Bruselas presionó para evitar un Gobierno de coalición de Sánchez e Iglesias

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno en funciones @Getty
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno en funciones @Getty
Carlos Cuesta

La negociación entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, secretario general de los socialistas y líder de Podemos, respectivamente, contó con un invitado especial: los mensajes al PSOE procedentes de Bruselas. Unas indicaciones que mostraban el temor europeo a un Gobierno de coalición entre ambas formaciones.

Concretamente, las voces, que procedían de la Comisión Europea (CE), alertaron de la gravedad de la desaceleración económica que vive Europa y España. Es por ello, que señalaron su disconformidad con el hecho de que entraran miembros de Podemos en del Ejecutivo nacional. Bruselas teme al populismo y, en especial, cuando se trata de colarse en el cuartel general de una potencia económica como es el caso de nuestro país al que se acerca una situación de clara desestabilización y decrecimiento.

Varios contactos informales procedentes de la CE fueron los que hicieron llegar un mensaje muy sencillo al Ejecutivo de Sánchez. Éstas voces señalaban a Sánchez que no es en absoluto recomendable dejar el mando del Gobierno o de carteras ministeriales importantes a determinados políticos capaces de desbordar el control financiero y la estabilidad económica de los Estados miembros.

El aviso hacía referencia a Iglesias y su equipo. Un mensaje, por otro lado, que hizo recordar en la mente de los interlocutores lo ocurrido con Grecia y las difíciles negociaciones que se tuvieron que realizar con el Gobierno de Alexis Tsipras para evitar un desastre económico mayor: el default del país heleno. Evidentemente la situación actual y de España no es la de aquella Grecia, sin embargo, Bruselas sabe que en estos momentos Alemania se acerca a una recesión, el ‘brexit’ amenaza con lanzar un segundo torpedo a la economía europea, y, además, existen economías como la italiana que poseen una posición de endeudamiento desbordado y prácticamente sin crecimiento.

Y todo ello, además, implica que si pinchan los países que aún mantienen ratios de actividad asumibles, será el conjunto de la Unión Europea (UE) el que lo pague. Y es, precisamente basado en este contexto, que Bruselas considera, y así lo trasladó a los equipos de Sánchez, que es una amenaza adicional la entrada de partidos populistas en los equipos de Gobierno de países como España.

El mensaje no fue, ni mucho menos, desoído. Es más, los asesores de Sánchez saben perfectamente que el control del déficit y de unos parámetros de ortodoxia económica son muy difíciles de cumplir si quienes manejan determinadas carteras ministeriales con fuertes partidas de gasto presupuestario asignadas son los hombres de Iglesias. Las reflexiones internas del equipo de analistas del PSOE no eran distintas de las advertencias que llegaban desde Bruselas.

Por ello, la oferta inicial de entregar carteras ministeriales e incluso una vicepresidencia social a Podemos no fue a más y, por eso, tampoco se ha reeditado esa oferta en la última fase de negociación de los apoyos a la investidura –finalmente fallida– de Sánchez.

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