La investigación judicial y policial desmiente a Puente: es un robo, no un sabotaje
Los investigadores lo estudian como robo común de las mafias del cobre que consiguen 7€/kg de material en el mercado ilegal
El Gobierno conoció el robo de cobre a las 18:10 horas y aun así dejó salir varios trenes


La investigación judicial y policial sobre el caos ferroviario desmiente las teorías del ministro Óscar Puente. Se investiga un robo común de cableado de cobre y la hipótesis de un presunto sabotaje no ha estado nunca encima de la mesa del juez ni de los investigadores. Fuentes del caso no ocultan su extrañeza ante la rápida atribución de un sabotaje por parte del ministro Puente a un incidente que reúne todos los indicios de un robo común al que se sumó un accidente de un convoy con la catenaria.
Fuentes del Ministerio de Interior también desmienten a Puente de manera implícita y hablan de un robo y no de un sabotaje como ha intentado mantener el ministro: «La Guardia Civil, siguiendo instrucciones del Juzgado de Instrucción competente en el caso, ha abierto una investigación sobre el robo del cableado de cobre ocurrido este domingo en varios puntos de la provincia de Toledo y que ha afectado a la red ferroviaria de alta velocidad».
Además, fuentes de Interior añaden: «Tanto la Guardia Civil como la Policía Nacional, que desde hace años mantienen activo un plan especial de prevención del robo de cobre, mantienen contacto constante tanto con el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) como con el resto de las autoridades afectadas por el suceso para intentar aclarar lo sucedido e identificar a los responsables».
El robo, que afecta a unos 150 metros de cable en cuatro puntos diferentes de la provincia de Toledo, ha provocado la suspensión temporal de líneas que han afectado a más de 10.000 viajeros.
Robo de cobre: 7 euros el kilo
Según el ministro, el escaso valor del cobre robado en el mercado, cerca de 1.000 euros según Puente, es lo que hace pensar en un «sabotaje». Sin embargo, el robo de cableado de cobre está al orden del día en toda España, especialmente en las zonas donde la vigilancia de la infraestructura ferroviaria es prácticamente imposible de llevar a cabo.
El robo de cobre es sencillo y se paga a 7 euros el kilo en las chatarrerías. Una vez sustraído el cable de cobre, es fácil destruir el rastro de su origen y, además, su proceso de reutilización e introducción en el mercado no es nada complicado. El cobre de los cables, una vez pelados, no se puede rastrear y puede acabar en chatarrerías legales. Lo que significa que es muy complicado determinar si un cable de cobre procede de una línea ferroviaria, de un equipamiento o de cualquier otro lugar. Al no estar marcado ni registrado tiene una gran salida al mercado.
Una gran parte del cobre robado por grupos organizados en España acaba en el extranjero, especialmente en China. El país asiático es el principal comprador de este material. En cuanto al perfil de los ladrones, se trata de grupos organizados de ciudadanos del este de Europa, Rumanía normalmente, o españoles.
Ladrones oportunistas y reincidentes que normalmente ejecutan robos de entre 100 y 800 metros de cableado de las líneas ferroviarias o de otras infraestructuras.