La Generalitat catalana exigió por escrito el 24-M no poner respiradores a los mayores de 80 años
Un documento de la Administración de Quim Torra establece que deben tomarse las decisiones en base a la "valoración individual fina de aquellos pacientes con más probabilidades de recuperación"
Última hora del coronavirus y las fases de desescalada en España
La Generalitat catalana exigió el 24 de marzo en un documento oficial no aplicar respiradores a los mayores de 80 años. El documento no disimulaba ni en el título ni en el mensaje central. El título del documento era «Recomendaciones para apoyar las decisiones de limitación del esfuerzo terapéutico para pacientes con sospecha de covid-19 e insuficiencia respiratoria aguda».
El mensaje central repetido incluso en una guía práctica decía: «Pacientes de más de 80 años: no soporte ventilatorio». «Recibirá sólo oxigenoterapia con mascarilla reservorio de alta concentración tipo Monaghan», añade el texto. Eso no son respiradores. Eso no es ventilación mecánica.
El documento de la Generalitat de Quim Torra -que gobierna con el apoyo de ERC- que hoy publica OKDIARIO recoge ese tipo de restricciones incluso para mayores de 75 años con problemas crónicos. Pero llega al grado máximo en los mayores de 80 años, donde, además de pedir la restricción total de los respiradores, añade que se deberá «considerar el tratamiento de confort» para pasar a la sedación.
«Infecciones emergentes»
El documento señala que «las infecciones emergentes ponen muchas veces en juego las capacidades de atención de los sistemas sanitarios, sobre todo cuando el número de pacientes graves o críticos supera o amenaza con superar las capacidades de atención del sistema». Aclara que «esto hace que sean necesarias medidas en dos sentidos fundamentales».
La primera de ellas pasa por «planificar la distribución de los recursos existentes, ampliar las camas de críticos y equiparlos con material propio o externo temporalmente, y buscar alternativas de centros con menos congestión y trasladando pacientes dentro del propio sistema».
Pero la segunda va más allá y apunta a «mantener una ética en la toma de decisiones basada en ofrecer los recursos a aquellos pacientes que más se puedan beneficiar, en términos de años de vida salvados, máxima supervivencia al alta, evitar ingresos de pacientes con escaso beneficio, ya sea por patologías respiratorias por covid-19 u otras patologías que condicionen el estado crítico, evitar el fenómeno del ‘primero que llega, primero que ingresa’ y aplicar estos principios a todos los grupos de pacientes por igual, no sólo a un grupo concreto como los pacientes geriátricos».
«Pacientes con más probabilidades de recuperación»
Porque, según el documento de la Generalitat Catalana, deben tomarse las decisiones en base a la «valoración individual fina de aquellos pacientes con más probabilidades de recuperación».
«En resumen, todo paciente afectado de insuficiencia respiratoria aguda (IRA) tiene derecho a recibir asistencia sanitaria», señala el texto. Pero, atención, «la intensidad terapéutica se determinará según criterios objetivos de idoneidad y expectativas de resolución del proceso. El objetivo es salvar el número máximo de años de vida en aquellos pacientes con posibilidades máximas de supervivencia al alta, y mantener una calidad de vida». Algo que deja a los mayores de 75 y 80 años en una situación complicada.
Porque «la edad es un criterio importante, sobre todo, porque se relaciona directamente con los años de vida salvados en una intervención», aunque, apunta el texto, consciente de lo que acaba de plasmar, que «no debe ser nunca el único criterio a la hora de decidir la limitación de esfuerzo, y hay que considerar aquellos afectados con máxima posibilidad de supervivencia».
Con esa teoría en la mano, el documento de la Generalitat de Quim Torra destaca las pautas concretas de actuación denominadas «recomendaciones para apoyar las decisiones de limitación de esfuerzo terapéutico». Son así de contundentes:
En el apartado de «decisiones para soporte ventilatorio» se destaca que los pacientes mayores de 80 años «recibirán sólo oxigenoterapia con mascarilla reservorio de alta concentración tipo Monaghan®. Si en 15 minutos el paciente presenta saturación de oxígeno menor de 90% valorar colocar en decúbito prono el paciente para mejorar la oxigenación. Considerar tratamiento de confort (mórfico, midazolam) para paliar la sensación de disnea».
Respiradores
Las mascarillas que cita nada tienen que ver con los respiradores. Se trata de una mascarilla con un reservorio sin actuación mecánica de asistencia a la respiración. «B. Pacientes hasta 80 años», señala a continuación.
Y ahí acepta para determinados casos de pacientes de «75 a 80 años: recibirán sólo oxigenoterapia con mascarilla reservorio de alta concentración tipo Monaghan®”, si se trata de un enfermo crónico y con patologías».
Juan Luis Steegmann, diputado de Vox y médico ha señalado que «el señor Iglesias parece querer pasarle la responsabilidad al señor Illa» por lo ocurrido en las residencias. Porque un documento como este puede tener esa responsabilidad, ya que «dice que mayores de 75 años con problemas crónicos, aunque estuviesen bien controlados y tuviesen insuficiencia respiratoria por covid-19, solamente se les daba oxígeno, no ventilación mecánica» mediante respiradores.
Hay que recordar que, mientras esto ocurría en Cataluña, el Gobierno de Pedro Sánchez, desde el 5 de marzo, había pedido ya que los mayores contagiados se quedaran en las residencias. Lo hicieron pese a que en aquellas fechas no había colapso sanitario. Y dos semanas después y coincidiendo con dos datos relevantes, el mismo Ejecutivo pasó a regular por orden ministerial la orden de que se les mantuviera en esos mismos centros: y ya no era una petición; era una imposición legal.
Los dos datos relevantes eran los siguientes: en primer lugar, que en ese momento, ya sí había colapso hospitalario; y en segundo lugar, que justo ese 19 de marzo en el que se emitía la orden ministerial se anunciaba el mando único social de Pablo Iglesias: las residencias pasaban a ser uno de sus cometidos. El resultado es conocido. Muchos de esos mayores murieron en las residencias.
La orden ministerial en cuestión procedía del Ministerio de Sanidad y señaló aquel 19 de marzo que «el Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declara el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el Covid-19, contempla una serie de medidas dirigidas a proteger la salud y seguridad de los ciudadanos y a reforzar el sistema de salud pública».
El «artículo 4.3 indica que los ministros designados como autoridades competentes delegadas en ese real decreto, quedan habilitados para dictar las órdenes necesarias para garantizar la prestación de los servicios en orden a la protección de las personas».
Población vulnerable
El texto añadió que «cuando se produce el diagnóstico de un caso de covid-19 en un centro en el que resida población vulnerable, se pone en marcha la declaración o comunicación de caso que esté establecida, en su caso, por la autoridad sanitaria». Y que, a partir de ahí, «en el caso de que un residente presente infección respiratoria aguda leve, debe ser aislado del resto de residentes».
El texto no dice nada de hospitalizarlo de urgencia. Habla de que debe ser aislado en la residencia. Es más, la norma lo detalla y dice que «en el caso de que haya más un residente con infección respiratoria aguda leve, y no sea posible el aislamiento individual, puede recurrirse al aislamiento por cohorte».
El texto sostiene que «en el caso de residentes con diagnóstico covid-19 confirmado, deben ser aislados del resto de residentes». Añade que si hay «más de un residente con infección confirmada por covid-19 puede recurrirse al aislamiento por cohortes». Y que «en cualquier caso, estos residentes, casos posibles o casos confirmados de covid-19, deben mantenerse aislados del resto de residentes».
Toda una combinación de normas que ha desembocado en el resultado final ya conocido.