El PP ha perdido 50 escaños desde que estalló la guerra civil entre Casado y Ayuso
La pugna entre Génova y Sol deja malherido al Partido Popular y lo golpea en su flanco más sensible, el voto. El recorrido electoral del PP en los últimos meses demuestra el tremendo impacto que la guerra abierta entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso tiene entre el electorado. Desde que esa batalla soterrada estalló en público las expectativas electorales del partido han ido en retroceso. En sólo seis meses, el PP ha perdido 50 diputados, comparando con la encuesta de OKDIARIO del pasado agosto.
La cronología de esta crisis es también la de una caída electoral que lastra las aspiraciones del PP de llegar a La Moncloa. Durante meses, el partido se vio impulsado por el ciclón electoral desencadenado por Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid, disparando sus aspiraciones de gobernar. En agosto, los populares encaraban, con 133 escaños, un horizonte inmejorable, según la encuesta de Data10 para OKDIARIO. Con el apoyo de Vox, Casado sería presidente del Gobierno. El centroderecha vivía momentos de gloria y Sánchez sus momentos más críticos, víctima del manejo de la crisis económica y social y de su propia ambición para mantenerse en el poder, gracias a separatistas y proetarras.
A finales de ese mes, la presidenta madrileña anunciaba su intención de liderar el partido en Madrid e instaba a Casado a convocar ya el congreso regional. El presidente del PP respondía unos días después metiendo en la carrera al alcalde José Luis Martínez-Almeida. Se desataba entonces una pugna irreversible entre Génova y la Puerta del Sol por el poder del PP madrileño.
Desde entonces, el partido no ha dejado de caer en los sondeos. Primero, de forma tímida y ahora, en plena guerra civil, con una debacle que impide al centroderecha desalojar a Sánchez del poder. La última encuesta de OKDIARIO sitúa al PP en los 83 escaños. Los populares sufren un golpe doble: son incapaces de sumar una mayoría con Vox y se ven sorpassados por los de Abascal.
Espadas en alto
La pugna entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso es, sin duda, el asunto que más ha impactado entre los votantes. En estos meses, ambas partes han mantenido intactas sus diferencias, tanto por la fecha del congreso como por las aspiraciones de Ayuso de controlar el aparato regional. En público, se han acusado abiertamente de ataques y filtraciones y han mantenido las espadas en todo lo alto. Las aparentes treguas públicas, con imágenes de distensión entre el presidente del PP y la dirigente madrileña, eran sólo eso, aparentes.
Los intentos por figurar normalidad escondían en realidad una guerra fratricida que ha estallado esta semana en un cruce de acusaciones de corrupción y espionaje: desde Génova se acusó a Ayuso de un presunto trato de favor a su hermano en un contrato público para el suministro de mascarillas, desde Sol se acusó a Génova de urdir una trama de espionaje para destruirla políticamente. El impacto es incuestionable: en el último mes, el partido ha perdido 36 diputados, si comparamos la encuesta de enero y la de febrero.
Lo peor para el PP es que el desenlace de esa batalla es completamente incierto. Las últimas horas han sido frenéticas. El viernes, Casado convocó a Ayuso a una reunión en la sede nacional del partido que, según fuentes del Gobierno madrileño, resultó «infructuosa». Este sábado, ambos bandos cruzaron sus versiones. Según Ayuso, Casado le pidió que «dijera en un comunicado que no había sido investigada por el PP» y, a cambio,»le levantaba el expediente», a lo que se negó. Desde la dirección nacional aseguran que su intención es cerrar el expediente, una vez se incorporen las pruebas aportadas por la presidenta regional.
Hoy por hoy, las espadas siguen en alto. Los barones y otros cuadros del partido piden la salida inmediata del secretario general del PP, Teodoro García Egea, por la crisis que ha arrastrado al PP a uno de sus momentos más dramáticos. Egea, como ha publicado OKDIARIO, ha ofrecido su renuncia a Casado. A la historia le quedan aún muchos capítulos.