Armengol gasta casi 700.000 € al año para que catalanes, vascos y gallegos sigan el pleno en español
La estimación de gasto puede llegar al millón, e incluso superarlo
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El Gobierno sanchista va a gastar como mínimo 700.000 euros en traductores y demás ajustes necesarios para que se hablen las lenguas cooficiales en el Congreso de los Diputados, exigencia de los nacionalistas a cambio de su apoyo en la investidura.
Esta cifra estimativa es el resultado de extrapolar los 280.000 euros de coste de lo que queda de año al período anual de sesiones del Congreso. La Cámara Baja tiene dos períodos de sesiones, el primero entre el 1 de septiembre y el 15 de diciembre y el segundo entre el 1 de febrero y el 30 de abril. Teniendo en cuenta los plenos ordinarios en ambos se puede calcular un coste de 700.000 euros para este servicio.
Ahora bien, esta estimación puede llegar al millón, e incluso superarlo, dado que no se tiene en cuenta cuánto se pagará finalmente para que el Congreso contrate a más traductores, para el acondicionamiento de las instalaciones y cabinas, y para los plenos extraordinarios que se convoquen. Por eso, es imposible, hoy por hoy, saber a cuánto ascenderá con exactitud el coste de la Babel del Congreso. Pero si tomamos como ejemplo el Senado, vemos que en el año 2021, la Cámara Alta gastó cerca de millón de euros en el servicio de traducción de catalán, gallego y vasco. Y este hemiciclo celebra menos plenos que el Congreso, por lo que es de suponer que costará más.
Pero no es lo único criticable de esta reforma del Reglamento del Congreso, ya que, además, el gasto de 280.000 euros en traductores y pinganillos este año sólo para que, finalmente, los diputados se escuchen entre ellos, como hasta ahora, en castellano. La lengua común entre todos los diputados se ha abierto paso por los nuevos auriculares durante el estreno del modelo plurilingüe implantado por la socialista Armengol para satisfacer las aspiraciones nacionalistas de los posibles socios de Sánchez en una hipotética investidura. Un esperpéntico escenario al que se ha enfrentado este martes el Congreso de los Diputados y que ha supuesto un primer ensayo para los plenos de investidura de Alberto Núñez Feijóo, convocados el 26 y 27 de septiembre y que se celebrarán bajo este nuevo formato de seguir usando el español, pero a través de los pinganillos.
Gracias a la traducción simultánea implantada, Gabriel Rufián, sentado en su escaño, ha escuchado por el pinganillo en castellano -que no en catalán- la intervención en euskera de la abertzale Mertxe Aizpurua. Los diputados de Bildu y PNV han seguido las intervenciones de los portavoces de ERC y Junts, Rufián y Rovira, también en castellano por sus cascos. Nada de catalán, nada de vasco. En sus oídos, sólo el castellano. Como hasta ahora. Lo mismo ha ocurrido cuando el diputado del BNG ha usado el gallego. Los traductores lo ofrecían en castellano para todo el Congreso. Los nacionalistas sólo han podido escuchar su lengua cuando los portavoces de sus diferentes grupos han tenido el uso de la palabra.
El colmo de lo ocurrido se ha visto resumido en la cartela que todos los diputados han encontrado en su escaño, junto al dispositivo de escucha. ‘Para la interpretación al castellano, seleccione el canal 1’. Sin más canales, sin más alternativas. Auriculares o pinganillos y un receptor para oír los plenos como durante los últimos 40 años: en castellano.
Así, todos los miembros electos del Congreso, nacionalistas e independentistas incluidos, han seguido el pleno en español. Igual que siempre pero con el imprescindible uso de auriculares y tras un gasto de casi 300.000 euros. Vox, por su parte, no ha llegado a estrenar los dispositivos de escucha. Los 33 diputados conservadores han abandonado sus escaños al inicio del pleno y, a modo de queja, han depositado sus auriculares en el del ausente Pedro Sánchez, que se encuentra en Nueva York.
Este surrealista escenario, en el que el castellano se ha impuesto en el pleno plurilingüe del Congreso, ha costado a todos los españoles más de 280.000 euros. Un gasto que sólo contempla la compra de auriculares y la única traducción al castellano. La partida presupuestada sería exponencialmente superior si, finalmente, la Cámara Baja hubiera ofrecido una traducción a cuatro: castellano-catalán, castellano-euskera, castellano-gallego y castellano-valenciano. Por el momento, sólo se ofrece en una única dirección. De las lenguas cooficiales de la tribuna al castellano común a todos los diputados.
En su necesidad por complacer los deseos nacionalistas de sus posibles socios de investidura, el PSOE, con el control del Congreso y con mayoría en la Mesa, ha impuesto la entrada del catalán, el euskera, el gallego, el valenciano, el aranés, el aragonés y el bable. Un esfuerzo en balde si se tiene en cuenta que, finalmente, el castellano seguirá vertebrando los debates del Congreso y el trabajo de los traductores. Todas las intervenciones se traducen, de manera simultánea, al idioma común y oficial. Independientemente de la lengua que maneje el oyente. Además, no sólo las cooficiales son traducidas de forma simultánea al castellano. Las no oficiales deben ser traducidas también a la lengua oficial por el propio orador, desde la tribuna de oradores y dentro de su tiempo de intervención.
Minorías
Los datos así lo avalan. Más del 72% de los españoles no manejan ni el catalán, ni el vasco, ni el gallego, ni el valenciano. Por ello, la inclusión de las lenguas cooficiales en el Congreso de los Diputados puede levantar más de una barrera idiomática. Actualmente, unos 9 millones de personas hablan catalán en España, el 16% de la población total. Así, el catalán es la lengua cooficial más mayoritaria en entrar al Congreso. El caso del euskera es mucho más minoritario. Unos 750.000 españoles hablan el vasco, el 1,5% de la población. La lengua más minoritaria que entrará en el Congreso será el aranés. Tan sólo lo usan unas 3.000 personas en España, el 0,006%. El bable, por su parte, cuenta con unos 150.000 hablantes, lo que representa el 0,31% de los españoles.
La semana pasada, la Mesa, con mayoría de PSOE y Sumar, dio luz verde al uso de todas estas lenguas durante el pleno de este martes, en el que el Congreso tramita la reforma del Reglamento necesaria para incluir el catalán, el euskera, el gallego y el valenciano, entre otras, en el día a día del parlamento español. De esta manera, el uso de las cooficiales ha llegado a la Cámara Baja antes de que el pleno haya dado su ‘sí’ a la medida. Un ejemplo más, señala la oposición, de la «urgencia» de Sánchez por complacer a, entre otros, Junts. El partido de Puigdemont tiene en sus manos la llave de la posible investidura de Pedro Sánchez.
El catalán, el euskera y el gallego han aterrizado en el Congreso el mismo día que Bruselas ha dado un sonoro portazo a implementarlas en el parlamento europeo. Pedro Sánchez solicitó por escrito la inclusión de estas tres lenguas en el parlamento comunitario a cambio de que Junts le diera la presidencia del Congreso a la socialista Armengol, así como la mayoría de la Mesa.