Los periodistas Eduardo Inda y Esteban Urreiztieta destaparon en 2012 la corrupción del clan Pujol
Corrían los últimos meses de 2012 cuando Eduardo Inda y Esteban Urreiztieta se veían solos entre un océano de silencio mediático al publicar portada tras portada de los tejemanejes que durante décadas enriquecieron al clan de los Pujol. El ex presidente de la Generalitat de Cataluña, su esposa, Marta Ferrusola, y todos sus hijos están hoy en día imputados por innumerables delitos, su fortuna se calcula en 100 de millones de euros y quien fuera el padre del catalanismo está hoy señalado y abandonado hasta por sus propios herederos políticos.
Este jueves el juez de la Audiencia Nacional José de la Mata ha finalizado la instrucción del complejo caso Pujol y ha decidido juzgar a todos los miembros del clan por formar una organización criminal que acumuló un patrimonio desmedido directamente relacionado con «percepciones económicas derivadas de actividades corruptas».
El 16 de noviembre de 2012, el diario El Mundo abría su edición a cinco columnas con una revelación que no hoy se tiene mucho más sentido que hace cuatro años y medio: «La Policía vincula cuentas en Suiza de Pujol y Mas con la corrupción de CiU».
Los sucesivos casos que se han empezado ya a juzgar, como el ‘caso Palau’, u otros que continúan en investigación han demostrado que la afirmación de Pasqual Maragall en sede parlamentaria en el año 2005 —»ustedes tienen un problema que se llama 3%»— se ha quedado incluso corta. La trama de financiación ilegal de la antigua Convergència y de su hermana Unió Democrática de Catalunya han acabado con este último partido desaparecido y con el primero refundado bajo el nombre de PDeCAT y renegando de sus orígenes.
Hoy, Artur Mas está inhabilitado tras envolverse en la bandera estelada independentista como última opción de huida hacia delante ante la oleada de casos que se le venía encima a él y a su partido, cuyas sedes están embargadas para poder hacer frente a las indemnizaciones y multas que le puedan corresponder por los juicios que siguen pendientes.
No sólo eso, Mas ya no quiere que se le relacione con su padre político, Jordi Pujol, pues por ejemplo, sólo al día siguiente de la revelación anterior, Inda y Urreiyztieta firmaron otra gran portada: «Los Pujol tienen 137 millones en Ginebra, según la Policía». Un informe de la Unidad de Delitos Económicos y Financieros (UDEF) de la Policía afirmaba la detección de «una fundación de la que penden a modo de racimo 8 sociedades» que operaban a través del banco privado Lombard Odier. El capital disponible de estas compañías instrumentales era de «165 millones de francos suizos» y «sus beneficiarios son el matrimonio Pujol-Ferrusola y os hijos Jordi y Oriol».
Otra revelación sorprendente, que causó un enorme revuelo no sólo en Cataluña, fue el titular del 18 de diciembre de 2012: «Jordi Pujol Ferrusola llevaba bolsas con billetes de 500 euros a Andorra». Esta revelación, se supo tiempo después, fue realizada por la que en esa época era pareja de Jordi Jr. María Victoria Álvarez que aseguró que en uno de los viajes al Principado descubrió una de las piezas del equipaje que estaba llena de billetes. Cuando Victoria Álvarez se negó a seguir sirviendo de tapadera del desfalco de los Pujol, Jordi Jr. la golpeó y ésta le denunció ante los Mossos.
Ese mismo mes, el 27 de diciembre de 2012, la primera página de El Mundo explicaba que «Oleguer Pujol acumula cientos de millones con sólo 40 años» y en julio de 2014, la portada reproducía otra exclusiva reveladora: «Jordi Pujol hijo movió en paraísos fiscales 55 millones».
Oriol Pujol, condenado
Una de las primeras consecuencias penales derivadas de las investigaciones de Inda y Urreiztieta fue la condena a Oriol Pujol, ex diputado de CiU en el Parlament. El miembro del clan Pujol fue condenado a dos años y medio de prisión por el caso ITV por delitos de tráfico de influencias, delito continuado de cohecho y falsedad en documento mercantil.
El Tribunal del Jurado de la Audiencia de Barcelona condenó a Pujol a una pena de dos años y medio de cárcel por cobrar comisiones y usar su influencia política para favorecer a empresarios en el caso del amaño del concurso para obtener estaciones de ITV.
Pujol, que pasó sólo 10 minutos en el banquillo de los acusados y evitó un juicio con jurado popular con un pacto con la Fiscalía, concretamente fue condenado a cinco meses de cárcel por tráfico de influencias, una multa 55.000 euros e inhabilitación para ejercer de cargo público en la administración local, provincial, autonómica y estatal por dos años.
Asimismo, la Audiencia condenó al hijo del expresidente catalán Jordi Pujol a ocho meses de prisión por un delito continuado de cohecho y suspensión de empleo y cargo público por un año, y por un delito continuado de falsedad en documento mercantil la pena de un año y cinco meses de cárcel y 21.000 euros de multa.
A raíz de esta condena firme, la Fiscalía pidió el ingreso en prisión del ex secretario general de CiU mientras que su abogado, Xavier Melero, pidió suspender la pena y sustituirla por trabajos en beneficio de la comunidad, lo que la Audiencia descartó al considerar que había cometido hechos «muy graves».