El Gobierno diseñó la exhumación de Franco sin tener los planos originales de su tumba
La Abogacía del Estado no ha podido aportar en sede judicial los planos originales de la tumba donde se encuentra enterrado el dictador, en la Basílica del Valle de los Caídos.
Dos arquitectos advierten de los riesgos de «seguridad y salubridad» en la exhumación de Franco
El Gobierno diseñó el procedimiento de intervención en la tumba de Franco, para ejecutar su exhumación, sin tener los planos del nicho donde el dictador ha estado enterrado -durante los últimos 40 años- en la Basílica del Valle de los Caídos. Al menos, sin contar con la descripción del trazado original, como sería lógico en una acometida de tal entidad.
En el procedimiento contencioso que mantiene sobre las obras a realizar para intervenir en la tumba de Franco, la Abogacía del Estado aportó como única prueba documental acreditativa de la estabilidad de la infraestructura y de su fisonomía un libro que recoge, a modo ilustrativo y pedagógico, la historia de la construcción del complejo histórico monumental y la sepultura del dictador; pero alegó, en sede judicial, la inexistencia de planos originales del enterramiento.
El Gobierno desconoce, por tanto, si tal y como apuntan algunas fuentes -en el sentido en el que hicieron constar los arquitectos que firmaron el dictamen técnico independiente, a petición de los Franco- existen sistemas de calefacción o pasadizos subterráneos que, una vez alterada la conformación de la tumba pudieran afectar a la estabilidad arquitectónica del conjunto.
Un motivo por el que los citados expertos, Enrique Porto y José Ismael de la Barba, insistieron -durante la vista declarativa celebrada el pasado viernes, ante el juez Yusty Bastarreche- en la necesidad de abordar un estudio serio y riguroso de los trabajos a desarrollar. Con el fin de diagnosticar el estado real de estructura y garantizar la salubridad y seguridad de los operarios que tendrán que desplazar la pesada losa de mármol, de más de 2.000 kilos, que cubre el féretro del dictador en la Basílica de Cuelgamuros.
Suspensión cautelar
El propio magistrado se hacía eco de esta circunstancia en el Auto en virtud del que suspendió provisionalmente la licencia administrativa necesaria para iniciar cualquier trabajo sobre la lápida de la tumba de Franco.
«Es decisivo recordar -decía el juez José Yusty Bastarreche en su resolución– que se trata de remover unas losas de mármol, que a su vez tapan una losa de granito de, al parecer, 2.000 kilos de peso. Y no hace falta ser arquitecto, arquitecto técnico, ingeniero ni maestro de obras para percatarse de que ello es de por sí algo complicado, difícil de manejar y, por tanto, peligroso por el riesgo evidente de caída, rotura o cualquier otro accidente que pueda ocurrir, y que a su vez pueda causar daños a las personas, sin dudo un grupo no escaso de ellas, que tienen que realizar la citada maniobra»
Más que nunca, una vez el Tribunal Supremo ha autorizado al Gobierno socialista el traslado de los restos de Franco, desde su actual ubicación al nicho que el Ejecutivo ha habilitado en el cementerio de El Pardo -y al que tuvo acceso en exclusiva OKDIARIO- es necesario contar con el preceptivo permiso de obras.
De ahí la importancia de cada detalle en una cuestión que todavía está pendiente de resolverse por el Juzgado de los Contencioso-Administrativo número 3 de Madrid. Un escollo en el que el Gobierno, a través de la Abogacía del Estado, está tratando de superar con éxito y a la mayor brevedad. Tal es así que en los próximos días el juez Yusty Bastarreche escuchará a los nuevos peritos designados por el Ejecutivo socialista en funciones para desvirtuar la postura de los arquitectos de los Franco.