Fernando Savater: «En España hay siete millones de tontos que votan a Sánchez»

"Sánchez ha llevado al PSOE a la irrelevancia en favor de tribus nacionalistas y comunistoides"

"Es evidente que estamos sometidos a Marruecos"

"El País lo dirigen mamporreros sumisos del gobierno"

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«En España hay siete millones de tontos que votan a Sánchez». Lo afirma Fernando Savater, escritor y filósofo, entrevistado por OKDIARIO. «Fui demasiado optimista cuando dije que había cinco millones de tontos que votaban a Podemos», añade.

Al cumplirse un mes de su despido del diario El País, Savater critica la deriva sanchista y las «trolas» del periódico en favor del Gobierno. Las describe en su último libro, Carne gobernada, que ya va por la tercera edición. «Un libro -dice- muy íntimo; de esos que uno ya hace con desahogo de vejez». «El País me ha hecho la mejor promoción», señala Savater. Califica a la nueva dirección como «sumisos y mamporreros».

En la entrevista, Savater afirma que «el PSOE ha quedado en la irrelevancia en favor de tribus nacionalistas y comunistoides», y reflexiona sobre el «sectarismo nacionalista» y lo ridículo del concepto actual de «progresismo», preocupado por los derechos de los patos en una mascletá.

Savater recomienda al ministro Ernest Urtasun visitar alguna vez un museo; considera «muy indignante», pero no le sorprende, que el Parlamento de Cataluña se negara a un minuto de silencio por los guardias civiles asesinados en Barbate y tiene claro que Sánchez sigue un «extraño sometimiento» a Marruecos.

PREGUNTA.- ¿Cómo va el libro?

RESPUESTA.- Estupendamente. Por una vez, El País me ha hecho la mejor campaña de promoción. No solía últimamente ocuparse de mis libros.

P.- Un mes desde tu despido de El País después de 47 años…

R.- A mi edad ya los problemas son de otro tipo. Esto son gajes del oficio. Me preocupa mucho más el país, España, que El País, periódico, aunque, desgraciadamente, las dos cosas están vinculadas.

P.- ¿Qué es hoy el diario El País?

R.- Yo lo describo en el libro. El País ha sido un elemento muy importante de la vertebración de la democracia española. Un elemento crítico, más en el centro izquierda, pero crítico del Gobierno y de la oposición. Algunos aprovechamos esa amplitud de criterio y hemos escrito y tenido nuestras polémicas muy libremente. Nunca había tenido ningún problema. Pero llegó Pedro Sánchez y acabó con la dirección de Antonio Caño. Fue la primera vez que el Gobierno destituía a la dirección. La sustituyeron por un grupo de personas sumisas y, casi te diría, que mamporreros del Gobierno dispuestos a apoyar cualquier cosa que el Gobierno venda, incluso cuando cambia de opinión dos o tres veces por semana. Es una pena y no soy el único que se ha dado cuenta. Protesté para defender a los lectores. He escrito 47 años en ese medio y, de alguna manera, me sentía responsable también ante los lectores de venderles trolas a favor del Gobierno. Al luchar contra las trolas también luchaba contra el periódico, porque el periódico mayoritariamente las sostenía.

P.- Y, ¿España cómo está?

R.- Peor, aunque Galicia nos ha devuelto un poco la esperanza. El Gobierno se ha cargado al PSOE como referente político. Lo ha ido reduciendo a la irrelevancia a costa de promocionar las opciones nacionalistas más radicales y a comunistoides porque aquí no llegamos a tener comunistas. Y, así, claro, todos los problemas son la lucha contra el castellano, contra las tradiciones clásicas españolas, y el intento de degradar la vida común en beneficio de tribus sectarias. El hundimiento del PSOE es a costa de potenciar los sectarismos. Ahora ya, abiertamente, Sánchez dice que lo que hay que hacer es potenciar en cada territorio al de allí, que es lo contrario al internacionalismo progresista de siempre.

P.- ¿Esto lo inició Zapatero y Sánchez es el continuador del plan?

R.- ¿Un plan? No quiero ser paranoico porque tampoco les concedo mucha capacidad de pensamiento. Para hacer planes hay que pensar y tener un grupo de Think Tank, y a éstos no los veo ni think ni tank. Pero es verdad que hay un movimiento por el que todo lo que suena a España, unidad, igualdad… es facha, y todo lo que suena a diferencia, disgregación, aquí somos distintos a todos y nadie nos entiende… es lo progresista y lo bueno. Es un disparate. El progresismo ha sido siempre libertad e igualdad. La igualdad es imprescindible. Buscar la unidad entre los distintos ha sido fundamental. Es la primera vez ahora, y no sólo en España, que se llama progresista a hacer hincapié en las diferencias en vez de hacerlo en las semejanzas. Es el mal general de la política actual y en España ocurre en grado sumo.

P.- Sánchez habla de «reconciliación» con los independentistas. ¿Y tú qué dices?

R.- Lo de la reconciliación lo aguantamos mucho en el País Vasco. Cada vez que se tomaba una medida contra el nacionalismo obligatorio y contra el terrorismo era visto como crispación. No. Yo no me tengo que reconciliar con nadie. Yo no he hecho nada a nadie. Yo he sido un ciudadano normal al que han agredido y le han querido quitar sus derechos, que es lo que hacen los nacionalistas. Son agresores del resto de ciudadanos. Quieren convertirlos en subciudadanos. Yo no me tengo que reconciliar con nadie porque no he hecho daño a nadie. A mí me lo han hecho. Si ellos quieren pedir perdón o jurarme que no lo van a volver a hacer, pues muy bien. Yo he sido agredido por nacionalistas y terroristas.

P.- ¿Cómo explicar que siete millones de personas voten a Sánchez?

R.- Pues no me lo explico bien. Hace bastante tiempo me preguntaron por Podemos, que era un grupo comunistoide, bolivariano, etc… que los que hemos vivido y trabajado mucho en América Latina conocemos bien. Siempre he pensado que hay cosas que pueden pasar en otros países, pero claro, en España y Europa no. Piensas: eso no va a cuajar. Cuando Podemos tuvo casi cinco millones de votos dije que no sabía que había tantos tontos en España y se enfadaron mucho. Pero ahora amplío. No solamente hay cinco millones de tontos. Hay siete millones de tontos, por lo visto. De modo que la cosa es peor de lo que yo creía. Fui demasiado optimista.

P.- Urtasun dice que hay que «descolonizar» los museos de España.

R.- Los museos siempre han sido lugares para contemplar otras culturas. La gracia de los museos no es que tengan adoquines de tu calle, sino de otras calles que no has pisado nunca. No colonialismo, pero sí un cierto exotismo hay en todos los museos. Es lo que vas buscando. Habrá algunas piezas que se puede discutir si deben estar o no, pero del Partenón no quedaría hoy nada si no hubiera sido por quienes se lo llevaron a otro sitio porque los turcos lo usaron para guardar explosivos y lo bombardearon. Me parece fundamental que un museo recoja cosas de diversos lugares y de sitios que uno no conoce. Yo creo que Urtasun no ha entrado nunca en un museo. A lo mejor, el día que entre descubre lo que es un museo de verdad y empieza a pensar cosas más sensatas.

P.- La izquierda hace batalla de unos patos y una mascletá, pero niega un minuto de silencio a dos guardias civiles asesinados…

R.- Ya no hay una izquierda y una derecha. Todos los gobiernos son una mezcla de socialdemocracia y liberalismo. Lo que pasa es que sigue habiendo una beatificación de la izquierda bastante risible. Por ejemplo, lo de la mascletá. A algunos les gustará y a otros no, pero ya está. Es la vida. Ahora, claro, decir que la mascletá molesta a los patos es la idea de que ya no solamente los ciudadanos tienen derechos, sino también los patos, las hormigas… En fin. Eso forma parte de un ridículo general. Han transformado el progresismo, que era un intento de mejora constante y permanente de la sociedad, en una ridiculización permanente de la sociedad donde los más ridículos son los que hablan más fuerte e imponen sus ideas a los demás. Y lo del Parlamento de Cataluña es indignante. Y lo hacen porque eran catalanes uno de los guardias muertos y un herido. En Cataluña no se puede tolerar que haya guardias civiles catalanes, aunque claro que los hay y jugándose la vida como en el resto de España. Eso les rompe la idea de que los catalanes no tienen nada que ver con la Guardia Civil, con la Monarquía, con los españoles… Ellos invocan la diversidad de España, pero todos los países son diversos. España no es más diversa que Italia o Francia. Para eso se hacen los estados. Para unir lo diverso. Si los estados fueran homogéneos y marcando el paso no harían falta. Los estados son formas de que los ciudadanos diferentes estén sometidos a leyes comunes para colaborar entre sí. Lo que quieren los separatistas no es el derecho a la diferencia, sino la diferencia de derechos, que es una cosa distinta, perversa y contraria a la democracia.

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