Borrasca Filomena

Con bolsas encima de las botas y un bocadillo: así vivieron Filomena los funcionarios de las cárceles

Trabajadores de las cárceles afectadas por el temporal denuncian abandono y falta de medios durante la nevada.

Filomena cárceles
Funcionarios de prisiones, con bolsas encima de las botas.
Alfonso Egea
  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

“Los funcionarios de Instituciones Penitenciarias son también un servicio esencial”. El día siguiente al paso de la borrasca Filomena que durante 48 horas barrió el centro de la Península, el departamento del Ministerio del Interior encargado de gestionar las cárceles de nuestro país, la Secretaría General de instituciones Penitenciarias, recordaba a los periodistas que tuviéramos en cuenta esa categoría esencial de sus trabajadores y que lo recordáramos en nuestras noticias. De hecho, poco a poco se nos ha ido contando la vuelta a la normalidad de las cárceles tras la histórica nevada que ha sepultado literalmente los centros penitenciarios, sobre todo en Madrid. Afortunadamente al arrancar la semana el funcionamiento penitenciario se encuentra a un 40% de su ritmo habitual y subiendo.

Lo que no ha contado ni Interior ni su apéndice es lo que ha pasado dentro de esas cárceles desde el pasado viernes. La asociación de trabajadores penitenciarios Tu Abandono Me Puede Matar dio un anticipo al inicio del temporal: “Se conocía por las advertencias de la Agencia Estatal de Meteorología y de Protección Civil el volumen de precipitaciones de nieve en dichas zonas geográficas así como el nivel de Alerta Meteorológica, a esto se une el hecho de que muchos de los servicios básicos en los Centros Penitenciarios afectados hayan quedado inutilizados por motivo del temporal teniendo problemas con la calefacción central, suministro de agua sanitaria tanto caliente como fría, así como cortes intermitentes de luz que está provocando que se tenga que usar los grupos electrógenos de los centros y cuyo suministro de gasoil se está viendo mermado y que de no reponerse en breve puede generar un apagón permanente en algunos Centros Penitenciarios afectados”.

Aislados

Por muy esenciales que sean parece que Interior no previno que los siete establecimientos penitenciarios de Madrid podrían quedar aislados con todo lo que ello supone tanto para los trabajadores como para los internos, así como para los guardias civiles que vigilan el perímetro de las cárceles.

Pese a ser instalaciones consideradas de máxima seguridad, Interior no contempló que los relevos en los turnos de trabajo no iban a llegar a las cárceles, y no llegaron, así que los funcionarios que trabajaron el vienes tuvieron que ir empalmando y doblando turnos en algunos casos hasta llegar a las 70 horas de trabajo. Algunos de estos funcionarios trabajaron 14 horas el jueves, 24 horas más el viernes y 30 horas más durante el fin de semana. La incomunicación puede parecer inherente a un temporal de estas características. El problema es que los funcionarios han tenido que vivir durante 72 horas en unos centros de trabajo que no prevén su pernocta, así que, mientras se ocupaban de despejar los viales de una parte de la prisión a la otra, repartían medicación a otros módulos ataviados con bolsas de basura en las botas para no empaparlas. Y todo esto, compatibilizándolo con la labor propia de vigilancia de un funcionario de prisiones.

Las direcciones de estas cárceles les preparaban el menú a los ‘esenciales’: bocadillos de jamón york y queso y mandarina de postre. A preguntas de OKDIARIO sobre por qué los funcionarios no pueden comer lo mismo que los internos, la respuesta es demoledora: «La comida de los internos es de ellos y sólo podemos comer lo mismo si así lo considera la dirección del centro».

Improvisadas quitanieves

Una vez más la profesionalidad de los colectivos afectados ha superado y mucho a la previsión de la Administración. Los propios guardias civiles usaron sus vehículos todoterreno, con los que patrullan los perímetros carcelarios, para trasladar a algunos de los funcionarios que podían llegar a sus centros de trabajo. Los que seguían allí trabajando se las apañaban para seguir repartiendo lo necesario entre los internos. “Algo que no podíamos dejar de hacer era repartir la medicación y tampoco ha sido fácil. El personal sanitario tampoco ha podido llegar a algunos centros y nos hemos tenido que multiplicar para resolver episodios de síndromes de abstinencia y otras necesidades médicas”. También en las cárceles el ingenio ha resuelto los problemas causados por la imprevisión. OKDIARIO ha tenido acceso a una imagen tomada en la cárcel de Aranjuez, en la que los funcionarios han adaptado unos palés de madera al morro de un vehículo ligero para hacer de improvisada máquina quitanieves.

Con esta situación algo tan sencillo como llevar el desayuno de los presos desde el edificio en el que está la cocina hasta otros módulos separados en otros edificios ha requerido de la mayor pericia de funcionarios que en muchos casos han carecido del equipamiento necesario para hacerlo en condiciones. Sorprende que Fomento mande a casa de los controladores aéreos a vehículos militares para asegurar que lleguen a Barajas y que se restablezca el tráfico aéreo, medida más que justificada, mientras que los funcionarios que deben custodiar a los miles de presos que hay en Madrid vayan por dejando la ropa de trabajo sobre los radiadores de sus oficinas para empalmar hasta tres jornadas laborales consecutivas. Y eso que son esenciales.

Lo último en España

Últimas noticias