La Generalitat paga clases de islam a 337 alumnos mientras se niega a dar asignaturas en castellano
La religión islámica está presente en la enseñanza pública catalana a la vez que se vetan las clases en castellano. Ocho escuelas catalanas imparten clases de islam a 337 alumnos con profesores contratados por la Generalitat, en los que gasta 169.925 euros anuales. Es información facilitada por el consejero de Educación, Josep González-Cambray, el mismo que anima a los colegios a sublevarse contra las sentencias que obligan a impartir el 25% de las clases en español.
En una respuesta por escrito a una pregunta parlamentaria de Vox, el consejero desglosa los centros y número de alumnos que están acogidos al plan para impartir clases de islam en Cataluña: son 84 en el Instituto Vallvera en Salt, 66 en Instituto Creu de Saba de Olesa de Montserrat, 45 en el Instituto Rafael Campalans de Anglès, 44 en la Escuela Santa Creu de Calafell, 38 en la Escuela Mossèn Jacint Verdaguer de Calafell, 32 en la Escuela ‘El Turó’ de Mataró, 20 en la Escuela Josep Ferrà y Esteva de Olesa de Montserrat y 8 en el Instituto Frederic Mompou de Sant Vicenç dels Horts.
Entre los argumentos que González-Cambray cita para justificar estas clases figura el de «la demanda de las familias para que sus hijos e hijas puedan recibir clases de la materia religión islámica, tal y como prevé el marco legal». Demanda de las familias y marco legal. Dos requisitos que sorprenden en boca de quien nada más conocerse la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) dando la razón a la familia de Canet de Mar que exigía clases en castellano para su hijo de 4 años tildó el fallo judicial de «ataque intolerable» y se plantó en la escuela que discriminaba al pequeño para solidarizarse con la dirección del centro.
Días después, el Tribunal Supremo propinó el golpe definitivo a la inmersión lingüística en Cataluña al rechazar el recurso de la Generalitat contra el fallo del TSJC que estableció el principio de que al menos el 25% de las clases deben ofrecerse en castellano. Y no tardó González-Cambray en enviar una carta a los directores de los 5.108 colegios de Cataluña animándoles a desobedecer al Supremo: “Queremos que continuéis trabajando exactamente como hasta ahora”.
Junto a la de Canet de Mar, otras 23 familias tienen abiertas reclamaciones contra la Generalitat para conseguir la escolarización de sus hijos en español, la otra lengua oficial de Cataluña. No lo tendrán fácil. El Govern ha convertido la sentencia del Supremo en un nuevo ataque al catalán y su modelo de inmersión lingüística. Hasta el punto de que su presidente, Pere Aragonés, hizo grabar su mensaje de Navidad en una escuela de Santa Coloma de Gramenet, donde proclamó que «la escuela debe ser el núcleo de la nación catalana».
Las trabas y dificultades que los padres encuentran en Cataluña para que sus hijos puedan estudiar en castellano no sólo contrasta con la facilidad creciente que tienen aquellos que piden clases de religión islámica, sino también con la que encuentran los demandantes de lengua árabe. La Generalitat ha ampliado este curso a 30 centros más las clases de Lengua Árabe y Cultura Marroquí. De esta forma, ya son 138 centros públicos los que imparten clases de estas materias (6 en horario lectivo y otros 132 en extraescolar).
Ana Losada, presidenta de la Asamblea por una Escuela Bilingüe de Cataluña, no ve problema dado que se trata de clases voluntarias, «pero, claro, entiendo que muchas personas puedan ver una situación realmente extraña o incoherente cuando vemos que la escuela en Cataluña potencia lenguas que no son oficiales en Cataluña y en cambio las lenguas oficiales, en este caso el español, es excluido deliberadamente de la enseñanza».