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El Gobierno avala que Iglesias despliegue una ‘diplomacia paralela’ a Exteriores para sus propios intereses

Pablo Iglesias
Pablo Iglesias en el Congreso de los Diputados. (Foto: EP)
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

El Gobierno avala que Pablo Iglesias desarrolle una agenda internacional paralela al Ministerio de Exteriores. Así se expresa el Ejecutivo en una respuesta por escrito en el Congreso de los Diputados a una pregunta de Vox. «¿Por qué motivos se encuentra el vicepresidente segundo del Gobierno desarrollando esta amplia agenda internacional completamente ajena a sus competencias ministeriales y de gobierno?», trasladó la formación de Santiago Abascal. 

En concreto, Vox hacía mención a distintos encuentros realizados por el líder de Podemos en los últimos meses, citando por ejemplo el desplazamiento a Bolivia para participar en la toma de posesión del nuevo presidente del país Luis Arce. Este viaje, señalaba el partido, «ha puesto de manifiesto de nuevo el conocido interés del vicepresidente segundo por los países hispanoamericanos, particularmente por aquellos afines ideológicamente al programa de Unidas Podemos».

«En este sentido», prosigue Vox en su pregunta, «pareciera que el vicepresidente segundo del Gobierno se encuentra haciendo uso de su cargo y posición en el actual Ejecutivo para afianzar una red de contactos políticos en el exterior, a fin de crear un tejido diplomático paralelo al oficial». Además, recuerda que Iglesias también se ha reunido con el presidente de Argentina, Alberto Fernández y «ha tratado en otros momentos de estrechar lazos con el Gobierno de Estados Unidos Mexicanos liderado por Andrés Manuel López Obrador».

El Gobierno avala esta agenda paralela y se limita a señalar que Iglesias «ejerce las funciones que tiene atribuidas de acuerdo con el Real Decreto 3/2020, de 12 de enero, sobre las Vicepresidencias del Gobierno». Así, señala que «en la mayoría de los viajes en el extranjero» se dispone de una «agenda privada» y concluye que «los actos privados del vicepresidente no afectan a la política exterior marcada por el Gobierno».

Tensiones

El Gobierno justifica así que Iglesias pueda desarrollar una agenda, al margen de Exteriores, en el ámbito internacional, pese a que sus discrepancias dentro de la coalición son conocidas. Uno de los últimos motivos de tensión se ha producido a propósito de la situación del Sáhara Occidental y la reclamación de Podemos de que se garantice la celebración de un referéndum de «autodeterminación». Una petición que el partido de Pablo Iglesias lanzó en plena crisis migratoria con Marruecos.

Además, el pasado noviembre, Iglesias se desplazó a América Latina para asistir a la toma de posesión del presidente boliviano Luis Arce. Allí se reunió con distintos dirigentes de la órbita bolivariana y participó en la firma de la llamada Declaración de La Paz. En ese texto se declara que «la ultraderecha se expande a nivel global, propaga la mentira y la difamación sistemática de los adversarios y apela a la persecución y a la violencia política».

En otra respuesta por escrito en el Congreso, a una pregunta de Ciudadanos -avanzada por El Mundo- Moncloa respalda esa declaración asegurando que «representa un compromiso contra las amenazas a la democracia tras el análisis de acontecimientos políticos precedentes en el país anfitrión de la Declaración, el Estado Plurinacional de Bolivia». «La declaración es una defensa de la democracia por lo que no existen motivos para retirar la firma de dicho documento», se indica desde el Gobierno.

La Declaración de La Paz fue una iniciativa del presidente argentino, Alberto Fernández, y del vicepresidente segundo del Gobierno español, Pablo Iglesias.

La declaración la firmó también el boliviano Luis Arce y los ex presidentes Evo Morales (Bolivia), Rafael Correa (Ecuador), Dilma Rousseff (Brasil), Alexis Tsipras (Grecia) y el ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero.

En su momento, el Gobierno se desmarcó de esa declaración. La ministra de Defensa, Margarita Robles, afirmó que en estos viajes cada dirigente político si quiere puede realizar “sus propuestas”, pero destacó que “lo que luego haya hecho el vicepresidente Iglesias le compromete a él” y es “al margen” del viaje oficial.

La titular de Exteriores, Arancha González Laya, afirmó que se trataba de «un documento firmado por individuos» que lo suscribieron «a título individual», no «un acuerdo entre países.

El texto pone a Bolivia como «referencia internacional de la respuesta ciudadana al golpismo», por lo que la declaración se hizo coincidir con la investidura de Arce.

Los firmantes, «gobernantes, expresidentes y líderes progresistas» en América y Europa, expresan su compromiso de trabajar conjuntamente «por la defensa de la democracia, la paz, los derechos humanos y la justicia social frente a la amenaza que representa el golpismo de la ultraderecha».

«Hoy la democracia está amenazada y basta con analizar los acontecimientos políticos de los últimos meses en Bolivia, país anfitrión de esta Declaración, para constatar que la principal amenaza a la democracia y la paz social en el siglo XXI es el golpismo de la ultraderecha», señala el manifiesto.

 

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