El Gobierno dice que avaló el 8-M ¡con informes que avisaban que el virus se transmitía a 2 metros!
Los intentos del Gobierno por escurrir su responsabilidad en la posible expansión del coronavirus por el 8-M provoca situaciones paradójicas, como que el propio Ejecutivo acabe admitiendo que avaló esa multitudinaria marcha con informes que, precisamente, alertaban de la transmisión del virus en distancias cortas.
Así se desprende de la respuesta del Gobierno a una pregunta por escrito de varios diputados del PP. En concreto, los parlamentarios orientaban su pregunta a la negativa del Ministerio de Igualdad, de Irene Montero, a facilitar los informes técnicos de expertos en los que se habría avalado la manifestación, toda vez que la propia Montero aseguró que el Gobierno había actuado «en todo momento» de conformidad «con lo que dijeron los expertos y la autoridad sanitaria».
Montero, sin embargo, nunca aportó los informes correspondientes, que avalarían la celebración de las marchas pese al evidente riesgo de propagación del virus.
Como publicó OKDIARIO, el jurista Samuel Parra, experto en transparencia y ciberseguridad, trasladó el 11 de abril un requerimiento al Ministerio para conocer de primera mano los supuestos consejos de los técnicos para no cancelar el 8-M. La petición cayó en saco roto y, en una resolución firmada el 8 de mayo, el departamento de Irene Montero le denegó esa información.
En su pregunta al Gobierno, los ‘populares’ se quejaban de que Igualdad se hubiese negado a facilitar dichos informes y reclamaban «los motivos reales» para ello. Asimismo, preguntaban si «en algún momento» se darían a conocer.
«De humano a humano»
En su respuesta, el Gobierno resuelve remitiéndose a los informes «científico-técnicos» elaborados por el Ministerio de Sanidad, dando a entender que esos son los supuestos dossieres que avalarían la celebración.
La respuesta no deja de resultar llamativa porque, precisamente, uno de esos informes, el difundido apenas dos días antes del 8-M, ya alertaba del riesgo de propagación del virus en distancias inferiores a 2 metros.
El informe va firmado por especialistas del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) y de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. Entre ellos, Fernando Simón, responsable del CCAES y portavoz técnico de Sanidad en la crisis del coronavirus. Simón rebajó el riesgo de propagación a partir de las multitudinarias marchas ideológicas y evitó desautorizarlas. «Si mi hijo me pregunta si puede ir a la manifestación del 8-M le diré que haga lo que quiera», dijo incluso un día antes.
Pero el informe era claro en cuanto a que el virus se transmitía «de humano a humano». Así lo atestiguaba: «La vía de transmisión entre humanos se considera similar al descrito para otros coronavirus a través de las secreciones de personas infectadas, principalmente por contacto directo con gotas respiratorias de más de 5 micras (capaces de transmitirse a distancias de hasta 2 metros) y las manos o los fómites contaminados con estas secreciones seguido del contacto con la mucosa de la boca, nariz u ojos».
El informe al que se remite el Gobierno avisaba además de la gravedad del virus y su letalidad
Un párrafo rotundo que revela que el Gobierno era consciente de los riesgos y de la gravedad de la situación.
Pese a que el propio Simón recomendó que aquellos que tuviesen síntomas evitasen ir a la manifestación, el dosier ponía también el foco en el potencial transmisor de los asintomáticos, señalando que «en el barco Diamond Princess, cuarentenado en Japón, en el que se realizaron pruebas diagnósticas a 3700 pasajeros, el 50% de los que tuvieron resultados positivos estaban asintomáticos».
Letalidad del virus
No sólo eso. El Gobierno también era consciente de la gravedad del virus, ya que en el informe se recogía que hasta un tercio de los primeros ingresados en Wuhan habían precisado cuidados intensivos o que la letalidad llegaba hasta el 14,8% en pacientes de más de 80 años o al 10,5% en enfermos cardiovasculares. El informe se remitía además a otros precedentes, como el SARS que «en 2003 ocasionó más de 8.000 casos en 27 países con una letalidad de 10%» o el MERS «con una letalidad del 34%».
Pese a ello, el Ejecitivo no sólo avaló las marchas, sino que las alentó y participó en las mismas. Dos ministras del Gobierno, Irene Montero y Carolina Darias (Política Territorial) dieron positivo por el virus apenas cuatro días después de acudir a la de Madrid. Poco después se supo también que Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno, estaba contagiada.
«Urgencia en las decisiones»
En su respuesta, el Gobierno añade que «la complejidad, la excepcionalidad y la ausencia de precedentes de la situación generada por la pandemia han requerido una urgencia en la toma de decisiones de todos los gobiernos del mundo, a todos los niveles, en un contexto de inimaginable adversidad». Y defiende que «ha trabajado, y sigue haciéndolo, con el único objetivo de salvar vidas y combatir la pandemia».
También señala que «España ha cumplido las recomendaciones y criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) en todo momento». Algo que no es cierto. Ambos organismos internacionales, como reveló OKDIARIO, alertaron antes del 8-M de los riesgos de los eventos multitudinarios, e instaron a su cancelación.