CAUSA DEL TSUNAMI

El cerebro de Tsunami preparaba una fuerza «paramilitar» con documentos del Estado Mayor del Ejército

Al cabecilla de Tsunami se le incautó un documento del Estado Mayor sobre doctrina y tácticas militares

Tsunami

La causa de Tsunami es una de las que caerá cuando salga adelante la Ley de Amnistía diseñada por el Gobierno de Pedro Sánchez para asegurarse el voto de los separatistas a su investidura. Pero en las miles de páginas de informes y pesquisas incorporadas a la investigación figuran hechos tan graves como la intención de uno de los principales cerebros de Tsunami, el empresario Josep Campmajó, de formar un «ejército» -además de sus infiltrados en Mossos- para defender la pretendida república catalana independiente.

De hecho, Campmajó presumía de tener ya a su disposición un equipo de «hombres con habilidades extraordinarias» y «preparación paramilitar» capaces de movilizarse de forma urgente en dos horas. Y para ello manejaba, además, un documento técnico del Estado Mayor de la Defensa sobre doctrina militar de combate. Es decir, un documento oficial del Ejército español.

El relato sobre el que el separatismo pide la amnistía para el Tsunami, acusados de actividades terroristas, se sustenta en la idea de que el grupo nació y ejerció como una plataforma cívica y pacífica para protestar contra la sentencia condenatoria a los líderes del procés. Ahí enmarca la defensa de los imputados de Tsunami sus acciones en el aeropuerto de El Prat, por ejemplo.

Sin embargo, en las miles de horas de conversaciones y chats que mantuvo el «estado mayor» de Tsunami, como definía Campmajó a los mandamases de esta trama con profundos vínculos con ERC y Junts, se revelan planes que no encajan con esa idea de la plataforma cívica. De hecho, recuerdan al proceso de formación de las guerrillas paramilitares que brotaron en los Balcanes a finales de los años 80 y principios de los 90.

«Si queremos ser un estado serio, necesitamos un ejército y un servicio bien parido de inteligencia». Esa es la declaración de intenciones de Marta Sempere, una de las colaboradoras más cercanas a Campmajó y con significativas atribuciones en la organización de Tsunami. La misma que, como desveló OKDIARIO, seguía los pasos a políticos de Vox y Ciudadanos, y ponía en conocimiento de otras personas sus rutinas privadas.

El cerebro de Tsunami respaldaba ese plan: «Lo comparto. Del todo. Me ha gustado la valentía y la manera sin ambages como lo has dicho. Hablamos un día. Con calma». Esos preparativos para un ejército, o al menos un embrionario cuerpo «paramilitar», ya estaban en marcha.

De hecho, el propio Campmajó tenía en su poder un documento oficial del Estado Mayor de la Defensa (Ministerio de Defensa) sobre terminología y tácticas militares, fechado en verano de 2018, los meses en los que comenzó a gestarse Tsunami.

Documento militar

Según ha podido constatar OKDIARIO en la documentación incorporada a la causa por la Unidad Central Especial nº 3 de la Jefatura de Información de la Guardia Civil, ese documento hallado en dispositivos informáticos de Campmajó lleva por título «PDC-00 Glosario de terminología de uso conjunto». Tiene sello y firma del jefe del Estado Mayor de la Defensa.

El documento que estaba en manos de Campmajó.

Ese documento, que ha podido consultar en su integridad OKDIARIO, explica «cada término, sigla o acrónimo de utilidad para la doctrina militar conjunta y el empleo operativo de las Fuerzas Armadas españolas». Sirve para mejorar el «planeamiento y ejecución de operaciones, y orientar el desarrollo y preparación de la Fuerza».

En él, por ejemplo, se describe qué es una «acción de combate», una «acción letal», una «acción de tácticas defensivas» o más de un centenar de términos más. Es, en definitiva, un diccionario técnico con conocimientos y definiciones esenciales para el funcionamiento y operatividad de una fuerza militar. La Guardia Civil destaca el profundo interés de Campmajó en estos temas y en la organización militar, que poco después pasaría a ser una realidad. O al menos, así lo confesaba él.

Paramilitares

En agosto de 2020, en plena pandemia y cuando las revueltas callejeras de Tsunami habían cesado ya, Campmajó le confiesa a un «agente» a su servicio que tiene a su disposición un equipo de hombres con «habilidades especiales» para sus «misiones».

Así figura textualmente en un informe de la Guardia Civil con extractos de conversaciones encriptadas, al que ha tenido acceso OKDIARIO: «No tengo mucho margen de error. El trabajo que se me ha encomendado está ligado a las últimas acciones posibles que puede hacer la República de 2017. Los que participamos nos hemos desligado de casi todo. Me he deshecho de todas las empresas. No tengo sueldo. Y trabajo en el bar, la parada y los stands destrangis cuando puedo. Viajo 10 veces más que antes. Los hombres escogidos para acompañarme lo han sido, mayoritariamente, por el Estado Mayor. Los que he propuesto yo tienen habilidades especiales. O fuerza física, o preparación paramilitar o expertos en comunicaciones. Y todos ellos tienen la posibilidad de dejarlo todo en caso de urgencia con menos de dos horas. La mayoría tenemos un pie en el extranjero».

Infiltrados

Por otra parte, OKDIARIO ha tenido acceso a documentos clave para la causa, incorporados a una pieza separada que se encuentra bajo secreto en el Juzgado de Instrucción Nº 6 de la Audiencia Nacional y en la que se investiga al supuesto cabecilla de Tsunami, el empresario Josep Campmajó. Él es el vínculo más directo entre esta organización y el ex presidente catalán Carles Puigdemont, también investigado en la causa.

En esos documentos se pone de manifiesto que Tsunami contó con abundante colaboración policial para sus acciones, gracias a una red de topos e informantes que tenía en diversas instancias de los Mossos d’Esquadra y de varias policías locales.

«¿Esta matrícula de coche es de la secreta?», le preguntaba Marta Sempere, una de las cabecillas de Tsunami, al cerebro Campmajó. «Puedo preguntar», le respondía. Cuatro minutos más tarde llegaba la confirmación: «Está a nombre de un particular», despejando así los temores de su colaboradora de que estuviese siendo seguida por agentes de información.

La clave era lo que ocurría entre el «puedo preguntar» y la confirmación. En esos apenas 4 minutos, Campmajó -según describe la investigación- movía sus hilos entre sus topos policiales y les pedía que accediesen a bases de datos internas para comprobar las matrículas. Los chats con los agentes que accedían a estos trabajos están dentro del sumario. Al menos hay tres agentes señalados por revelación de secretos. Dos son mossos: R.N.G y P.M.E. El tercero, J.M.R, es un cabo de la Policía Municipal de Gerona.

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