ERC se comprometió a apoyar los presupuestos de Sánchez pero el sector duro de Marta Rovira se opone
Pedro Sánchez pactó con ERC no sólo el respaldo a la investidura. También incluyó el compromiso -eso sí, no firmado- de permitir la aprobación de los primeros Presupuestos Generales del Estado, precisamente, para dar estabilidad y tiempo a la legislatura y poder ver realizadas las cesiones separatistas firmadas por el presidente. Pero el nivel de presión interna en ERC va en aumento.
El sector más duro -donde gana peso Marta Rovira- ha exigido ya que se use esta cita legislativa para apretar las tuercas a Pedro Sánchez. Para que, una vez pasada la investidura, tenga claro el presidente que, si quiere gobernar tranquilo, no valdrá con promesas retóricas, sino que tendrá que fijar plazos y compromisos concretos para que los presos o prófugos por el 1-O o por delitos relacionados con el separatismo y el golpismo vean su salida de las cárceles o el fin de sus procesos judiciales. Y para que el referéndum separatista avance y se confirme.
La legislatura no será tranquila para Sánchez. Ni el sector oficial de ERC, ni de EH Bildu, ni del PNV van a dejar de recordar -y demostrar- al presidente, como le dijeron en sede parlamentaria los proetarras, que depende de ellos para seguir en La Moncloa. Pero hay uno de estos sectores que ya ha tomado la delantera en esta tarea: en la de chantajear a Sánchez para sacar más cesiones al separatismo en cada tramitación parlamentaria.
Ese sector es uno de los más duros dentro de ERC. Y en él tiene un peso claro la prófuga Marta Rovira, que ya ha dejado claro que el respaldo a Sánchez debe ser a cambio de cesiones concretas. Y no efímeras. Y esos puntos concretos apuntan a dos materias: lo que ellos llaman “desjudicializar” el “conflicto” en Cataluña, y permitir el referéndum separatista.
Ese “desjudicializar” el “conflicto” hace alusión a que los condenados y los que lo pueden estar en el momento en el que queden bajo el radio de acción de la Justicia española, queden libres de condenas o, cuando menos, fuera de las prisiones.
Presupuestos clave
Estos primeros Presupuestos son clave para Sánchez. No puede continuar con unas cuentas del Estado heredadas de Cristóbal Montoro y necesita demostrar que su Gobierno es capaz, efectivamente, de gobernar. Por la imagen y porque las exigencias de Podemos al Gobierno Sánchez encierran un fuerte componente de gasto público que necesita respaldo en los Presupuestos.
Por ello, Sánchez quiere sacar adelante sus cuentas del Estado.
El presidente quiere, de hecho, llevar a Consejo de Ministros esos Presupuestos en marzo. Ya cuenta con el respaldo original de Podemos al texto -son los mismos que ya se intentaron tramitar y cuyo parón desembocó en la convocatoria de elecciones-. Pero necesita igualmente el apoyo de los de Oriol Junqueras.
La tarea de negociación de esas cuentas será complicada, porque incluso el actual pacto presupuestario con Podemos se apoya en unas medidas económicas que hicieron saltar ya las alarmas en Bruselas. Especialmente porque desde las filas de Pablo Iglesias siguen desafiando los pactos constitucionales que respaldan el poder europeo para exigir rigor en el control del déficit.
Pero en el PSOE saben que esos Presupuestos, al menos, pueden ser limados y negociados en la UE. Y saben igualmente que, sin embargo, si se dispara una subasta interna entre sus socios en la que compitan todos esos partidos para demostrar ante los votantes quién es capaz de pedir más gasto supuestamente social, el descontrol puede ser de tal magnitud que Bruselas ponga la proa a Sánchez nada más empezar la legislatura.
Por eso Sánchez pide ahora que se acepte su tutela en esos Presupuestos. Y lo hace con un argumento: que si la pelea comienza a los quince minutos de la investidura, la legislatura será corta y ninguno obtendrá su objetivo. El primero, ERC.