La CUP negocia una candidatura de consenso para renovar el partido en julio

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El ex presidente del grupo parlamentario de la CUP, Antonio Baños (d), junto a los diputados de la formación anticapitalista en el Parlament, Benet Salellas y Anna Gabriel (Foto: Efe)

Los dos grandes sectores que componen la CUP han hecho saltar por los aires al partido pidiendo democracia interna y la participación de los militantes en un proceso abierto para renovar la cúpula. Tal y como informan fuentes del partido a OKDIARIO, estos últimos días ha habido reuniones «a puerta cerrada» de los máximos responsables donde negocian una candidatura de consenso que agrupe a todas las facciones del partido para que pueda ser la ganadora de cara a su renovación en el mes de julio.

De momento, han consensuado que el voto pueda ser telemático por primera vez en una votación de la formación y esperan que esta candidatura consiga en torno a un 60% de respaldo de la militancia. Aunque, todavía no se ha aprobado ninguna persona en concreto que conforme dicho equipo.

Se trata de agrupar el máximo de voces a favor de esta gran candidatura para salvar a la formación tras las amenazas de una de las dos organizaciones que conforman la formación, Pobre Lliure. Este sector amenazó recientemente con abandonar el partido intentando provocar su disolución. Sin embargo, sus máximos responsables negocian en estos momentos la creación de esta candidatura unitaria que iría acompañada de cambiar el método de elección a la hora de elegir a los representantes.

Estos dirigentes han puesto sobre la mesa como ejemplo la última asamblea nacional de la CUP que se celebró en Esparraguera (Barcelona). Fue en este ‘cónclave’ donde la formación decidió cambiar su método de elección de los 15 miembros del secretariado. Establecieron candidaturas colectivas formadas por 11 militantes y cinco que actúan de suplentes. Por otro lado, añadieron que se pudieran presentar hasta cuatro listas individuales.

Tensiones con Junts pel Sí

En un comunicado, Poble Lliure constata que la CUP se ha visto sometida desde las elecciones catalanas del 27 de septiembre a «unos niveles de tensión política, organizativa y mediática para los que no estaba suficientemente preparada», en alusión al pulso con Junts pel Sí por la investidura de Artur Mas y por los Presupuestos.

En opinión de la organización, una de las voces más proclives a aceptar la investidura de Mas y la tramitación de los Presupuestos para no poner en peligro el proceso soberanista, «como no se han encarado estas contradicciones» internas, «en algunas decisiones se ha actuado contra los fundamentos históricos del independentismo». Según Poble Lliure, para «superar las carencias manifiestas», hay que «ampliar y mejorar la democracia participativa interna de la organización, dando también voz a todas las personas simpatizantes y votantes que quieran acompañarnos».

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