Jordi Sánchez quiere ser president con un pacto de Gobierno que él rechazó ante Llarena

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El presidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Jordi Sànchez.
Joan Guirado

12 de enero. El abogado de Jordi Sánchez, el penalista Jordi Pina, dirigía un escrito al juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, en el que le pedía la libertad para su cliente. Para argumentar dicha petición, Pina aseguraba que su cliente acataba la Constitución y rechazaba la vía unilateral, para lograr la República catalana.

El acuerdo entre Junts per Catalunya y Esquerra Republicana, por el que buscan el visto bueno de la CUP a su candidato, apuesta por la unilateralidad en la construcción de la República y un desacato en la Constitución con la organización, por ejemplo, de un nuevo multireferéndum.

Este acuerdo, cerrado durante la madrugada del miércoles al jueves, es con el que el mismo Sánchez, en el caso de ser investido, tenga que gobernar en una Cataluña autonómica, pero preparándose para ser República. Una contradicción en toda regla con lo que argumentó ante Llarena para salir de Soto Del Real.

Precisamente este viernes, Llarena ha rechazado la última petición de libertad que formuló Sánchez para acudir al pleno, una vez todas las partes que forman parte de la causa se han pronunciado. El juez Llarena se coge a la posibilidad de reiteración delictiva para denegar la petición, pero también las contradicciones en las que ha entrado.  Este jueves, el presidente del Parlament, Roger Torrent, se sumó a la petición de excarcelación pidiendo la puesta en libertad de Sánchez para garantizar sus derechos.

Si los Tribunales Europeos a los que el lunes la defensa de Sánchez va a acudir para pedir medidas cautelares se las concede, el candidato a presidir la Generalitat debería renunciar a gran parte de lo que ha pactado su partido con Esquerra y la CUP, ya que del contrario estaría contradiciendo la argumentación que facilitó al juez para salir en libertad.

En su escrito de 12 de enero, el ex presidente de la ANC aseguraba que de su comportamiento no se podía desprender ningún riesgo de reiteración delictiva, ya que “nunca he defendido la unilateralidad”, decía textualmente y apostaba por tomar todas las decisiones “con respeto a la institucionalidad del Estado”.

De esa forma, Jordi Sánchez tiene por delante un dilema importante. De reiterar en el delito, su situación procesal se puede complicar aún más de lo que ya lo es a día de hoy. De renunciar a los postulados pactados con la CUP, cerraría cualquier puerta a un acuerdo y a una mayoría posible que facilitase su investidura. Situación similar a la que se podría encontrar el número tres de su candidatura, Jordi Turull, de ser propuesto candidato a la investidura.

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