Independentismo en Cataluña

ERC romperá con Sánchez si no convoca la mesa de negociación de forma inminente

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez
Joan Guirado

ERC dejará tirado a Pedro Sánchez antes del verano si no convoca la mesa de negociación con la Generalitat que le exige el referéndum separatista. Tal como avanzó OKDIARIO, el presidente no tiene prisa. La paciencia de los republicanos se está agotando, acuciados por sus socios de Junts per Catalunya y la CUP, tras incumplir el PSOE su compromiso de celebrar la segunda reunión el pasado mes de enero. El 14 de febrero se cumplió un año desde la celebración de las últimas elecciones en Cataluña y legalmente se podría disolver el Parlament y provocar un adelanto electoral. Junts hace semanas que lo valora y Pere Aragonés lo sabe. De ahí que necesite marcar músculo.

Las relaciones entre el PSOE y ERC no pasan por su mejor momento. De hecho, desde el cambio de Adriana Lastra por Héctor Gómez al frente del grupo parlamentario la relación es poco fluida. Muestra de ello, y del pulso para lograr sus objetivos, la renuncia de Aragonés a acudir finalmente a la Conferencia de Presidentes de La Palma pese a que había confirmado su asistencia. El distanciamiento que provocó el pacto de los socialistas con Ciudadanos para sacar adelante la reforma laboral, puede convertirse ahora en una ruptura total si Sánchez sigue empeñado en no reunir la mesa política con el Govern. Conviene recordar que fue el acuerdo que facilitó el voto favorable de ERC a la investidura del líder socialista.

El pasado mes de diciembre, mientras ERC reclamaba a Sánchez la convocatoria inminente de la mesa, OKDIARIO ya adelantó que entre los planes del presidente no estaba poner fecha y hora a esa reunión. La noticia cayó como un jarro de agua fría en el Palau de la Generalitat, que siempre han defendido el diálogo con el Gobierno en base a ese foro multilateral que desde un principio causó polémica en Cataluña y en el resto de España. La apuesta de los de Aragonés por la mesa es real, algo que ponen en cuestión por la parte socialista, y por eso saben que el éxito o el fracaso de la misma es crucial para sus intereses electorales.

Aunque ambas partes se fijaron finales de 2023 como plazo máximo para llegar a acuerdos tangibles, que por la parte separatista pasa por un nuevo referéndum y la amnistía, mientras que el Gobierno apuesta por una reforma estatutaria, lo cierto es que ERC necesita gestos que le permitan defender que el diálogo prosigue, que no está estancado y tiene resultados. Una necesidad muy alejada de la realidad actual. Según fuentes de Moncloa «se está hablando, pero no hay avances que justifiquen la convocatoria de una nueva reunión», explican. ERC cree que «es una cuestión de voluntad política» y que Sánchez no quiere sentarse de nuevo en la mesa por miedo a las urnas.

La mesa rompe el Govern

Más allá de la discusión que tiene ERC con el PSOE por cuándo se debe celebrar la próxima reunión de la mesa de negociación del referéndum separatista, según los independentistas ya fuera de plazo, lo cierto es que este foro ya ha causado los primeros estragos dentro del mismo Govern. Junts, que quedó al margen del acuerdo entre socialistas y republicanos para poner en marcha esta vía de diálogo, ha intentado boicotear siempre el espacio al considerarlo «propagandístico y sin utilidad». De hecho la presidenta del Parlament, Laura Borràs, y el ex president Quim Torra han pedido a los suyos que no acudieran.

Pero aunque no cree que de la mesa de negociación puedan salir soluciones, Junts es consciente de que renunciar a estar presentes es dar ventaja a ERC ante un futurible acuerdo. De ahí que la dirección desoyera a Borràs y Torra y pusiera sobre la mesa una propuesta de delegación para acudir a la última reunión, el pasado mes de diciembre. JxCAT quería que los indultados Jordi Sánchez y Jordi Turull, la diputada en el Congreso Miriam Nogueras y el vicepresident Jordi Puigneró representasen a su partido. ERC se negó, ya que alegó que rompían el consenso de que todos los representantes fuesen miembros del Govern, y Aragonés optó por vetarles de la mesa ante su negativa a cambiar la composición de su representación.

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