Entrevista al ex ministro del Interior

Corcuera: «¿Cómo puede el PSOE pedir diálogo con un líder que trata de dar un golpe de Estado?»

Corcuera: «¿Cómo puede el PSOE pedir diálogo con un líder que trata de dar un golpe de Estado?»

José Luis Corcuera es un socialista sin carné. Procedente del sindicalismo y tras más de 4 décadas militando en el PSOE, pidió la baja en el partido una vez consumada la victoria de Pedro Sánchez en las primarias a la Secretaría General. Como los viejos rockeros, las voces del felipismo vuelven a la carga una y otra vez. En estos días en los que el España escribe un capítulo destacado de su historia, el socialismo obrero español exhibe su activismo político para disgusto de la actual dirección. Pero Corcuera es algo más. Ocupó la cartera de Interior durante más de cinco años y es una voz autorizada para juzgar la intervención de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado el pasado 1-O en el referéndum convocado por el independentismo. Bajo la amenaza de la ruptura territorial, José Luis Corcuera habla con la rotundidad que le permite su jubilación política.

P.- ¿Qué le parece cuando, desde su partido, les llaman a ustedes dinosaurios, vieja guardia, etc?

R.- Que un poquito de razón tienen porque tengo 72 años. He militado 42 años en el Partido Socialista Obrero Español, por cierto, partido al que, en este momento, no pertenezco porque pedí la baja a mi secretario general de Portugalete al día siguiente de que el actual secretario general fuese elegido. Me alegra haber vivido militando en este partido toda la transición política y los últimos años del franquismo, llevo en estas cosas de la representación de mis compañeros de trabajo desde el año 65. En fin, son muchos los años de los que yo puedo hablar y de los que otros pueden hablar de mí, unos lo harán bien y otros mal. No soy de los que me miro el ombligo, creo, aunque el ego siempre anda por ahí paseándose. Pero, como dijo una vez el Papa, “solo se suicidan desde lo alto del ego los argentinos”. Yo no soy argentino.

P.- Este jueves un grupo de sus ex compañeros remitieron una carta al secretario general del PSOE para mostrar su disconformidad con la actuación del partido en la crisis de Cataluña. Usted ya no milita en el partido, ¿conocía esa iniciativa?

R.- La he leído porque, supongo, que estará hecha con urgencia ya que a lo que se remite la carta es algo que ha sucedido recientemente. Esa carta son las cosas que me reconcilian con mis años de militancia en este partido, estas son las cosas que hacían los socialistas de antes y que reclaman que hagan los socialistas de ahora. Esas cosas, como la intervención de Felipe González o la de Alfonso Guerra, me reconcilian con mi pasado político.

P.- En el PSOE lo que piensan es que las cosas han cambiado mucho, la opinión pública ha variado, y que lo que fue bueno para el partido ahora ya no lo es tanto, que hay nuevos códigos.

R.- Es posible que la socialdemocracia se tenga que recomponer, eso me parecería lo más lógico. Pero respecto de aquellos tiempos, y lo digo sin añoranza, han cambiado algunas cosas más. Antes los que accedían a cargos de representación en mi partido habían trabajado muchos años en sus empresas, habían cotizado a la seguridad social, etc. Hoy desgraciadamente hay muchos de ellos que jamás han pegado un palo al agua y, por tanto, su experiencia en el mundo laboral o en el mundo al que tratan de defender es escasa. Han cambiado muchas cosas, y no entro a enjuiciarlas, pero lo que sí digo es que éste no es el caso que nos ocupa. En este momento el desafío que se está produciendo en España no se había producido durante toda la democracia.

P.- ¿Y el 23-F?

R.- No, esto puede ser más grave porque es un golpe de Estado, como lo fue aquel, pero ahora son más. Y, además, han tenido muchos años para engañar, aleccionar, falsear la historia, falsear la realidad de una Cataluña que ha creído las barbaridades que decían (desde “España nos roba”, hasta “vamos a quedarnos en Europa”). Han estado prometiendo, como lo hacen siempre todos los independentistas del mundo, la Arcadia feliz. Naturalmente eso conduce al fracaso más estrepitoso y divide a la sociedad catalana. Estoy seguro de que esto no dividirá a la sociedad española porque el pueblo español defenderá la Constitución de una forma implacable.

P.- Pues da la sensación de que algunos partidos están haciendo cálculos electorales.

R.- Absolutamente. En este momento no es posible hacer política en base a cálculos electorales, los que lo hagan se equivocan y los ciudadanos se lo harán pagar. Todos estos revolucionarios de pacotilla, como la CUP o Podemos, si no son tajantes en la defensa de la legalidad y en la defensa de la unidad de España, lo pagarán y muy caro en las urnas. Y todo aquel que no sea estricto, rigurosamente estricto, con la exigencia de volver a la legalidad democrática, de volver al respeto a la Constitución, a las leyes y, por tanto, a las sentencias de los tribunales, todos aquellos que no sean categóricos en la exigencia de esas medidas lo pagarán en las urnas sin ninguna duda. Éste es un pueblo que se levantó en la Guerra de la Independencia y no había intelectuales de pacotilla. Ahora hay muchos intelectuales de pacotilla, mucho mercachifle con cataplasmas que sirven para arreglar los constipados, pero no sirven para arreglar las neumonías. A todos estos, a mi juicio, estúpidos que nos dicen que hay que ser cuidadosos a la hora de analizar a los nacionalistas no vaya a ser que hagamos más nacionalistas, yo les digo “oiga, tendremos que decir la verdad”. A los nacionalistas tenemos que decirles que llevan a la ruina a quienes pretenden representar y, si se ofende, que se ofendan.

P.- En ese contexto, ¿cómo está usted viendo lo que están haciendo el PSOE?

R.- Ya le he dicho que la carta publicada me reconcilia con mi pasado en ese partido, estoy plenamente de acuerdo con ella. Si analizamos lo que hay en el PSOE en este momento: hay un apagafuegos que hace lo que puede, que es Ábalos; a la vicesecretaria general del partido no la conozco, no sé lo que piensa, sólo la oí decir un día que en Bolivia había una nación de naciones; el portavoz del partido no aparece, no hay portavoz; y, sobre la portavoz en el grupo parlamentario socialista, Margarita Robles, ya dice la carta lo que piensan esos militantes de este personaje. Sánchez dijo un día “hay que restablecer el diálogo inmediato con Puigdemont”, ¿cómo es posible que el secretario general del PSOE reclame diálogo con un líder político de una comunidad autónoma que está en rebeldía, que está intentando dar un golpe de Estado? Eso parece que ha cambiado, a Ábalos le escuché ayer decir otras cosas, cosas que me gustan más.

P. – ¿Y el secretario general?

R.- No soy objetivo para analizar a mi secretario general, aunque algunas veces se me escapa. No soy objetivo. Estoy seguro de que mis definiciones rondarían… no diría el insulto, pero sí el mal gusto.

P.- Vamos por partes, ¿qué opina de la decisión del PSOE de pedir la reprobación de la vicepresidenta del Gobierno? Usted ha sido ministro del Interior y esa reprobación parte de las actuaciones que tuvieron lugar durante el 1-O.

R.- Una barbaridad, absolutamente inconveniente. Como espectador al que le gustan los debates políticos, me gustaría que se produjera porque la zurra que le iba a dar la vicepresidenta a la portavoz Robles iba a ser épica y le aseguró que me encantaría verlo porque iba a disfrutar como un enano. No obstante, es inconveniente que se hagan cosas de estas porque es un momento para España de sumar, de estar al lado del Gobierno en las decisiones que tiene que tomar. Soy de los que piensa que el Gobierno tiene más información que todos nosotros juntos, tiene los matices y tiene la información de la que nosotros carecemos. Y todos estos politólogos que hacen esas elucubraciones terribles… Fíjese que ayer estaba viendo la entrevista de Ferreras a Junqueras e iba todo plácidamente. Estaba haciendo una entrevista a un pretendido golpista y de repente dije: “Ahí va, si le ha preguntado por qué está dando un golpe de Estado”. Resulta que no, que lo he soñado. El periodista que pregunta tiene la obligación de defender la Constitución.

P.- Bueno, tiene la obligación de preguntar.

R.- E incluso, si quiere cambiar la Constitución que es un derecho absolutamente loable, mientras no se cambie, tiene que defender la Constitución, las leyes y las sentencias de los tribunales. Por tanto, quien incumple todas esas cosas no puede salir indemne de una entrevista.

P.- Los periodistas preguntamos, lo demás lo tienen que hacer ustedes, los políticos. Hay veces que nos toca preguntar a gente, porque la actualidad obliga, que efectivamente se ha colocado muy al margen de la ley. Eso forma parte del juego de nuestra profesión que en ocasiones es muy desagradable… Pero, vamos al tema. A usted, como ministro que ha sido del Interior, ¿qué le pareció las actuaciones de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad durante el 1-O?

R.- Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad gozan en España de más prestigio que casi todos los colectivos sociales. Usted hace una encuesta y, tanto Policía como Guardia Civil, salen con mejor nota que el colectivo al que, en este momento, usted representa. La Guardia Civil y la Policía Nacional hicieron una actuación en la peor situación que se puede suponer. Los mandos de los Mossos traicionaron, no solo a sus compañeros como Cuerpo de Seguridad que son, sino las instrucciones que recibieron de los jueces. Por tanto, en la situación en la que actuaron, lo que ocurrió es casi milagroso. Si como dicen los nacionalistas fueron a votar más de dos millones de personas (cosa que no es, seguro, cierta), que haya habido dos o tres hospitalizados no parece que haya sido tan terrible. Hay imágenes enternecedoras como la de un valiente independentista con una niña sobre los hombros y cómo el guardia civil tiene que bajarla… Por tanto, la actuación fue correcta. Cuando la gente va a incumplir una orden de los jueces y se saltan a la torera la legalidad no pensarán que le van a dar peladillas. Por ejemplo, cuando se debate si Piqué es independentista, a mí eso no me preocupa. Lo que sí me preocupa es que alardee de asistir a una habitación que estaba prohibida como si fuera un derecho natural, divino. Eso es lo que me preocupa.

 

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