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Marruecos prepara su ‘Marcha Verde’ aérea: exigirá a Sánchez el control de los cielos sobre el Sáhara

Sánchez Marruecos
Moncloa está dispuesta a entregar el cielo del Sáhara a Marruecos en su visita a Rabat.
Pelayo Barro

Al más puro estilo de la Marcha Verde con la que Rabat se lanzó a por el Sáhara español en 1975, Marruecos está planificando una nueva cesión en el Sáhara por parte del Gobierno de Pedro Sánchez. Esta vez, el objeto de anhelo de Rabat es el espacio aéreo sobre los territorios saharauis, una zona dividida que controlan, a medias, España y Marruecos. La propuesta estará sobre la mesa en la próxima reunión de alto nivel entre Sánchez y Mohamed VI, prevista para este noviembre pero que finalmente parece que se retrasará. Una cita que se antojaba cómoda para Sánchez pero que va poco a poco complicándosele a Moncloa.

Los aviones que sobrevuelan el Sáhara, una de las rutas más recurrentes para las aerolíneas que cubren trayectos entre Europa y Sudamérica, están bajo control de las autoridades de tráfico aéreo españolas y mauritanas. Pero en ese control también se incluye a las aeronaves militares marroquíes que realicen operaciones en esa zona. Y esa, explican fuentes políticas a OKDIARIO, es la clave de la demanda marroquí.

España controla esa franja de terreno desde el centro de Canarias. Y cobra por cada vuelo que controla. Así lo estipula la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional), la agencia de la ONU que se ocupa de estas cuestiones. Cada aeronave que transita por esta zona debe informar al Centro de Control de Tránsito Aéreo situado en el aeropuerto de Gando, donde también opera el Ejército del Aire español. También están obligadas las aeronaves militares y cazas de combate que opera en esa área Marruecos. Vuelos muy frecuentes y que, como admiten controladores aéreos, no siempre son comunicados.

La norma habitual es que Rabat colabore y advierta a Canarias de su presencia sobre los cielos del Sáhara, por cuestiones de organización y seguridad del tráfico aéreo. Pero eso, dicen, depende de cómo soplen los aires en la relación diplomática entre ambos países. En mayo de 2021, tras el asalto masivo a la valla de Ceuta promovido por Marruecos, se constató la ruptura de relaciones bilaterales entre Madrid y Rabat. Todo partía de la entrada en España, en secreto, del líder polisario Brahim Ghali.

Vuelos militares

En ese momento, explican fuentes de control de tráfico de Canarias, los vuelos militares marroquíes dejaron de informar sobre su actividad en el Sáhara Occidental. La situación provocó quebraderos de cabeza a los profesionales españoles.

Ahora, Marruecos está dispuesto a solucionar este problema recurrente con su fórmula habitual: que España, Enaire en concreto, renuncie a ese control aéreo en favor de Marruecos y su agencia de control aéreo, ONDA. Este planteamiento, explican las fuentes políticas consultadas por OKDIARIO, es el que se encontrará sobre la mesa Pedro Sánchez cuando visite el próximo noviembre Marruecos.

De ceder el espacio aéreo, Marruecos se haría con el control no sólo del territorio terrestre del Sáhara, sino también con los cielos. Sólo le faltaría el más complicado: el litigio sobre las aguas territoriales y sus límites con Canarias. Una lucha estratégica por el control de los yacimientos de hidrocarburos que hay en esa zona de la costa africana. Controlar tierra y aire sería un argumento más para reforzar la posición marroquí sobre la propiedad de esas millas náuticas en disputa.

Marcha verde

Entre el 6 y el 9 de noviembre de 1975, alrededor de 300.000 civiles marroquíes, muchos de ellos mujeres y niños, accedieron a pie a la entonces colonia española del Sáhara Occidental. Hoy se sabe que entre ellos también iban unidades militares camufladas. Una acción que pasó a la historia como la Marcha Verde.

España, administradora del territorio, planteó una defensa militar del terreno, plantando incluso minas antipersona. Pero finalmente accedió a retirarse y renunciar a sus poderes sobre el Sáhara. Aquel Acuerdo Tripartito de Madrid lo firmó el entonces Príncipe Juan Carlos de Borbón, unos días antes de la muerte de Francisco Franco.

Cesión

A España se le complicaba así el mandato que le encargó la ONU en 1970, cuando en pleno proceso de descolonización de África se le instó a organizar un referéndum entre la población local saharaui. La pregunta era simple, si querían ser súbditos de la monarquía marroquí o, por el contrario, organizarse en torno a una república saharaui independiente. La votación nunca llegó a realizarse.

Medio siglo después de aquel mandato, el Gobierno de Pedro Sánchez, por decisión propia del presidente, dio carpetazo al asunto enviando una carta a Mohamed VI en la que plasmaba el reconocimiento por parte de España de la marroquinidad del Sáhara Occidental. Una «traición» al pueblo saharaui, como ellos mismos han calificado.

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