La asesora podemita a su hijo mientras le rescataba la Policía: “Tú padre es el diablo, coge la Biblia”

Podemos
María Sevilla, señalada con un círculo, junto a la diputada de Podemos Ione Belarra ante el Congreso.
Carlos Cuesta

María Sevilla, asesora en materia de infancia de Podemos, arrebató al padre la custodia de su hijo mayor gracias a una denuncia falsa por unos abusos sexuales que jamás existieron. Sevilla era, además, seguidora de la Iglesia Evangelista, según ha señalado el padre a OKDIARIO. Secuestró a su hijo para que su ex pareja no pudiera verlo pese a tener la obligación judicial de entregarlo al padre. Dejó sin escolarizar al niño dos años. Y cuando la Policía entró en el escondite donde retenía al menor y a una segunda hija de otra relación, ella no dejaba de repetir a su hijo: “Tu padre es el diablo. Llévate los cuadernos de culto y la Biblia”.

Parece el relato de una película de terror firmada por Stephen King. Pero es la realidad. La pesadilla que han tenido que vivir un niño y su padre a los que María Sevilla separó a la fuerza, secuestrando al chaval hasta que la Policía Judicial la ha localizado y liberado al menor. Un padre que ha perdido el contacto con su hijo durante nada menos que dos años.

Los agentes policiales detectaron el pasado viernes al niño en una casa medio destrozada en pleno campo en una pedanía de Tarancón. En las peores condiciones. Sin problemas de nutrición, pero con claros signos de pérdida de sociabilidad.

Los agentes dieron con él por informaciones que delataron que la madre se encontraba con su actual pareja en esa zona. El nuevo acompañante fue identificado, al igual que el coche que usaba. Y esa fue la clave para localizar la casa en ruinas donde la asesora de Podemos tenía encerrados a los dos críos.

La madre había tomado precauciones. El coche que usaba su pareja no estaba a nombre de ninguno de los dos, lo que dificultó el seguimiento e identificación. Pero la Policía no perdió la esperanza.

Hasta que una noche el hombre que acompañaba a Sevilla cometió un error. Tras un fuerte y continuado enclaustramiento dentro de la finca de 6.000 metros que rodeaba la casa destrozada, el acompañante de la asesora de Podemos se confió. Pensó que nadie le veía y decidió sacar a “tomar el aire” a los dos niños. La madre salió con ellos. Y en ese momento fue cuando pudieron ser plenamente identificados gracias a las cámaras de grabación nocturna de la Policía.

No era la primera vez que intentaban realizar esta operación. La actual pareja de Sevilla miraba fuera de la verja de la finca. Pero si sospechaba o veía a alguien no salía. Ni él ni nadie. Las cautelas llegaron hasta tal punto que, durante el periodo de vigilancia de la casa -de casi tres semanas-, los dos secuestradores decidieron tapar todos los huecos visibles de la valla con unas lonas negras. Para que nadie pudiese encontrar a los niños.

Durante varias noches, el cómplice de María Sevilla repitió la operación de vigía. Y cuando no atisbaban que hubiera ojos escrutándoles, los niños tan sólo salían de la casa a dar un pequeño paseo dentro de la finca a eso de las 21:00 horas. Cuando la noche ya no permitía identificar bien las siluetas.

El niño permaneció en total dos años sin escolarizar. La niña aún está por determinar el periodo de aislamiento que ha padecido.

Identificación positiva

Pero este pasado viernes, por fin, la Policía certificó la presencia de los niños en la casa. El acompañante de María Sevilla, además, había salido previamente a hacer la compra y se había gastado 120 euros en un supermercado. Demasiado para una sola persona en esa casa. La pista estaba clara y los permisos oficiales para realizar la entrada llegaron de inmediato.

Los agentes entraron. Nadie a la vista tras cruzar la valla. Avanzaron por las dependencias de la casa. Y llegaron a un cuarto de estudios, junto a otro que parecía destinado a los juegos de los menores. Los policías abrieron la puerta y un perro de raza pitbull se abalanzó sobre los agentes. La pericia de una de ellos hizo que una patada certera dejara KO al can de un solo golpe.

Y allí estaban los niños. Con la madre. Uno de los agentes no tardó en arropar al niño. Otro a la niña. Todo ello, mientras la madre no dejaba de afirmar al niño: “Tu padre es el diablo. Llévate los cuadernos de culto y la Biblia”.

Y todo en una escena dantesca, rodeados de una casa alquilada por los padres tres meses antes pese a estar casi en quiebra, de una finca repleta de escombros, y de una antigua piscina convertida ya en ruina y depósito de hojarasca.

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