Moncloa en alerta por la cumbre de la OTAN: «Hay aliados muy molestos con Sánchez»
Incumplimientos de gasto, espantadas en misiones militares, su choque con el 'socio OTAN' Israel...
La del próximo mes de julio en Washington no va a ser, ni mucho menos, una cumbre de la OTAN tranquila para Pedro Sánchez. Lo sabe Moncloa y lo sabe Defensa. Por ello, ya se preparan para un encuentro tenso y cargado de reproches hacia España por algunos de los incumplimientos, desmanes y desplantes que ha protagonizado el Gobierno de Pedro Sánchez desde el pasado mes de diciembre. En el equipo del presidente se ha constatado que hay aliados, como Estados Unidos, «muy molestos» con algunas decisiones, y no se refieren exclusivamente al reconocimiento unilateral de Palestina.
Moncloa está preparando con gran celo la reunión de líderes de la OTAN que tendrá lugar los próximos 9, 10 y 11 de julio en la capital de Estados Unidos. Una cita a la que el Gobierno acudía con grandes expectativas, tras considerar que España asumió una posición de liderazgo en 2022 tras la invasión rusa de Ucrania y tras organizar la cumbre de la OTAN de aquel año. Sin embargo, al equipo de asesores del presidente se le ha disipado cualquier expectativa optimista ante la cita.
Han sido los Ministerios de Exteriores y de Defensa los que le han pinchado el globo al presidente del Gobierno, advirtiéndole que se encontrará con algunas caras largas por parte de aliados. En primer lugar, dicen, porque en 2024 se deberían haber cumplido los objetivos marcados en la cumbre de Gales de 2014, que daba a España 10 años para adecuarse a la meta de invertir el 2% de su PIB en defensa. España, gobernada por Sánchez en 6 de estos 10 años, sigue estando a la cola del gasto con un 1,3%. Un 70% de los países de la Alianza ya cumplen la promesa realizada en este sentido en 2014.
Pero esa no es la sorpresa -esperada, por otra parte- que le aguarda a Sánchez en Washington. Según fuentes próximas al Gobierno, consultadas por OKDIARIO, una de las principales quejas de sus socios a las que se enfrentará tiene que ver con la espantada internacional de España ante la situación de crisis que se vive en el Mar Rojo desde el inicio de la guerra de Israel contra Hamás.
Aquella esperpéntica huida de España del grupo de combate organizado por Estados Unidos -que le ha cerrado las puertas de la Casa Blanca a Sánchez- quedó aún más apuntalada cuando, sólo dos meses después, España también se quedaba fuera de la Operación Aspide creada por la Unión Europea. España dijo no a Estados Unidos señalando que apoyaría una misión de la UE, pero cuando ésta llegó, también renunció a ella, a pesar de que era puramente defensiva y no incluía ataques a los rebeldes hutíes que amenazan el tránsito en el Mar Rojo. Francia, Alemania o Italia han tenido que cubrir con sus unidades el hueco que ha dejado la espantada española.
Existe el convencimiento en la parte española de que el Gobierno se enfrentará en Washington a argumentos como que España no cumple con los umbrales de gasto ni tampoco con su aportación a misiones claves, como la del Mar Rojo.
Para contrarrestar ese clima, Sánchez pretende anunciar en aquella cumbre que ya ha culminado el despliegue de una parte del material militar donado a Ucrania por España, en ese paquete de 1.000 millones de ayuda en el que se incluyen misiles Patriot, carros de combate Leopard y lanzagranadas C-90 fabricados por la española Instalaza. Un primer pedido que se espera que llegue a Kiev en esos primeros días de julio, para lo que se ha metido prisa al Ejército de Tierra con el fin de que los primeros blindados lleguen lo antes posible. Fuentes de Defensa creen que en la OTAN no se valorará como definitoria esa aportación a Ucrania, que tampoco es superior a la que están llevando a cabo el resto de países.
Otro factor fundamental al que en Moncloa saben que tendrán que enfrentarse en Washington es el reconocimiento de Palestina y la consiguiente crisis abierta con Israel. «Israel tiene estatus de socio de la OTAN, no es un aliado pero casi», explican las fuentes consultadas. En ese grupo también está Noruega, que también ha reconocido a Palestina. Al igual que Irlanda, que no forma parte de la Alianza Atlántica.
Reproches internos
El principal enfado con España llega por parte de Estados Unidos. Concretamente, de finales del año 2023, cuando, tras la última llamada telefónica que Biden realizó a Sánchez en el marco de una gira de conversaciones sobre la crisis en Oriente Medio, España dio la espantada de esa misión militar para asegurar el Mar Rojo. Una operación a la que el Estado Mayor se sumó, pero que luego Moncloa echó para atrás. Tampoco apoyó Sánchez la misión de la UE -que terminó bautizándose como Operación Aspide-, descolocando otra vez a sus socios europeos.
Aquella decisión, que se tomó guiada por sus socios de Gobierno, mostró sus efectos pocas semanas después: fuentes militares desvelaban a OKDIARIO que ya se habían producido reproches en reuniones técnicas de mandos y que en algunas misiones, como las de Irak, la comunicación entre núcleos de inteligencia se había cortado.
Imposible contactar
Además, el equipo asesor en Moncloa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lleva semanas intentando agendar una conversación telefónica con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para tratar asuntos relacionados con la crisis entre Israel y Palestina.
Sin embargo, tal y como han constatado en Moncloa en varias ocasiones, en la Casa Blanca no muestran intención alguna de que esa llamada se produzca. Constatan, además, que la Administración Biden no sólo está contrariada por el reconocimiento unilateral de Palestina, sino también por ese desplante de Sánchez a la misión militar internacional en el Mar Rojo.
A Moncloa parece habérsele cerrado una de las puertas que más le costó abrir, la del Despacho Oval de la Casa Blanca. Sánchez estuvo a punto de convertirse en el único presidente de un Gobierno español que no fue recibido en el hogar del presidente estadounidense, aunque finalmente la Casa Blanca cedió y en mayo de 2023 le permitió la foto tan perseguida por Moncloa.
Ahora, algo más de un año después, al presidente del Gobierno le cuesta incluso hablar con Biden por teléfono. Así lo ha sabido OKDIARIO de fuentes muy próximas a esas gestiones que lleva a cabo Moncloa desde hace semanas para conectar, aunque sea unos minutos, a ambos dirigentes vía telefónica.
Hablar de Oriente Medio
Sobre la mesa, explican fuentes diplomáticas, está la intención de Sánchez de explicarle a Biden personalmente la decisión de reconocer a Palestina de forma unilateral, así como para trasladarle el apoyo español a un alto el fuego como el propuesto por Estados Unidos y que ya cuenta con el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU.
Ninguna de esas propuestas parece interesar al equipo del gabinete de Biden con el que mantiene contactos Moncloa. Los intentos han resultado infructuosos, aunque las fuentes consultadas asumen que aún no se ha tirado la toalla.
Por cierto, que Moncloa también ha intentado que Sánchez y Biden se vean brevemente en el marco de esa cumbre de la OTAN en Washington, asunto que la Casa Blanca ya ha descartado.