La carta de un guardia civil harto del Piolín: “Sacadnos de este suplicio”
Mil agentes de Guardia Civil y Policía Nacional siguen hacinados en el famoso barco Piolín. Mil agentes con una dieta insana, plagada de «pasta de lunes a lunes, mañana y noche, durante 40 días», «que cuando vas a pedir carne te dicen los mismos que sirven: «Pide lo otro que la carne no hay quien se la coma». Donde «la ensalada, con suerte la vemos una vez a la semana al medio día y los lácteos desde que llegamos el día 21 de septiembre no los hemos vistos por ningún lado». Con un plus neto en ingresos para 40 días de «572 euros». Rellenando los platos con una «sopa de lentejas que te puedes imaginar, caldo marrón con unas 50 ó 60 lentejas flotando, todo un manjar».
Y todo ello amenizado con la convivencia en unos «camarotes, sin ventilación, con lo que no puedes airear los mismos salvo que dejes la puerta abierta», «la ropa está en los pasillos colgada al igual que los zapatos, no hay ventanas en los camarotes ni espacio físico para dos personas». Porque los habitáculos «tienen una medida de 3.80 de fondo por 2 metros de ancho para gente que mide como mínimo 1.85. Tampoco hay armarios para guardar la ropa…».
Se trata de extractos de una de las cartas remitidas al exterior por un guardia civil, cansado ya de un «sacrifico» que hizo gustoso, pero que no puede entender que, a fecha de hoy, y con los Mossos, en teoría, totalmente controlados, se les siga manteniendo en estas condiciones en Cataluña.
A continuación se reproduce íntegramente la carta, a la que ha tenido acceso OKDIARO, y que refleja el hábitat en el que viven los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, aún a fecha de hoy, cuando los Mossos deberían estar haciendo ya la labor para la que cobran de todos los españoles.