Marruecos corta la colaboración antiyihadista con la inteligencia española en plena crisis diplomática

Marruecos
Carlos Cuesta

La apertura de las puertas para la llegada masiva de inmigrantes marroquíes a Ceuta no es la única respuesta de Rabat por la ayuda de Sánchez al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali. La colaboración policial y en asuntos de inteligencia ha saltado por los aires. La decisiva información antiyihadista que Marruecos proporciona de forma habitual y tradicional a España se encuentra en estos momentos mucho más que en entredicho. Y esa ayuda es vital en cualquier momento, y mucho más en plena oleada de más de 6.000 personas entrando sin control en España.

La hospitalización en España de Brahim Ghali, líder del Frente Polisario, le está saliendo cara al Gobierno de Pedro Sánchez. El Ministerio de Asuntos Exteriores marroquí calificó desde el inicio de “grave” la crisis desatada entre los dos gobiernos por el apoyo a alguien considerado enemigo de Marruecos. El servicio diplomático español, de hecho, avisó la semana pasada a la ministra González Laya de que los gestos hacia el Polisario serían respondidos con una lluvia de inmigrantes en las costas españolas, tal y como publicó OKDIARIO.

Y ahora ocurre todo ello ante la sorpresa de la misma persona que decidió, junto con Pedro Sánchez, dar el OK a la deferencia con el líder del Frente Polisario. Es más, ahora, fuentes policiales han confirmado a OKDIARIO que la gestión de González Laya ha costado el parón en la colaboración entre los dos cuerpos policiales y de inteligencia: el de Marruecos y el de España. Marruecos pidió desde el primer momento una respuesta urgente ante lo que consideró una osadía por parte de España. Pidió a al Gobierno de Pedro Sánchez “minimizar el impacto” de la crisis. Pero Moncloa no lo consideró necesario.

Ghali, ingresado con coronavirus

Brahim Ghali ingresó en un hospital de Logroño el 22 de abril por dificultades respiratorias después de contraer el coronavirus. Desde el Gobierno de España se justificó su estancia hospitalaria “por razones humanitarias”, tal y como informó desde el inicio la ministra de Exteriores, Arancha González Laya.

Las razones humanitarias, por lo visto, se elevaron con el líder del Frente Polisario, y no con el resto del Sahara, donde la asistencia hospitalaria brilla por su ausencia y donde el virus campa a sus anchas.

El líder polisario usó, de hecho, una falsa identidad, ya que la justicia española lo acusa de violaciones de los derechos humanos. La ministra también declaró acerca de este asunto y señaló que, si la Justicia entiende que Ghali debe comparecer, “el Gobierno no se interpondrá”. Toda una declaración en un país que, oficialmente, mantiene un sistema de separación de poderes.

Sin embargo, a Marruecos no le han convencido los motivos “humanitarios” defendidos por Laya. “Las consideraciones humanitarias no pueden explicar la inacción de la justicia española cuando está debidamente informada de las denuncias documentadas”, señaló el Ministerio de Exteriores marroquí la semana pasada.

Ghali está acusado de presuntos delitos de detención ilegal, torturas y crímenes de lesa humanidad. Marruecos también ha hecho hincapié en la “usurpación de una identidad falsa”. Y, por todo ello, Rabat pidió explicaciones oficiales a España.

Abrir las puertas a los inmigrantes

Ahora Marruecos pasa a la acción. A abrir las puertas a los inmigrantes ilegales y a cortar la colaboración entre los servicios de inteligencia y policiales. Y lo hace justo cuando 6.000 personas llegan a España sin control y cuando la principal amenaza terrorista recogida en el propio informe anual de Seguridad Nacional apunta al yihadismo.

El Gobierno marroquí advirtió, igualmente,de que las autoridades españolas no habían informado a sus homólogos marroquíes sobre el traslado de Ghali. De hecho, Rabat afirmó que se enteró por la prensa del ingreso del líder del Frente Polisario. Marruecos considera esta actitud, por todo ello, como “premeditada” y asegura que “sacará todas las consecuencias” de ello.

El comunicado marroquí ya aludió a las relaciones bilaterales entre España y Marruecos. Para el ministerio la preservación de estos lazos es “una responsabilidad mutua que se alimenta de un compromiso permanente para salvaguardar la confianza mutua”. También recordó “la cooperación fructífera y los intereses estratégicos” de ambos países.
Pero Moncloa quiso seguir adelante con su ayuda al líder del Frente Polisario.

Lo cierto es que, además, la decisión de González Laya no sólo ha molestado al Ejecutivo marroquí. La Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos (Asdedh) ha solicitado a la Audiencia Nacional la inmediata detención del líder del Polisario. Esta organización espera que Ghali no eluda “la acción de la Justicia” y que responda por los presuntos delitos cometidos contra la población saharaui disidente en Tinduf.

La Asociación Canaria de Víctimas del Terrorismo (ACAVITE) también ha pedido a la Justicia española que actúe en el caso Ghali. Por otra parte, El Fórum Canario Saharaui ha rechazado la presencia del líder polisario en España. Las críticas al Gobierno de España por su trato a Ghali han llegado también desde el Parlamento Europeo. Tomáš Zdechovský, un eurodiputado democristiano checo, recriminó a España que haya dejado entrar a Ghali. “Esto va en contra de nuestros valores y principios”, declaró el político.

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