Alegre manda una carta para callar a los suyos y anuncia un Consejo Ciudadano para zanjar las disputas

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Luis Alegre y Pablo Iglesias. (Foto: Getty)

El ‘número uno’ de Podemos Madrid, Luis Alegre, ha mandado una carta a la militancia para pedir silencio y «unidad» dentro del partido tras la dimisión de nueve miembros de la cúpula madrileña. Alegre niega que haya «intereses oscuros» y admite su mea culpa diciendo que, posiblemente, «habrá cuestiones de mi propia gestión legítimamente criticables y seguramente mejorables». Fuentes críticas ponen énfasis en que se trata de «la única carta que recibimos de Alegre en tiempo. La cosa está mal», aseguran. La principal consigna del hombre de confianza de Pablo Iglesias es no salir en los medios y no «airear» que hay crisis en la federación madrileña, algo difícil de tapar cuando tan solo faltan cinco dimisiones para que la formación se vea obligada, por estatutos, a montar una gestora.

«Los medios de comunicación y las estructuras de poder están intentando desviar la atención de las necesarias negociaciones y debates sobre la conformación de un Gobierno de cambio a nivel estatal», asegura Alegre en la misiva. El responsable de Podemos Madrid sabe que no va a acallar las críticas del sector ‘Errejonista’ que ya pide su dimisión y, por ello, ha decidido mantener la convocatoria del Consejo Ciudadano que trate además todas las quejas y problemas de la federación para «mejorar y seguir unidos». «Sería una irresponsabilidad no tratar de solventar los problemas y errores que se me han indicando como secretario general», indica Alegre en su carta.

Según el sector crítico, «Alegre ha recibido órdenes claras de Pablo para que nos silencien», insisten. Este hecho se produce dos días después de la reunieron que mantuvieron Iglesias con su ‘número dos’ Íñigo Errejón para buscar una solución a esta crisis que afecta hasta en seis comunidades. Según las mismas fuentes, «fue un encuentro tenso del que tras mucho grito salieron abrazándose». Sin embargo, los nueve altos cargos que dimitieron esta semana reiteran que con su marcha respaldan la dimisión de Emilio Delgado, que dejó también la secretaría de organización criticando la «parálisis» de la formación provocada por Luis Alegre. En el fondo de la crisis, subyace la pelea interna entre dos familias, los ‘Errejonistas’ y los ‘Pablistas’, por el control del aparato madrileño y del resto de comunidades en crisis.

«Parece que algunos medios pretenden trazar una frontera ficticia entre ‘moderados’ y ‘radicales’ dentro de Podemos, como intento de encerrarnos a hablar de nosotros mismos y para tratar de crear un culebrón que no se corresponde con la realidad», señaló Errejón en rueda de prensa, ligeramente enfadado. El ‘número dos’ salió a acallar las constantes batallas internas e intentó desviar la atención echando toda la culpa de lo que pasa en su formación a los socialistas. Algo difícilmente de creer y que en el PSOE hizo mucha gracia.

«Todo ello ha sido debido al ataque que hemos vivido a que todo el aparato del PSOE y alrededores que está necesitado de algo con lo que tapar su reciente giro hacia el PP arrastrado por Rivera». «Parece que algo hemos hecho bien las últimas semanas si provocamos semejante ofensiva», tapó Errejón.

Iglesias y Errejón están condenados a entenderse, sobre todo, con unas negociaciones que no avanzan y unas elecciones a la vuelta de la esquina. El sector crítico ya es numeroso e incluso pidió la celebración de un Congreso Extraordinario a nivel estatal que acabe por romper todos los cauces hasta ahora establecidos con las confluencias, la hoja de ruta e incluso implicase un cambio de caras en la cúpula nacional. Un asunto tan importante que Pablo e Iñigo zanjaron con el ‘abrazo del oso’, posponen los problemas hasta más ver.

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