La federación asturiana de IU se rebela contra Garzón: Se niega a votar para confluir con Podemos
Izquierda Unida ha arrancado este martes la consulta a sus bases sobre el acuerdo marco cerrado con Podemos y Equo para confluir en las próximas elecciones municipales, autonómicas y europeas de 2019, en medio de una fuerte oposición de sus diferentes corrientes críticas y el boicot de la federación asturiana, que ha anunciado que se niega a celebrar la votación en su territorio.
Tras meses de negociaciones, IU selló el pasado 1 de junio con Podemos y Equo el documento ‘Bases para la confluencia electoral 2019’, que deben ratificar los militantes y simpatizantes de la coalición entre este martes y el domingo 17.
En concreto, los miembros de IU deben responder a la siguiente pregunta: ‘¿Estás de acuerdo con que Izquierda Unida concurra en coalición electoral con Podemos, Equo y otras organizaciones políticas en los procesos electorales de municipales, autonómicas y europeas de 2019?’.
La dirección de la organización de izquierdas da por hecho que las bases avalarán el acuerdo alcanzando, según fuentes de la coalición de izquierdas. Aún así, el pacto ha generado un gran malestar entre las diferentes corrientes críticas que existen dentro de la organización, así como en algunas federaciones.
De ellas, la asturiana es la que ha ido más allá en su desafío, ya que ha anunciado que no va a poner las urnas el domingo 17 para facilitar la votación presencial, programada para ese día. «No se pueden hacer las cosas de arriba a abajo», ha afirmado el secretario de organización de IU de Asturias, Alejandro Suárez.
Amenaza de intervención
No obstante, el coordinador federal de IU, Alberto Garzón, ya ha remitido una carta a la federación asturiana, avisando de que si no rectifican, y siguen en su empeño de no celebrar la consulta, la dirección procederá a intervenir esta federación, para garantizar el derecho de sus militantes allí a opinar sobre la confluencia.
«Se trata de una decisión injustificada que supone una grave lesión a los derechos de la militancia de IU en Asturias. De producirse este hecho, la militancia asturiana sería la única privada del derecho a participar en una importante consulta que se realizará en todo el país y con la participación activa del resto de federaciones de Izquierda Unida», denuncia Garzón en su carta.
Por ello, avisa de que de producirse ese «flagrante incumplimiento de los acuerdos democrática y mayoritariamente adoptados por los órganos federales», estos se reservan «el derecho a ejercer directamente y en exclusiva todas las competencias de Izquierda Unida sobre el territorio de Asturias, incluyendo el uso de la simbología y denominación de la organización en procesos electorales».
«Es inédito en la historia de esta organización que una dirección de federación intente impedir el pronunciamiento democrático de la militancia. Comprenderéis que es obligación de esta dirección federal garantizar el cumplimiento de los acuerdos adoptados democráticamente en los órganos de Izquierda Unida, en especial frente a decisiones arbitrarias e injustificadas que resultan tan gravosas para los derechos de la militancia además de diametralmente opuestas a los principios participativos y democráticos de nuestra organización», denuncia Garzón en su misiva.
«Un engaño»
Además de la federación asturiana, la corriente agrupada en torno al manifiesto ‘Por una IU soberana’, impulsado por el diputado en el Congreso Ricardo Sixto, ya denunció el pasado sábado que la consulta es un «engaño» y una «manipulación» de la dirección a las bases, porque «no pregunta por el acuerdo en concreto sino por la voluntad de confluir».
También se han mostrado críticos con la consulta algunos integrantes de la corriente ‘IU, sí; con más fuerza’, al considerar que esta consulta se ha celebrado con «precipitación» y con un texto «ambiguo» y «cogido con alfileres».
«El Acuerdo Marco plantea un escenario programático claramente abstracto, generalista e insuficiente, que no se resuelve, de acuerdo con la experiencia ya contrastada, con una mera mención a que cada fuerza tenga libertad para defender su propio programa, porque los compromisos institucionales, derivados de la disciplina de grupo, limitan esa posibilidad», lamentan.