Detención de 9 CDR en Cataluña

Histeria en los CDR por el temor a ‘topos’ de la Guardia Civil: «Nos tienen pinchados»

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Miembros de los CDR durante un asalto a la AP-7 en Cataluña.
Pelayo Barro

La paranoia se ha instalado entre los CDR. Las detenciones de nueve miembros con material explosivo y dispuestos a usarlo en torno al aniversario del 1-O ha desatado los nervios entre los radicales catalanes. Algunos de sus miembros se acusan mutuamente de “espías” mientras constatan que la Guardia Civil les tiene bajo fuerte vigilancia.

“Nos tienen pinchados”. Los CDR coordinan sus acciones de protesta y manifestaciones a través de grupos de conversación de WhatsApp y Telegram. En ellos se difunde propaganda, convocatorias y consignas para el amplificar sus mensajes en las redes sociales. En los últimos días, desde que se conoció la detención de nueve de sus integrantes por un presunto delito de terrorismo, rebelión y tenencia de explosivos, los grupos han sido un auténtico hervidero.

La Guardia Civil, que lleva más de un año abonando la investigación y recabando datos de los miembros de estos CDR, ha constatado que entre los radicales se ha instalado una sensación de “histeria” al saberse vigilados de cerca. Especialmente tras descubrir que la investigación llevada a cabo por la Unidad Central Especial Nº3 de Información (especializados en terrorismo de corte ‘regional’) tenían pinchados los teléfonos de los detenidos y que esas conversaciones serán clave para el proceso judicial al que se enfrentarán.

Terror a los «infiltrados»

Desde que se conocieron las primeras noticias de la desarticulación de este grupúsculo, en posesión de material explosivo, los grupos de conversación de estos colectivos se han convertido en un auténtico hervidero de acusaciones cruzadas. Miembros acusando a otros de ser “infiltrados” de la Guardia Civil o de la Policía Nacional, o españolistas que colaboran con las ‘fuerzas de ocupación’ facilitándoles información y pidiendo su expulsión de los chats.

OKDIARIO ha podido observar una captura de esos mensajes, en los que en pleno cruce de acusaciones uno de los usuarios dice “dejad de hablar de eso aquí ostia, que parecéis nuevos”, “Y tontos” precisa otro en catalán. De hecho, algunos usuarios de esos grupos han optado por abandonarlos en los últimos días por las tensiones internas. Eso sí, de puertas para afuera el movimiento ha cerrado filas en torno a lo que denuncian es un «montaje policial» contra el asociacionismo independentista.

Esta paranoia se ha podido comprobar también a las puertas de una comisaría de Sabadell, donde una turba de radicales persiguió y amedrentó a un intendente de la policía municipal confundiéndole con un Guardia Civil de paisano. Consiguió huir entre gritos de «¡Facha de mierda!»

“No es el final”

Por otra parte, fuentes de la Guardia Civil explican que la ‘Operación Judas’ no ha finalizado con la detención de los nueve miembros de los CDR. Se sigue trabajando “en otros escenarios”.

La Guardia Civil y la Policía Nacional cuentan en estos momentos con un listado de hasta 130 miembros de los Comandos de Defensa de la República (CDR) con potencial terrorista. Se trata de los activistas y líderes de estas unidades violentas cuyo comportamiento ya ha sido analizado por ambos cuerpos policiales y han mostrado tener actividades, intenciones y capacidad para preparar mucho más que meras algaradas callejeras.

Los CDR se encuentran ya bajo supervisión ante la evidencia de que podrían estar preparando un golpe terrorista de cara al 1 de octubre –aniversario del referéndum ilegal de 2017– o tras la sentencia del Tribunal Supremo por el golpe de Estado separatista.

Tanto la Guardia Civil como la Policía Nacional cuentan con una estimación inicial de hasta 3.000 personas implicadas en estos CDR. Además, de todo ese colectivo, los agentes policiales pertenecientes a las Fuerzas y Seguridad del Estado consideran que cerca de 300 son los auténticos cabecillas y líderes de las revueltas, así como ataques violentos organizados.

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