir. Su recambio sería la ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno Isabel Rodríguez. Antes había sido alcaldesa de Puertollano. Desde su llegada al Palacio de La Moncloa se ha convertido en uno de los rostros más visibles del Ejecutivo y en una de las personas que tienen cierto peso en el núcleo duro del presidente. Aunque no forma parte de él.

Al resto de barones, por ahora, los dejará tranquilos. Francina Armengol podrá repetir en Baleares con tranquilidad, al igual que Guillermo Fernández Vara -al que algunos apuntan como nuevo portavoz del PSOE Federal- en Extremadura, Concha Andreu en La Rioja, Maria Chivite en Navarra, Ángel Víctor Torres en Canarias o Adrián Barbón en Asturias. Este último es el único que prácticamente tiene asegurada la reelección según los sondeos con los que trabaja el Partido Socialista. En aquellos lugares en los que el PSOE no gobierna sí tiene previsto relevar a los presidenciables en Murcia, Cantabria, Madrid y el País Vasco -algunos de los cuales ya fueron renovados en los últimos congresos-.

Todos estos movimientos, junto con las posibles salidas de Carolina Darias (Sanidad) y Miquel Iceta (Cultura y Deporte) para intentar ser alcaldes de Las Palmas de Gran Canaria y Barcelona, formaban parte de una estrategia a largo plazo de Sánchez al incorporar perfiles más o menos desconocidos en su gabinete. Su intención, también con Darías y Torres, era que en 2027 pudieran volver a sus territorios siendo presidenciables. Pero cuando lo pensó las encuestas le sonreían y a todas las citadas les quedaban cinco años por delante en el Gobierno para labrarse. Ante la posibilidad de que el PSOE sea desalojado del poder en poco más de un año, y que estas caigan en el olvido, Sánchez sopesa dar un golpe de autoridad que haría estallar internamente el partido para colocar a perfiles más afines a él que le aseguren tranquilidad hasta las generales pase lo que pase en mayo de 2023.

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