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Soy adiestrador canino y te aconsejo no usar la jaula del perro de esta manera o se convertirá en ‘una prisión emocional’

Un perro en su jaula
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

El uso de la jaula en la educación y convivencia con perros es un tema que genera opiniones encontradas. Para algunos cuidadores, representa una herramienta práctica; para otros, en cambio, una «cárcel emocional» que genera rechazo, miedo y estrés en el animal. Lo más importante es entender que la jaula nunca se debe utilizar como castigo, un error muy habitual y que puede dar lugar a consecuencias negativas difíciles de revertir.

Un adiestrador canino ha compartido un vídeo en TikTok en el que advierte de lo siguiente: «No uses la jaula como castigo. Nunca. La jaula puede ser un refugio maravilloso. Pero si la usas para castigarlo, la conviertes en una celda. El objetivo es que la vea como su rincón de seguridad, no como un sitio de castigo o soledad. Construye una relación positiva con la jaula desde el primer día»

¡No uses la jaula del perro así!

@adiestramiento_n.humedas ❌ No uses la jaula como castigo. Nunca👇🏼 La jaula puede ser un refugio maravilloso. Pero si la usas para castigarlo, la conviertes en una celda⚠️ El objetivo es que la vea como su rincón de seguridad, no como un sitio de castigo o soledad❌ 👉🏼 Construye una relación positiva con la jaula desde el primer día✅ #educacionrespetuosa #jaulapositiva #bienestaranimal #nariceshumedas #comunicacioncanina ♬ sonido original – Adiestramiento N.Húmedas.

En la naturaleza, muchos animales buscan escondites donde sentirse tranquilos y el perro, como descendiente del lobo, mantiene parte de ese instinto. La jaula, siempre y cuando se introduzca correctamente, recrea un entorno cerrado, en el que el perro se siente seguro y libre de amenazas. Cuando percibe este espacio como un refugio, suele entrar de forma voluntaria en momentos en los que sus niveles de estrés y ansiedad aumentan, como la llegada de una persona desconocida a casa. Por el contrario, si relaciona la jaula con un castigo, en lugar de ser un sitio donde relajarse, se convierte en un símbolo de frustración.

Errores a evitar

Existen ciertos errores que se deben evitar para que la jaula cumpla con su propósito:

  • Cada vez que se le encierra al perro cuando hace algo mal, la jaula pierde su valor como refugio y se transforma en un espacio de exclusión.
  • Pasar demasiadas horas en un espacio reducido provoca aburrimiento, ansiedad, problemas de conducta y posibles alteraciones físicas.
  • Obligar al perro a entrar desde el primer día puede generar rechazo. La introducción debe ser gradual y positiva.
  • Si pasado un rato quiere salir, hay que dejarle. El objetivo es que lo perciba como un espacio voluntario, no como un encierro obligatorio.

Proceso de adaptación.

Para que el perro vea la jaula como un refugio y no como una imposición, la introducción debe ser progresiva y positiva. Lo primero y más importante es colocarla en un lugar tranquilo de la casa, pero no aislado. Por ejemplo, en un rincón del salón o la cocina. Además, es recomendable poner algunos juguetes en su interior para que el perro se acerque por curiosidad.

Al principio, lo más conveniente es dejar la puerta abierta, para que entre y salga cuando le apetezca, sin presión. Una vez esté listo, puedes empezar a cerrar la puerta durante unos minutos, siempre con algún refuerzo positivo. Poco a poco, extiende la duración, pero nunca de manera abrupta. Si en algún momento el perro muestra señales de incomodidad, es mejor retroceder un paso y reforzar la asociación positiva antes de continuar.

Cuando la jaula se utiliza como castigo o encierro aparecen efectos emocionales y conductuales negativos, como la ansiedad generalizada. En casos extremos, puede llegar a desarrollarse un cuadro de indefensión aprendida, en el que el perro deja de reaccionar y se muestra apático.

Alternativas

Aunque la jaula puede ser útil, no es la única opción para crear un refugio seguro. Existen alternativas que cumplen la misma función. Por ejemplo, los parques para perros, que ofrecen más espacio y permiten incluir juguetes o camas. También se pueden utilizar camas tipo cueva o iglú, que ofrecen un espacio seguro sin necesidad de rejas.

En casas grandes, también se puede destinar una habitación exclusivamente para el animal. El objetivo siempre es el mismo: ofrecerle un lugar donde pueda retirarse voluntariamente, sin asociarlo con aislamiento o castigo.

Por lo tanto, la jaula no es un elemento negativo en sí mismo. Todo depende del enfoque con el que se utilice. Con un uso responsable, se convierte en un refugio personal, un rincón de seguridad y descanso. Por el contrario, cuando no se utiliza correctamente, se transforma en lo que algunos expertos llaman «una prisión emocional».

En definitiva, se trata de una herramienta que, bien utilizada, puede mejorar la vida del perro y la convivencia en el hogar. Sin embargo, para lograrlo, es fundamental no utilizarla como castigo, introducirla de manera progresiva y positiva, limitar el tiempo que pasa dentro y respetar sus necesidades en todo momento.

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